Mientras que en el país la 4T y el mismo Andrés Manuel López Obrador buscan abolir prácticas de tortura animal para el entretenimiento de unos cuantos, como las corridas de toros, en Hidalgo los legisladores supuestamente morenistas buscan incluso blindar las peleas de gallos por intereses económicos, según activistas.
"Veo que los diputados tienen un interés económico al avalar las peleas de gallos como patrimonio intangible, pero es lamentable su falta de preparación porque retoman una temática de la edad de las cavernas. Es desgastante tener que explicarles los argumentos científicos de por qué tales propuestas no deberían ser aprobadas"’, dijo a AM Hidalgo Jonatan Job Morales García, presidente de Biofutura A.C., organización defensora de los derechos de animales.
El activista presentó documentos a los diputados para rechazar las peleas de gallos con bases científicas, sin embargo, expuso que están empeñados en considerarlas patrimonio cultural inmaterial de Hidalgo debido a la supuesta derrama económica de la actividad (que no cuenta con ningún estudio serio al respecto).
El principal impulsor es el morenista Rafael Garnica Alonso, que es el que tiene más cercanía con los galleros.
Cabe señalar que hay animales que sufren al ser sacrificados para el consumo humano, sin embargo son pocos los países en el mundo donde exista gente que disfrute de ver cómo son torturados los animales y que gocen de su muerte violenta por mero "entretenimiento", pues es visto como transtorno y/o enfermedad.
En materia de apuestas, estos son controladas por grupos que se mantienen al margen de la ley.
Deshaciendo los argumentos de los galleros
Si bien existen diversos “argumentos” que se repiten para defender lo que ellos denominan “gallicultura”, entre los que más se repiten se encuentra que es una actividad necesaria para preservar la especie así como su derrama económica. A continuación de desarmarán ambos y se dará luz sobre las falacias que exponen.
Los llamados gallos de pelea pertenecen a un grupo de razas o tipos raciales de pollos domésticos, es decir, que no son una especie distinta a aquella con la que nos alimentamos. Les caracteriza sin embargo su agresividad -aunque hay estudios científicos que se oponen a esta afirmación- y en función a ella los criadores les dan un cuidado especial, los ponen con gallos más grandes para fomentar su territorialidad e incluso mantienen sus castas. Así pues, también hay controversia sobre si cuentan con características genéticas particulares.
En cuanto a la derrama económica de su actividad esta también se puede considerar como poco relevante y muy inferior a otras que no fomentan la violencia ni el maltrato animal.
Intervienen muchos actores en dicha actividad aunque el número de estos que depende exclusivamente de los galleros es reducido. En el caso de Hidalgo, se puede estimar que a su aportación económica es inferior al 0.1% del PIBE*.
*[Ante la dificultad de estimar la aportación de los actores intermedios (galleros, veterinarios, criadores, herreros, etc.) se puede realizar mediante el valor agregado final. De esta forma, si estimamos 300 eventos en Hidalgo, repletos, de 5 mil personas a 200 pesos el boleto (elevando mucho la estimación) da un total de 300 millones de pesos, lo que equivale al 0.1% del PIB estatal, no siendo particularmente relevante sobre todo si su derrama se estimó 3, 5 o hasta 10 veces superior a la real. Puede haber un mercado más grande en las apuestas que giran en torno a las peleas, aunque es economía subterránea porque es ilegal (a menos que Segob les brinde permiso) y no aporta al desarrollo económico de la entidad].