Todavía hace algunos meses, el Callejón del Charro era una tierra sin ley, pues los asaltos y robos domiciliarios eran el pan de cada día para todos los vecinos, pero todo cambio desde que la síndico María Elena Castro Cerrillo aceptó ayudar a un grupo de vecinos que se acercaron a ella porque le tuvieron fe, pues a base de un económico sistema de alarmas, herramientas para alertar y estar comunicados entre vecinos, así como una adecuada organización a través de Comités Vecinales, es como se consiguió erradicar hasta en un 95 por ciento todo tipo de ilícitos y conductas antisociales.
Sin subestimar su capacidad de mujer, la estrategia de esta integrante del actual ayuntamiento a quien en El Charro la presumen de ser quien les ’apadrino’ el proyecto al comprar y regalarles un moderno y muy económico sistema de alarmas, las cuales sumadas a cámaras de vigilancia monitoreadas las 24 horas por los propios vecinos, no solo da seguridad a ese callejón sino a otros dos que colindan con él.
’La nena’ Castro, como es conocida en nuestra ciudad por las familias capitalinas, fue reconocida como una la conocen las familias de ese callejón, fue reconocida por las autoridades como una edil que siempre supo que su estrategia de seguridad funcionaría, pero como ella lo señaló ante vecinos y autoridades, la seguridad en esos callejones se consiguió gracias a la coordinación entre los vecinos y a las herramientas que poseen en puntos clave de los callejones.
Varias veces, la síndico María Elena indicó que se trata de un programa piloto que aplicándose en barrios, callejones y colonias, es como se conseguirá terminar con la inseguridad y todas las familias volverán a caminar por sus callejones a cualquier hora, podrán dejar sus casas solas sin temor a ser robadas pero sobre todo, podrán dormir tranquilas.
En las primeras semanas del arranque de este sistema de vigilancia y de alarmas, y demás estrategias de seguridad, no se descuidó la video vigilancia, pues cuando veían jóvenes en actitud sospechosa los vecinos salían en grupo a correrlos como una medida preventiva, y ahora ya no es necesario pues todos saben que desde que entran son vigilados por muchos ’ojos’.