Álvaro Cepeda / Contralínea
I. Éste es un texto de Vicente Leñero (1933-2014) que deberían estudiar alumnos y profesores en las escuelas de comunicación, ya que en él demuestra, por el admirable oficio de escritor: novelista, cuentista y dramaturgo más el de periodista, cómo abanderar hasta sus últimas consecuencias todas las libertades asido al asta de las libertades de prensa: escribir y publicar. Es por esto que, Vicente Leñero, Julio Scherer García y Miguel Ángel Granados Chapa son nuestros escudos para defender –con la vida misma– al periodismo como factor común de los demás medios que han aterrizado, tecnológicamente, en el internet y esa telaraña de las redes y la telefonía. Así que es necesario releer la crónica: Los periodistas, estudiarla y reflexionar sobre el abuso del poder presidencial del régimen despótico priistapanistaperredista que está ya en el féretro y ’que llevan a enterrar entre cuatro zopilotes (los desgobernadores, los funcionarios federales, los presidentes municipales y los partidos) y un ’ratón de sacristán’: el presidente de la República en turno.
II. En su investigación, Vicente Leñero nos cuenta los hechos de 1976, como recuerdos de la perversa maldad del tal Echeverría (Luis Echeverría Álvarez, Ciudad de México 1922); asesino, que con las garras del dictador, loco de remate (y que lleva varios años agonizando apestando a excremento), se apoderó del periódico Excélsior por medio de sus testaferros, para acabar, hasta ahora, con la única época de este medio en el periodismo crítico, combativo y forjador de una opinión publica de lectores que sembró y cosechó la más vibrante manifestación de la democracia directa, frente a la democracia representativa de compra de votos y las complicidades para controlar el presidencialismo del IFE-INE, el Trife y la Suprema Corte. El libro Los periodistas, es una memoria de los periodistas, obreros y administrativos del periódico Excélsior, que recordaba el periodismo de Francisco Zarco. Por sus páginas se encuentran los nombres que aparecen en el índice. Y las fotografías de algunos de ellos. Es toda una historia actual porque los autoritarismos de nuestros presidentes siguen siendo amenazas cumplidas (directas o indirectas), para limitar y hasta llegar a cancelar las libertades de los periodistas para informar y criticar.
III. Y en el peor de los casos, llegando a domarlas a cambio de publicidad e inserciones pagadas disfrazadas de ’información’ que la prensa firma como: ’de la redacción’. Así como en la televisión y la radio hacen como si fuera veraz la información que difunden del ’señor presidente’. De esta manera, tenemos un Echeverría en López Portillo, en De la Madrid, en Salinas, en Zedillo, en Fox, en Calderón y finalmente en Peña, comprando ’lo bueno también cuenta’ por los directores de los diarios y concesionarios de las telecomunicaciones, para que ’lo malo no se sepa’. Seguramente Vicente Leñero nos escribió, como parte de su importante legado Los periodistas, para no dejarnos atemorizar por el presidencialismo y sus réplicas: los desgobernadores y el resto de los funcionarios, empresarios y toda esa fauna antidemocrática que desde siempre desprecian y combaten a muerte –con homicidios incluso– a quienes se atreven a ejercer los derechos constitucionales de las libertades de prensa oral, escrita y audiovisual. Es una crónica sobre una historia de periodismo que defendió la libertad de prensa veraz, contrastada y de hechos que permanecerá como continuidad periodística apuntalada desde 1541 (Humberto Musacchio, Historia gráfica del periodismo mexicano). Ésta es la importancia de Los periodistas.