Jaguar. Máxime de la biodiversidad y cultura en Guerrero

Amatl Xoxoktli

Amatl Xoxoktli
Cultura
Septiembre 01, 2020 08:00 hrs.
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Martín Josué Dircio Chautla › codice21.com.mx

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El jaguar, cuyo nombre científico es pantera onca es el félido más grande del continente americano, puede encontrarse desde el sur de Estados Unidos hasta Chile, con mayor abundancia en las zonas selváticas como las selvas Lacandona y Amazonas.
Por siglos ha sido objeto de veneración y admiración, con mayor intensidad en la época previa a la invasión española en estas tierras, desde la cultura Olmeca, la Maya y Mexica, la especie ha sido asociada con la fortaleza y valentía, considerada también una deidad viva y palpable.

Con el sincretismo de los siglos, su veneración ha ido cambiando. Los rituales de petición de lluvias, como los de Acatlán y Zitlala, conocidos también como Atsatsilistle son las representaciones culturales asociadas a estos felinos más importantes incluso a nivel internacional. Sin embargo, dichos rituales son popularmente conocidos como ’peleas de tigres’ con el lema: una gota de sangre por una gota de lluvia.

Peleas a puño cerrado en Acatlán y con máscaras y cuerdas de ixtle en Zitlala, se realiza el ritual para pedir un buen temporal de lluvias y una buena cosecha. En el caso de Chilpa, la tradición conocida como ’La Tigrada’, que no es milenaria, de hecho como se conoce data de los años sesenta, inició con una reunión donde fueron invitadas personas de las localidades mencionadas con anterioridad y que dio origen a la esencia de La Tigrada que consiste en recorrer las calles con trajes y máscaras, de tigres dicen, pero son jaguares

En términos metafóricos dicen que el jaguar recorre los cerros (las calles) fertilizando los campos y dotando de frutos a las personas. En términos bilógicos se argumenta que, a pesar de que la pantera onca se aparea todo el año, hay más nacimientos durante el temporal de lluvias. Probablemente por ello en Chilapa salimos más en esta época. Una mezcla de simbolismos, de ciclos reproductivos, tradiciones y concepciones diversas acerca de este cuadrúpedo.

Aunque arrastramos un par de errores en nombrar las tradiciones más representativas de esta región debido a las imposiciones españolas por considerar que estos animales eran tigres, pero, como es sabido, en este continente no existían.

Un segundo error que comentan algunas personas es que tampoco ’tecuan’ es correcto para referirnos a los jaguares. Que los evangelizadores impusieron ese nombre por considerar pagamos estos rituales, relegando a los hombres jaguar y al jaguar en sí mismo a una fiera, una bestia (¿del infierno? No dudo que así lo hayan considerado).
Se presume que el término real es ocelotl, la antropología e historia deberá dictar el veredicto, pero a todo esto, ¿por qué tanto arguende por la nomenclatura? En mi caso, es porque si estamos defendiendo las tradiciones y las raíces debemos nombrar a las cosas por su nombre para comenzar la reivindicación. Así como no somos indios, los felinos pintos son jaguares, no tigres.

Ya no hay veneración sino una ola de trajes y ayuntamientos que se apropian de fiestas creadas por la sociedad. Hemos pasado de tener un lugar dedicado a su adoración y respeto como Teopantecuanitlan a organizar cacería al sur de Chilpancingo, acusando al felino de ’invadir nuestro hábitat’. Pero adoramos ver el Porrazo de Tigre y en el Andador Zapata tenemos una escultura dedicada al animal que este mes era una amenaza.

Hoy, las fiestas municipales asociadas al gemelo latino del chita, en su mayoría son para atraer al turismo, para vender máscaras y decir que veneramos al jaguar, al ocelotl, lo cual está bien, es una forma obtener ingresos en estos tiempos tan difíciles, pero no debemos olvidar, como sociedad y sobre todo quienes son autoridades, que la mejor forma de mostrar nuestro respeto y admiración es creando proyectos (como el proyecto Guerrero Jaguar en la sierra de Petatlán), campañas y una veneración real de este y de todos los animales, de la biodiversidad en general ¿Cómo? no contaminando, no forestando, no provocando incendios, no cazarlos ni comprarlos, sobre todo si están en peligro de extinción.

Tal vez se me pasaron algunas localidades que hacen su fiesta relacionada al ocelotl, pero el mensaje es el mismo, insten a sus ayuntamientos, al gobierno del estado de Guerrero, que tiene un jaguar en su escudo oficial, y a la sociedad en general, a cuidar la biodiversidad, este es su año, según ONU Medio Ambiente.

Por último, cuenta la mitología Olmeca (que grabó en las grutas de Oxtotitlán una figura humana vestida de jaguar) que cuando una persona muere, se convierte en jaguar y regresa al centro de la tierra. Entonces, los veo en el centro de la tierra, hermano y papá.

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