Tierra caliente
Martín Josué Dircio Chautla
Hace una década, en estas estas fechas, andaba en ciudad Altamirano. Iba a trabajar en la construcción con mi papá durante las vacaciones de semana santa o de verano.
El trabajo en la obra era muy duro, además de las altas temperaturas que caracterizan esa región. Por esos tiempos ya se vivía una fuerte violencia en la zona. Por las noches retumbaban disparos y por la mañana bocinas de periódicos con la nota roja. Para mí era irreal y creía que en mi localidad jamás pasaría eso.
Hoy todo el país es tierra caliente. Nota roja. Y andamos con miedo y color de hormiga por el coraje que genera la impotencia.
En aquellos tiempos y por aquellos rumbos de Altamirano, Coyuca de Catalán, Tlapehuala o Riva Palacio (Michoacán), algunas tardes después del trabajo íbamos a las huertas de sandia escuchando a Los Yonics a bordo de "La Abuelita", como nombró a su camioneta mi papá.
Otras veces salíamos de madrugada a pescar con tarrayas y veíamos el amanecer desde el río Balsas y otras veces desde el Cutzamala.
Ese es el recuerdo más fuerte que tengo de mi padre. Siempre fue un hombre rudo, bravo e incluso "malhablado", hasta sus últimos años que se volvió tan risueño, atento y animaba a todos siempre. Hace dos años se fue. Muy relajado, en paz.
Ojalá que con los años también nuestras ciudades se vayan convirtiendo en lo que se convirtió mi papá. Un hombre feliz.
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