Es claro que el incumplimiento de la ley, la violación de los derechos humanos y actos de corrupción de quienes deberían de hacer prevaler el estado de derecho, ha provocado que estemos en los albores de la ingobernabilidad. En los países de todo el mundo, la sociedad clama por el bienestar, empezando por la seguridad pública.
Desde el gobierno de Vicente Fox que dejó crecer a la delincuencia organizada, y posteriormente con el “combate” de Felipe Calderón, la violencia se incrementó alarmantemente, y México es considerado como uno de los países más violentos. Lo peor del caso es que Guerrero en donde hay más muertes dolosas.
Aterrizando la problemática en Guerrero, en especial Acapulco, el caso es grave. Más cuando –según datos del CISEN- grupos delincuenciales se pelean la plaza, que origina delitos graves como asesinatos, extorsiones, secuestros, y otros, como “cobro de cuota o de piso”.
Para el país, la actividad turística es de las que más deja derrama económica. Por eso, Acapulco es y sigue siendo “la joya de la corona”.
INSEGURIDAD
De por sí la violencia en el puerto es delicada. Acapulco es una vitrina donde todo trasciende, es por eso que los mismos narcos quieren la posesión de la plaza.
En Acapulco la situación se volvió grave cuando en abril del año pasado, los elementos de la Policía Preventiva se instalaron en paro laboral. ¡Ya pasaron ocho meses y el gobierno de los tres niveles de gobierno se ha visto incapacitado para darle solución al caso!
Estadísticas indican que a nivel nacional, en el 2008 hubo cinco mil 679 muertes dolosas, y tan solo en seis meses se duplicó, es decir, en el 2013 la contabilidad llevó a los 10 mil 95 casos. Guerrero, que ocupaba en 2013 la tercera posición, el año pasado se colocó en la segunda con mil 74 homicidios, 158 más que durante los 12 meses previos.
Los cinco estados que durante los últimos 12 meses concentraron 52.3 por ciento de homicidios fueron Chihuahua, Guerrero, Sinaloa, Estado de México y Michoacán. Y si a ello se le agrega que en Acapulco no hay seguridad pública, el tema se vuelve más delicado.
En su momento, el gobierno municipal que encabeza Luis Walton Aburto se mostró incompetente y pidió el respaldo del gobierno del estado y del federal. Y raíz de ello se cacaraqueó la creación del Mando Único, sin embargo ya pasaron casi seis meses pero el Estado ha sido incapaz para crear el reglamento y leyes para su operación.
Otra opción, más fácil, fue la creación de la Gendarmería, dependiente de la Policía Federal.
Otro detonante para que Guerrero se mantenga en un estado de ingobernabilidad fue el caso de los estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa, que bajo el pretexto de que están de luto por la muerte de tres normalistas y la “desaparición” de otros 43, han utilizado el vandalismo y la violencia para hacer y deshacer.
A raíz de la desaparición de 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa desde la noche del 26 de septiembre, el gobierno federal puso en marcha en Guerrero programas en materia económica y de seguridad, además de que mandó elementos de la división de Gendarmería a municipios como Chilpancingo y Acapulco.
GENDARMERÍA PARA ACAPULCO
Acapulco, por ser quien mantiene al resto de los 80 municipios de la entidad, debe de tener consideraciones especiales, pero el gobierno “apenas se quiso dar cuenta”. En noviembre mando un total de mil 400 elementos de la Gendarmería para cuidar la costera, pero se olvidaron de cuidar la zona de la periferia.
Al iniciar el operativo de la temporada decembrina, llegaron al puerto otros mil elementos, que ofrecieron atención de tránsitos y de informadores.
Al hacer un balance de ésta temporada, los turisteros indican que no fue buena y que solamente fue un “paliativo” para poder pagar personal y servicios públicos como son el pago del agua potable, el drenaje, la energía eléctrica y teléfono.
Pareciera que los Gendarmes funcionaron como “policías auxiliares” ya que no han realizado detenciones fuertes, solo de ladronzuelos y delincuentes de “poca monta”.
La percepción de quienes viven en la zona tradicional de Acapulco es que hubo muchas aristas que afectaron la actividad turística, misma que decayó considerablemente en consideración con el año pasado.
“Efecto cucaracha”
Desde Abril del año pasado, tras el paro de los elementos de Seguridad Pública del municipio, los índices delictivos aumentaron, y lo mismo ocurrían asesinatos, secuestros o extorsiones en la costera, en el centro de la ciudad, qué en colonias de la periferia.
Con la Gendarmería, se “blindó” la costera Miguel Alemán y el Centro de la ciudad, pero los delincuentes se refugiaron en zonas de difícil acceso para los “pomposos” gendarmes, quienes solo se pasean, comen chamoyadas, chulean a muchachas, pero no combaten a los “malos”.
Tan solo en el mes de diciembre del año que acaba de concluir, los grupos delincuenciales se disputaban la plaza de manera violenta, al grado que hubo días en que se registraron hasta ¡13 muertos!
Poca gente puede coincidir con el secretario general del gobierno del estado, David Cienfuegos Salgado, en el sentido de que “La Gendarmería sirve como un mecanismo de contención a la violencia que vive Acapulco”, cuando el mismo reconoce que hubo 49 muertes violentas.
Es claro que la Gendarmería ha venido ser una mera simulación del propio gobierno, que “cobija la cabeza pero descobija los pies”. Se necesita mayor tranquilidad y más seguridad, no solo declaracioncitas.
Seguramente la “famosa y dichosa” Gendarmería quedará “desnuda” con el regreso a clases, que según David Cienfuegos, se trabaja en un dispositivo de seguridad, cabe recordar que el semestre pasado 198 escuelas de Acapulco cerraron sus puertas por inseguridad, en donde maestros recibieron amenazas y extorsiones por parte de la delincuencia organizada.