LETRAS SUELTAS, ALMA FEROZ
Emireth Bollás Mendoza
Este año llegué distinta.
Cansada, pensativa, con ganas de participar de manera activa, pero también consciente de que respetar mis tiempos y conocer mis límites, es la forma más congruente que tengo de involucrarme en este momento.
Después de cuatro años participando de manera personal -de forma virtual y presencial- y en conjunto, en actividades destinadas para estar activa en los 16 días de activismo contra la violencia de género hacia las mujeres, adolescentes y niñas, me he permitido bajar la velocidad.
No es renuncia, es decisión.
La vida me ha permitido conocer y aprender de diversas mujeres: politólogos, madres, cocineras, estudiantes, hijas, emprendedoras, escritoras, maestras… muchas, demasiadas y todas, con historias extraordinarias, con vidas que dejan huella.
Hoy, me permito honrar las experiencias compartidas y los aprendizajes que de cada una he obtenido. Sus historias me enseñan que la fuerza también se construye en la calma, en saber qué es sano pausar, que el aprendizaje también está en apagar el micrófono y no estar en primera línea.
El feminismo me ha enseñado que en la erradicación de la violencia contra todas las mujeres, adolescentes y niñas, podemos aportar a través de distintos frentes: la acción directa, las calles, la docencia, la familia.
Cuidarse es político. Cuidarnos es permitirnos ser humanas, es mantener la claridad, la energía y la coherencia necesaria para seguir participando en las transformaciones, porque cada pausa y límite respetado y consciente, fortalece a la colectividad.
Si como yo, no estarás de manera tan activa, recuerda que: desde cada uno de nuestros espacios y de nuestras acciones podemos contribuir para la creación de sociedades más respetuosas, justas y equitativas.
Pero sí tú estás por participar -de la manera que sea- en los 16 días de activismo, déjame decirte algo: frente a ti, tienes la gran oportunidad de conocer, reflexionar y participar en actividades importantes.
En ambos casos, recuerda:
Todo lo que hacemos en colectividad, cada posición que tomamos, cada acción que realizamos, cada pausa que tomamos reconociendo nuestros límites, contribuye a seguir transformando el mundo.