La gran traición
Ana María Ponce Martínez
La Nación no nos habíamos percatado de quienes eran nuestros legisladores.
Buen ejercicio fue la gran difusión que se le hizo a la Reforma Eléctrica propuesta por el presidente de México Andrés Manuel López Obrador. Sólo los extranjeros no sabrían que nuestro País había gozado del 100% de la industria energética, hasta que el autoimpuesto presidente de México Felipe Calderón la empezó a desmantelar para entregarla a empresas extranjeras.
Felipe Calderón, por acciones de entreguismo ha pasado a la historia como un vendepatria, sólo rebasado por los cínicos e irreverentes legisladores de los partidos PRI, PAN PRD y MC que, aun cuando millones de mexicanos los observaban, de la manera más vil respondieron que votarían en contra de la recuperación de la energía eléctrica que beneficiaría a todos los mexicanos; y con ello se impidió su rescate constitucional.
Dato curioso es que las empresas extranjeras detentan el 62% de la industria eléctrica en México; quedando sólo el 38% para la empresa paraestatal Comisión Federal de Electricidad. Se pretendía que, con la aprobación de la reforma constitucional, México recuperara tan sólo el 56% pues no es posible que el Estado Mexicano vuelva a tener el 100%, debido a que en los sexenios neoliberales no sólo se entregó la energía, sin que también se firmaron tratados internacionales que obligan a nuestro País a pagar a las compañías extranjeras sus expectativas de ganancia, en el caso de recuperarla en su totalidad.
Con el 56% de la industria eléctrica en favor de México, ya se podrían dictar las medidas para evitar que las compañías extranjeras pudieran determinar el precio de la energía eléctrica; y que los mexicanos se vieran afectados como los ciudadanos españoles o los alemanes, que tienen que sufrir tarifas excesivas impuestas por las compañías privadas.
Era muy importante que se aprobara la reforma, para así evitar que los hogares mexicanos sufrieran el alza de las tarifas eléctricas; además de que se aseguraba su uso en todos los hogares del territorio nacional, al quedar reconocido como un derecho humano. Es a lo que se opusieron los legisladores vendepatrias, traidores a México.
Es importante que este suceso inaceptable para los mexicanos quede inscrito en la memoria colectiva y que pase de generación en generación. Que no se olvide la gran traición, que se les juzgue y enjuicie por su actuar; por atentar en contra de la Nación.
No es sólo una negativa en contra de una propuesta del presidente de la República. Es una sumisión a los extranjeros, es una ratificación del entreguismo de los expresidentes corruptos y traidores a México. Por ello es necesario que se les enjuicie y castigue por traición a la Patria.