Más allá de no comer carne
Dunia Bazán
Las penitencias en cuaresma engloban temas espirituales, de autorreflexión que cuesten más trabajo que levantar las claras de huevo a punto de turrón para capear los huauzontles; se trata de poner en práctica temas no resueltos contigo misma o sanar conflictos familiares o vecinales.
Sacrificios personales de la vida cotidiana, que en cierta medida te permitan enriquecer el alma y espíritu en estos tiempos modernos; cosas como: reducir el uso de dispositivos, dejar de beber cerveza, permanecer en silencio, meditar, levantarse más temprano y hacer caridad, pueden ser parte de la cuaresma; más allá no de comer carne, que en realidad no representa ’el gran sacrificio’.
De qué sirve que los miércoles o viernes te abstengas de comer carne para respetar cabalmente lo establecido por la Iglesia y ganarte el Reino de los Cielos, si sigues opinando de los cuerpos de las demás personas, malviendo a indigentes, teniendo pensamientos autodestructivos, pensando en venganza o hablando mal de otros para ganar simpatías.
Por más creyente que una persona aparente ser, ni el velo que te cubre la mollera en el templo o parroquia, ni el vestido recto con medias nude, ni los cursos que da el sacerdote, ni todas las misas dominicales, ni que te sepas todas las canciones que entonas desde la garganta, te harán mejor ser, si no alimentas tu alma y amas a los demás como te gustaría que te amen a ti también. Aprovechemos pues, este tiempo de guardar y busquemos nuestras propias maneras de hacer penitencia en esta Semana Santa.