Militar amedrenta a periodista en Acapulco


Crónica de Roberto Ramírez Bravo, en la que cuenta un incidente bochornoso de un soldado que lo obligó a pagar una tarifa ilegal de pasaje a taxista

Militar amedrenta a periodista en Acapulco
Periodismo
Febrero 17, 2017 14:17 hrs.
Periodismo ›
Roberto Ramírez Bravo › codice21.com.mx

16,628 vistas

Ayer fui retenido por militares en la banqueta del Oceanic 2000, en la Costera. La razón: que "por ser autoridad" el sargento que encabezaba al grupo castrense, me "invitaba" a pagar la arbitraria tarifa de 18 pesos que se auto-autorizaron los taxistas colectivos que circulan por esa avenida. Los hechos ocurrieron así: tomé un colectivo en la Gran Plaza y me bajé en el Oceanic, pero el taxista no quiso recibir los 15 pesos que le pagaba de acuerdo a la tarifa autorizada.

Entonces (y debo decir que en ningún momento se comportó groseramente) decidió que eso debía resolverlo la autoridad. Estuve de acuerdo, pero mientras yo intentaba comunicarme con el director de Transportes, él acudió a los policías militares que se encontraban en ese lugar. No escuché qué les dijo, pero el sargento a cargo se dirigió a mí y me dijo que tenía la queja de que yo no quería pagar el pasaje. Le dije que no era así y le mostré los 15 pesos, ’pero él no los quiere recibir’, le expliqué. Entonces el militar me dijo que no eran 15 sino 18 los que debía pagar y me ’invitaba’ a hacerlo.

Primero le pregunté si era su facultad obligarme a pagar los 18 pesos, y segundo, si sabía que la tarifa es de 15. Dijo que lo primero sí, porque él es autoridad; lo segundo no, porque él desconocía si la tarifa es de 15 pesos.

-Él sí sabe –le dije, señalando al taxista.

El taxista admitió saber que la tarifa es de 15 pesos, pero alegó que cuando ellos hicieron un plantón por el aeropuerto, el director de Transportes, Miguel Ángel Piña Garibay –quien nunca respondió a mi llamada- les había autorizado que cobraran 18.
-Entonces debió darles una tarifa autorizada –le repliqué al taxista-, pero no la traes, ¿verdad?
-No, nadie la trae, es así nomás de palabra.

Ese diálogo bastó al sargento para insistir en que le pagara los 18. ’Es bochornoso’, dijo, que se den este tipo de situaciones ’porque usted no quiere pagar los 18 pesos’ y me pidió comprensión a su actuar porque, dijo, ’nosotros estamos aquí para atender al ciudadano’ y con sus dos manos señaló al taxista.

Le respondí que era más bochornoso que el taxista me cobre una tarifa que no está autorizada y que él como autoridad me esté presionando para pagarla, y que finalmente no se trataba de los tres pesos de diferencia, sino de hacer respetar la ley. También le dije que solo por ser ’autoridad’ no me podía obligar a pagarle los tres pesos fuera de la tarifa, y que no los pagaría. Yo también soy ciudadano, alegué. Tal vez sin saberlo estaba yo ’desacatando a la autoridad’, pero bueno, eso hice. Acúsome.
Entonces el sargento se alejó para llamar a alguien, pedir refuerzos tal vez, o no sé, mientras otro tomaba fotografías de los que estábamos ahí.

Aproveché y a mi vez hice una llamada, al vocero del Grupo de Coordinación Guerrero, Roberto Alvarez Heredia para comentarle lo que estaba pasando. Él tomó datos de la situación, y me sugirió, dado que yo tenía un compromiso al que estaba llegando tarde, que le pagara los 18 pesos al taxista y él a su vez presentaría el caso en la reunión del Grupo de Coordinación Guerrero. Le creí, y opté por esa sugerencia, pues como dije, tenía un compromiso y a alguien estaba yo haciendo esperar.

El taxista contento se fue, pero antes de despedirme a mí, el militar me echó otra vez el sermón de lo bochornoso que es negarse a pagar los 18 pesos. Admitió que no es su facultad intervenir en un caso así, pero como alguien de Transportes tardaría en llegar, él tuvo que intervenir. Pero aclaró que no me había presionado para pagar los 18 pesos, sino me había ’invitado’ a hacerlo. Sí, le dije, pero si viene armado y me alega su autoridad como argumento, eso sí es presionar.

Debo aclarar, para que conste, que todo el incidente –que debió haber durado entre 20 minutos y media hora- ocurrió en un tono de total respeto y donde nadie alzó la voz. Todo habría estado bien, salvo porque se trataba de violar la ley.
De este incidente, que al final parece menor, yo obtengo las siguientes lecturas:

1. En materia de tarifas del transporte colectivo, la autoridad sigue siendo la gran ausente. Si autorizó una tarifa, debe hacerla pública y ya, y asumir el costo social; pero si no, debe vigilar el cumplimiento de la que está vigente.

2. Los militares deben volver a sus cuarteles. La ’invitación’ a aceptar un abuso, solo porque quien la profiere dice que es autoridad, es claramente otro abuso. Mientras ha sido documentado que ha ocurrido hechos violentos, asesinatos, en las cercanías donde hay grupos de militares dizque vigilando, sin que actúen, estos se dedican a funciones completamente ajenas. ¿Quién le da derecho al sargento a decir que el taxista es ciudadano y que lo va a defender ¡de mí!? ¿Seré yo extraterrestre?

Finalmente, creo que los ciudadanos debemos defender incluso los mínimos derechos, aun en contra de ’la autoridad’ que cree tener el derecho de imponerse por el hecho de portar un uniforme y pertenecer a una institución armada. (La imagen muestra parte de la escena. Tanto el militar como el taxista, se alejaron al momento en que vieron que iban a ser fotografiados).

Ver nota completa...

Militar amedrenta a periodista en Acapulco

Éste sitio web usa cookies con fines publicitarios, si permanece aquí acepta su uso. Puede leer más sobre el uso de cookies en nuestra política de uso de cookies.