Gandalla


Gandalla, adjudicada a un personaje con tendencia a imponer su supremacía –física o derivada de alguna autoridad- generalmente con mala intención.

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Gandalla
Periodismo
Octubre 24, 2016 21:35 hrs.
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Lilia Cisneros Luján › diarioalmomento.com

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Una Colorada (vale más que cien descoloridas) A 400 años de la muerte de un icono del lenguaje español[1] -que entre sus muchas singularidades tiene la de haber sido condenado por ’el Santo Oficio’ post mortem- hay dos vocablos maravillosos, traídos desde la antigüedad y con mucha vigencia sobre todo en México. Gandaya como descriptivo de quien prefiere vagabundear, sin responsabilidad de tiempo y gandalla, adjudicada a un personaje con tendencia a imponer su supremacía –física o derivada de alguna autoridad- generalmente con mala intención.
Se le llama así a funcionarios que tomando la ventaja de su puesto otorgan credenciales de ’asalariado’ a individuos cuya actividad ’informal’ es administrar el uso de los espacios públicos, mediante el cobro de una cuota ’voluntaria’, que de no ser entregada justificará que el susodicho ’administrador’ le dañe su automóvil o profiera en su contra amenazas e insultos. Igual se califica de gandallas a dueños de autos estacionados sobre banquetas, sitios balizados –por estar destinados para discapacitados o el ascenso y descenso de enfermos, alumnos etc.- rampas, accesos a establecimientos de constante flujo peatonal como cines, bancos, plazas comerciales, entre otros.
Cuando las conductas prepotentes de autoridad sobreabundan, es predecible que surjan movimientos para frenar lo que en términos de percepción cuando menos se considere violador de los derechos de todos y en todo caso injusto. Si ponemos a trabajar nuestra memoria podemos citar una larga lista de grupos que al amparo de algún partido o independiente de estos, se han organizado –como IAP, AC, SC- con el objetivo central de poner coto a los actos de abusadores o simplemente gandallas, casi todos bajo el aura de movimiento sociales.
Estas acciones colectivas no efímeras, tienen el común denominador de contar con una suerte de organización, dispuesta a recurrir a acciones extra institucionales en la búsqueda de los cambios que aspira impedir o promover. Generalmente tales fenómenos tienen su génesis en alguna crisis –social, laboral, económica, ideológica, religiosa- y pueden llegar al extremo de rupturas o al logro de sus metas[2].
Con el slogan ’la ciudad es de todos’, un miembro del panismo, dedicado a la producción de software, se ha autonombrado ’city manager’ y como primera meta tiene la de recoger de las calles ’bienes mostrencos’, que luego entrega a las autoridades delegaciones, exigiendo inventario y entrega de la boleta correspondiente.
El joven ex delegado y ex diputado panista –no sé si esto sea también un ’ex’ pues cuando se le señala o se le pregunta dice que es apartidista- tiene en su haber ’logros y fracasos’.
En términos generales cada vez que un elemento policíaco, no sabe qué hacer cuando se le solicita que remita al juez cívico a una persona, da toda una lección de cómo, cuándo y porque debe hacer dicha remisión; igual ocurre cuando alguna autoridad administrativa en la delegación no sabe cómo reaccionar frente a la entrega de los bienes ’mostrencos’ que por centenas se le ponen en sus explanadas.
Por su parte el público que puede ver –presencial o virtualmente- los argumentos de administradores de centros culturales, instituciones filantrópicas y hasta dueños de hospitales y oficinas del MP, ’justificando’ –en un alegato casi siempre atropellado y violento- porqué si pueden usar la calle o las banquetas como estacionamiento, y así se asume la posibilidad de aprender el inmenso desconocimiento de las leyes y en el peor de los casos las triquiñuelas que se inventan para violarlas.
Frente a estos ’logros’ el mayor fracaso es observar como a la vuelta de las horas, su ’liberación de espacios públicos’ se torna en un conato de linchamiento, aglutinamiento de vecinos contra vecinos –aflorando los intereses partidistas y ruines- los riesgos de anarquía y la lamentable burla de las autoridades de la ciudad que además de inauguraciones, apariciones de espectáculo y medidas para favorecer futuras aspiraciones sea cual fuera el partido que vaya a arroparlos, hacen caso omiso a la corrección pretendida por el ’movimiento anti gandallas’. Así las cosas ese esfuerzo público, al cual eventualmente se suman vecinos, sobre todo jóvenes, por trasladar a las autoridades pertinentes las exigencias colectivas, parece convertirse en un fracaso. ¿Se puede considerar movimiento social alguna actuación solitaria, que eventualmente suma asistentes coyunturales? ¿Cuál es el límite entre el valor de un señalamiento y el insulto abierto o soterrado contra el infractor o su defensa?
Sea lo que fuere este movimiento anti-gandalla y sus calcomanías de "respeta al peatón" sus volantes de orientación jurídica mayormente relacionados a la ley que regula conductas como el evitar tirar basura en la calle, estacionarte donde no debes o agandallarte en suma lo que es de todos, esto debería, cuando menos, trocarse en una llamada de atención a las autoridades de las grandes urbes de cómo en un solo momento la chispa de la inconformidad y el desapego a las leyes puede tornarse en incendio incontrolable. ¡Qué bien que aún tenemos la libertad de reunirnos públicamente, que malo que se haga afectando los derechos de terceros, que bueno que podamos usar los medios públicos para difundir nuestras ideas, que malo que los dueños de los medios utilicen estos argumentos para hacer propaganda de lo que sea, que bien que tengamos la libertad de asociarnos que mal que interesadamente se den facilidades solo a los más pudientes, y no se apoyen la auténticas causas populares!
La generación de jóvenes del siglo XXI, vive en el caos, la desmovilización, el hedonismo.
La gran oportunidad de los adultos, estemos o no en la obligación de responder a lo mandatado por un cargo público, es trasmitirle la experiencia que nos ha permitido, llegar a hasta este punto sin poner en riego, al planeta y a nuestros congéneres.
Enseñemos lo que hemos hecho mal, realicemos con ellos acciones que no puedan calificarse de gandalladas.


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1] Miguel de Cervantes Saavedra.
[2] Tanto las revoluciones como los movimientos más reaccionarios, suelen involucrara por igual a un solo segmento que a varias clases –interclasista o multipartidistas- y así se han dado movimientos como el obrero, el feminista, el ecologista, el pacifista, el militarista, el Okupa, o el antiglobalización.

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