AL CAPITÁN CODREANU
Cuando Europa regrese a sus raíces
vestida con antiguas cicatrices
como en el alba de su edad primera.
Y suba por los montes solitarios
una estirpe imperial de legionarios.
Su muerte, Capitán, será bandera.
Cuando el Tabor se crispe refulgente
anunciando el origen de Occidente
-la razón teologal de toda historia- .
0 se repita el gesto de Betania
al contemplar el cielo de Rumania.
Su vida, Capitán, será victoria.
Cuando arome el incienso y el laurel
la imagen del Arcángel San Miguel
alzada en cada altar y en cada mesa.
Habrá un canto de amor por los caídos
presentes en el rezo de los nidos.
Su nombre, Capitán, será promesa.
Cuando el honor conduzca a las naciones
hacia el rumbo que marcan sus pendones
estampados en Cruz por estandarte,
la ley del sacrificio y del trabajo
regirá inapelable como un tajo.
Su ejemplo, Capitán, será baluarte.
Cuando su sangre que brotó en martirio
fecunde de la raza un nuevo lirio
y la luz del dolor se haga visible.
Cuando doblen campanas en los templos
celebrando el valor de sus ejemplos.
La Legión, Capitán, será invencible.