Desde París a Berlín y Málaga, las ciudades europeas intentan proteger a sus habitantes del calor extraordinario que golpea el continente y que algunos medios describen como "infernal".
Este viernes, un joven de 17 años murió en un hospital de Córdoba a causa de un golpe de calor que sufrió cuando estaba trabajando en el campo, según informó la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía en España.
Poco antes, un hombre de 93 años falleció en una calle céntrica en Valladolid "por un golpe de calor", según fuentes de la Policía municipal citadas por la agencia EFE. Y se informó de otras personas hospitalizadas.
En Alemania el calor es tan intenso que comenzó a derretir una carretera en el centro del país, lo que llevó a las autoridades a reducir los límites de velocidad.
La temperatura llegó el miércoles a 38,6 grados en la localidad alemana de Coschen, cerca de la frontera con Polonia.
Tres personas fallecieron en playas francesas cuando se zambulleron para intentar refrescarse. Aunque no se confirmó que las muertes se deban estrictamente a la ola de calor, las autoridades advirtieron sobre los peligros del "choque térmico", especialmente en el caso de personas mayores, que puede producirse cuando el cuerpo caliente entra al agua de una temperatura considerablemente menor.
Las autoridades francesas crearon "refugios frescos" e instalaron cientos de fuentes adicionales de agua en París, para impedir una repetición de la devastadora ola de calor de 2003 que causó al menos 15.000 muertes en el país.