Luego de desatar la incertidumbre en la sociedad acapulqueña, cuando la Secretaría de Turismo Federal difundiera un proyecto para crear un Centro de Convenciones moderno y demoler el existente en Acapulco, se le cuestionó la medida al reconocido arquitecto Manuel Delgado, quien dijo que el hecho representaría una barbarie para el puerto, debido a que la decisión debe ser consensuada por la opinión pública y por las asociaciones civiles expertas en desarrollo urbano.
Entrevistado en su oficina, Manuel Delgado, comentó: "Para realizar una obra de tal magnitud, la decisión no se puede tomar a la ligera sólo por las autoridades de los tres niveles de gobierno, sino que se deben dar a conocer los pormenores de la construcción, los beneficios que traerá, el monto de la inversión y explicar el porqué se tiene que demoler, en lugar de restaurar, con el fin de que los trabajos se lleven a cabo de forma legítima y evitar destruir el patrimonio de los porteños".
"Primero, los acapulqueños, independientemente si somos ingenieros o arquitectos, debemos conocer el por qué se derrumbará un edificio memorable para este destino de playa, ya que podemos palpar errores garrafales cometidos por las autoridades por saltarse a las asociaciones civiles, como lo ocurrido con la remodelación de La Diana Cazadora y el Zócalo de Acapulco, obras que sencillamente terminaron en repudio y reclamos, cuando se presumían interesantes y trascendentales para turistas y residentes", manifestó el arquitecto.
Manuel Delgado señaló que los ciudadanos no están en contra de los proyectos modernistas que tienen la intención de reactivar la economía del puerto, pero dijo que cuando se trata de tocar el patrimonio histórico, se debe informar detalladamente los objetivos y los beneficios de los mismos, con el fin de que se concluyan en tiempo y forma, y generen empleos y una derrama económica que transforme la calidad de vida de los lugareños.
Para finalizar, el constructor hizo un llamado a las autoridades de los tres niveles de gobierno, con el propósito de presentar el proyecto ante asociaciones como el Consejo Municipal Ciudadano, el Consejo de Desarrollo Urbano Municipal, organismos que mencionó, precisamente se crearon con la finalidad de consultar y analizar los proyectos en esta materia para el puerto, los cuales están conformados por ingenieros, arquitectos y pobladores que desean un futuro mejor para la localidad y que aportarían ideas importantes en el debate del nuevo Centro de Convenciones.
El proyecto del gobierno federal pretende demoler el Centro de Convenciones, para construir ahí un Centro de Convenciones con con capacidad para dos mil 500 personas; un recinto de exposiciones con capacidad para 12 mil personas; un auditorio para 758 personas, un estacionamiento de 443 plazas, un hotel de 132 habitaciones, y otro hotel boutique de 12 habitaciones, además de un pueblo comercial, lo que desató la polémica entre los acapulqueños.