A un año y meses, (junio del año 2014) dejó de existir un amigo y compañero periodista, maestro de generaciones, y un hombre dedicado de por vida al oficio de reportero. En aquel mes aciago, publiqué un texto que hoy repito, recordando que Rodrigo fue el Secretario General de la Delegación XXV, con el que recuperamos, como hoy, nuestro ente gremial. Hoy a pocos días de haber rendido protesta el nuevo Comité Ejecutivo Delegacional, recuerdo a Huerta Pegueros y el texto que en aquella fecha aciaga publiqué:
Rodrigo Huerta Pegueros nació y murió periodista, su partida nos tomó a todos por sorpresa, inmersos los comunicadores del estado de Guerrero en la indignación por la partida violenta de otro compañero. El golpe nos dejó por minutos en suspenso por la incredulidad. Fue sin duda un hombre de firmes convicciones: esclavo de la verdad periodística conforme a su propio color de su cristal, analista, historiador y cronista, creció entre linotipos, golpeteos de máquina de escribir, y de la prensa plana; entre pruebas de agua, boletines, y el olor inconfundible del plomo en el crisol.
Lo conocí muy joven, cuando me encargaba de la dirección de El Sol de Guerrero de Donato Valdés, instalaciones a unos pasos del periódico Revolución, don Pedro Huerta imponía por su carácter, y su hijo Rodrigo, en la subdirección como constante hacedor y captador de información. De raíz periodistica, supo desde muy joven de los vericuetos de la información, y que los periodistas somos privilegiados por observar todos los días lo que la mayoría de los ciudadanos no observa, y esa certeza lo hizo bautizar años después de la desaparición de “Revolución” y a la muerte de don Pedro, a su nuevo medio como “El Observador”.
Corresponsal de medios nacionales, maestro de muchas generaciones de comunicadores, fue Secretario General del Sindicato Nacional de Redactores de la Prensa, Delegación XXV. Defensor de periodistas y una voz enérgica en su columna “Periodistas, no disparen” en donde exigió el esclarecimiento de los asesinatos de comunicadores en Guerrero, el último de ellos, el de Jorge Torres Palacios. En la pantalla de Radio y Televisión de Guerrero (RTG), faltará su figura, su crítica, sus acertados puntos de vista, muchos de ellos polémicos, pero por ello, controvertidos y útiles para abrir el debate.
En lo particular me queda un vacio por saberlo inherente para la comunicación de nuestro Acapulco. Ya no podré entregarle el texto que me pidió en nuestro último encuentro en Zihuatanejo durante La Convención de Periodistas del Fondo de Apoyo, en donde me solicito la relatoría de mi exilio de tres años, cuatro meses, bajo medidas cautelares de la Secretaría de Gobernación Federal y la CNDH. Sus palabras fueron: “Estoy escribiendo algo del periodismo de Acapulco, me interesa conocer con detalle tu caso para incluirlo". Eso, no podrá ser ya.
Hoy, ya no esta con nosotros, sin embargo, como pieza utilitaria y necesaria para armar el rompecabezas de la historia del periodismo en Acapulco y Guerrero, los que ya nos dedicamos a escribirla, lo tendremos más que presente como pieza fundamental. Con profundo respeto, amigo Rodrigo Huerta.