Riesgo inminente

BAJO FUEGO

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Política
Junio 19, 2018 09:14 hrs.
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José Antonio Rivera Rosales › codice21.com.mx

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Ante el arribo de la primera tormenta tropical a las costas de Guerrero, que entraña un peligro inminente para la población más pobre y desprotegida de todo el estado, señaladamente la región de Costa Chica y La Montaña, conviene hacer algunas reflexiones:

Como hemos señalado en otras ocasiones, cada temporada anual de lluvias entraña un cada vez mayor riesgo para algunos sectores de población debido incuestionablemente al cambio climático, aunque algunas autoridades no lo reconocen en público pero lo discuten en voz baja.

El cambio climático es un fenómeno mundial irreversible y, aunque algunos países han tomado medidas para contrarrestarlo, otros -como es el caso del gobierno de Wahington, sobre todo a partir de la gestión del imbécil Trump- se niegan a colaborar con el esfuerzo global.

Para el caso que nos atañe, esta entrega tiene el objetivo de advertir a quien llegue a ganar las elecciones para la alcaldía de Acapulco, sea del partido que sea, que la atención de la Cuenca Río de La Sabana-Laguna de Tres Palos, es impostergable. En un momento dado, de tal decisión podría depender la vida o la sobrevivencia de algunas decenas de miles de personas, habitantes todos del municipio.

Este es, pues, un llamado de atención urgente debido al tremendo riesgo en que se encuentra gran parte de la población de la periferia, que ahora mismo sería golpeada por la tormenta tropical Carlota, fenómeno peligroso porque al parecer ha recogido un enorme caudal de agua.

Eso fue lo que pasó precisamente con los huracanes Pauline en 1997 y con Manuel en 2013 que, al interactuar con Ingrid, generó una estela de muertos estimada en más de un centenar de personas fallecidas además de daños materiales incalculables.

Lo que pasó en Acapulco es que después del embate de 1997 el gobierno federal se dio a la tarea de elaborar estudios de la conducta de los escurrimientos así como un mapeo de los cursos naturales de agua, tras lo cual llevó a cabo obras correctivas y de contención que se materializaron en los dos años siguientes.

Sin embargo, el gobierno de la república dejó pendientes los estudios correspondientes para la zona de la periferia, que se quedó abandonada a su suerte…hasta que se hizo presente Manuel en 2013.

Empero, pese a la gravedad del riesgo meteorológico para varias decenas de miles de personas que habitan en la zona suburbana de Renacimiento y en el área de los humedales, todas fluctuantes con el Río de La Sabana y la Laguna de Tres Palos, esta es la hora en que dichos estudios siguen sin ejecutarse.

La responsabilidad recae directamente en la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) así como en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) y en menor proporción en otras dependencias como la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), todas del gobierno federal.

¿En qué consiste esa responsabilidad?

Bueno, cada instancia -dentro del ámbito de su respectiva competencia- tiene que trazar el estudio respectivo sobre la ubicación y distribución de canales naturales de agua, escurrimientos, proyección de las obras de corrección y contención respectivas, particularmente en el caso del Río de La Sabana.

De acuerdo con opiniones de expertos, el encauzamiento del Río de La Sabana, por lo menos en los últimos 25 kilómetros hasta su desembocadura en los cuerpos lagunares de Tres Palos y Laguna Negra de Puerto Marqués, y consecuentemente en el mar, costaría entre 200 y 300 millones de pesos.

Y ese es el problema, que prefieren destinar recursos a otros rubros, pero de ninguna manera al rescate de la cuenca y de lo que resta de los humedales que colindan con el Boulevard de Las Naciones y el Aeropuerto Internacional de Acapulco.
Sólo un ejemplo: ¿cuánto están costando las actuales campañas políticas que, en algunos casos, pecan de dispendio sin ton ni son? Miles de millones, claro.

A largo o mediano plazo el costo humano, social y material de este grave olvido gubernamental podría ser incalculable. Porque desde que se produjo la catástrofe de 2013, era responsabilidad ineludible del gobierno federal, particularmente de CONAGUA, corregir esta infame omisión.

De acuerdo con estimaciones de expertos en la materia, las tormentas o huracanes alcanzarán con el tiempo mayor intensidad en caudal de agua y potencial destructivo, lo que se podría traducir en una repetición de la tragedia de 2013.

Un primer nivel de afectación de las inundaciones afectaría a cientos de familias ubicadas en las colonias Renacimiento, Zapata y otras aledañas por los escurrimientos que bajan de la zona montañosa del Parque Nacional El Veladero.

Un segundo nivel de afectación podría alcanzar a unas 5 mil familias asentadas en zonas aledañas al río. Pero un tercer nivel de daños podría alcanzar a 25 mil familias asentadas en los márgenes del rio, en la zona de humedales y en los márgenes de la Laguna de Tres Palos, de por sí bastante contaminada.

Por eso decimos que una obligación sine non qua podría garantizarse tranquilidad a un amplio sector de población, así como un desarrollo rural sostenible, para por el rescate de la Cuenca Río de La Sabana-Laguna de Tres Palos, lo que incluye también el rescate y saneamiento de los humedales, el canal meándrico y la Laguna Negra de Puerto Marqués.

Casualmente son las áreas que año con año se inundan tanto en la periferia como a lo largo del Boulevard de Las Naciones. ¿O no es así?
Por esta misma situación cobra mayor relevancia el estudio que hizo el Sexto Batallón de Ingenieros de Combate (BIC), adscrito a la Novena Región Militar, que en septiembre de 2014 propuso la construcción de tres canales de aforo, equidistantes a lo largo del Boulevard de Las Naciones, lo que permitiría darle salida a los escurrimientos que provienen del área montañosa como de las crecidas de las aguas provenientes tanto del Rio de La Sabana como de la propia Laguna de Tres Palos.

A ello habrá que agregar la propuesta de un canal de salida paralela al entronque de la Autopista del Sol, autoría del experto ambiental Leonel Lozano, que del mismo modo evitaría la acumulación de escurrimientos a todo lo largo de la zona de referencia y desembocaría en la Laguna Negra, evitando así las recurrentes inundaciones.

Sin ser obras fastuosas -más bien, se trata de soluciones sencillas aunque laboriosas-, estas opciones podrían remediar, de una vez y para siempre, los temibles aforos de agua que convierten aquella zona de la periferia, pero también del Acapulco Diamante, en una gigantesca laguna.

¿Por qué si existen estas salidas desde hace años no ha existido atención gubernamental?

Aparentemente por el problema del dinero o, más bien, del indebido uso del presupuesto público que se destina muchas veces a otros conceptos no siempre enfocados en la utilidad social.

Ahora que tenemos encima un nuevo temporal -con el pronóstico de por lo menos cuatro fenómenos peligrosos para la actual temporada- conviene que las autoridades federales y estatales piensen en la urgencia de dar atención a este grave problema.

También conviene que quien resulte ganador de la contienda por el municipio, lo tome como una prioridad.

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