El negocio de la carne, es sin duda alguna, uno de los más lucrativos para los llamados zopilotes carroñeros o coyotes.
Un término que tanto literal y metafórico, describe claramente, a las personas que se dedican a la compra venta de carne de res, generalmente en carnicerías que operan sin ningún control sanitario, en pequeñas localidades rurales y también los hay en las ciudadades.
Todo comienza en el campo, con los productores de carne, los ganaderos a gran escala y en pequeños potreros, es igual, nadie quiere perder dinero con una vaca, becerro, novillo o torete que se le fracturó una extremidad o que por alguna razón enfermó.
En la venta de carne en pie como se le conoce, hablando el vocabulario de los ganaderos, se manejan varios precios según la edad del animal y el peso, por ejemplo una vaca de unos cinco años de edad tendrá un precio de 37 pesos el kilo, un novillo de unos dos años de edad costará unos 52 pesos el kilo y así un toro o becerro, macho o hembra, son varios factores los que determinan su precio.
Las empresas que comercializan la carne a gran escala y con calidad de exportación, manejan mejores precios que los pequeños compradores locales, pero obviamente estás empresas trabajan bajo lineamientos estrictos por el control de calidad y sanitario principalmente.
No compran animales de más de tres años de edad, o con verrugas, pintos, sin arete, o con fracturas u las orejas rajadas y todo los pagos son facturados.
Una empresa muy conocida en la región es suKarne, a la que no todos pueden venderle, ya que se requiere estar dado de alta en el SAT, cumplir con las normas de calidad en el manejo y cuidado de los animales, la edad y peso de los animales son factores claves para trabajar con la empresa, pero los precios que pagan son mejores que el mercado local.
Los pequeños productores, tratan dentro de sus posibilidades de mejorar la raza y cría de sus lotes. Insumos, medicamento y la sequía son factores, que complican la producción y por ende los márgenes de utilidad son menores en la venta de carne en pié.
Un animal que se fracturó, o que sufre una enfermedad y muere, es una perdida grande para un pequeño productor, lo que en ocasiones obliga a hacer maniobras que no son del todo éticas.
Un animal que sufrió una fractura, sin lugar a dudas es un animal que ya difícilmente dejara ganancias, lo que obliga al dueño a buscar la manera de darle salida y recuperar algo de dinero vendiendolo con los llamados zopilotes carroñeros.
Los zopilotes carroñeros, tal cual, llegan al campo a hacer ofertas fuera de la realidad, sin inspeccionar si el animal fue medicado, o que otras enfermedades podría tener y si esos químicos en la sangre y carne del animal son dañinos para consumo humano, esos factores no importan para ellos.
Un novillo de media ceba, sano, de 300 kilos con valor en pié de 55 pesos por kilo, con una empresa legalmente registrada y con normas estrictas de operación, valdrá unos $16 500 pesos.
Si este novillo sufriera una fractura grave en el campo, muchos productores pequeños, ante la perdida y con tal de recuperar algo, recurren a los llamados zopilotes carroñeros.
Y aquí empieza la negociación, con las típicas ofertas de; te doy 5000 pesos en caliente y me lo llevo a la carnicería, o traimelo, acá lo vemos, y ya en la carnicería no hay mucho que negociar, podría valer menos de los 5000 pesos.
Otra situación similar a ésto, es con las vacas, que sufren el derriengue, en ocasiones ya no son capaces de pararse o caminar, a lo que los productores, recurren a darles sobredosis de antibióticos para que el animal esté en pié, mientras llega al área de zopilotes carroñeros.
Básicamente los zopilotes, no cumplen con ninguna norma de salud, ni de clasificación del tipo de animales, peso o incluso raza.
Los zopilotes carroñeros, compran lo que sea, animales pintos, verruguientos, con orejas rajadas, fracturados, sin aretes, incluso ya destazados en el mismo potrero, por los mismos dueños o cuatreros.
No sabemos que tipo de carne nos venden...
Continuará...