Devin, el niño que salvo a seis hermanos de ser asesinados por narcos mexicanos


Los niños estuvieron solos desde alrededor de las 11:00 de la mañana hasta alrededor de las 7:30 de la tarde, cuando fueron rescatados

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Devin, el niño que salvo a seis hermanos de ser asesinados por narcos mexicanos
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Noviembre 09, 2019 10:01 hrs.
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Agencias › diarioalmomento.com

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Méx.- Cody de 8 años, tenía un disparo en la mandíbula y se desangraba. Otra niña sufrió balazos en el pie y en la espalda.

Los niños -algunos de ellos muy pequeños- que sobrevivieron a una emboscada en el norte de México no sólo escaparon de los sicarios que mataron a sus madres, sino que lograron esconderse y algunos caminaron kilómetros por ayuda pese a tener horribles heridas de bala.

Según relató una de los familiares, uno de los pocos niños que no sufrió heridas fue Devin Blake Langford. El menor rápidamente se hizo cargo de la situación, llegando a caminar 22 kilómetros de regreso al sitio La Mora para pedir ayuda.

Después de presenciar como su madre y sus hermanos morían baleados, Devin escondió a sus otros seis hermanos entre los arbustos y los cubrió con ramas para mantenerlos a salvo mientras iba a buscar ayuda’, contó Miller. ’Como tardaba mucho en regresar, su hermana de 9 años dejó a los otros cinco’ y se marchó a pedir auxilio.

Esa niña, Mckenzie Rayne Langford, caminó durante horas a oscuras y la encontraron varias horas después de que los demás fueran rescatados. Por un momento, fue dada por desaparecida.

En total, los niños estuvieron solos desde alrededor de las 11:00 de la mañana hasta alrededor de las 7:30 de la tarde, cuando fueron rescatados. Familiares en La Mora intentaron llegar a ellos antes, pero se detuvieron ante los disparos.

En las grabaciones de las llamadas entre los rescatistas, se les puede escuchar discutiendo si era mejor arriesgar más vidas o esperar una hora o dos a la llegada del ejército mexicano. Fue una decisión agónica.

Lo que vieron cuando encontraron a los niños fue aterrador.

Cody Greyson Langford, de 8 años, tenía un disparo en la mandíbula y sangraba de forma abundante. Otra niña sufrió balazos en el pie y en la espalda.

Al parecer, los asesinos eran miembros de La Línea, cuyos sicarios entraron al territorio del Cártel de Sinaloa y establecieron un puesto de avanzada armado en una colina y una emboscada carretera arriba. El Cártel de Juárez aparentemente quería enviar el mensaje de que controlaba la carretera al estado de Chihuahua.

En este panorama fue en el que se adentraron las madres estadounidenses en sus tres camionetas, pero lo que los familiares quieren que se recuerde no es la crueldad del cártel, sino la valentía, la inocencia y el sacrificio de las víctimas.

Austin Cloes, un pariente de los fallecidos, dijo desde su casa en Salt Lake City que eran buenas personas que amaban a sus hijos y disfrutaban de una vida tranquila en una exitosa plantación de nueces pecanas.

Este tipo de cosas no deberían pasar desapercibidas’, apuntó Cloes, quien trabaja con jóvenes en situación de riesgo y entrena a un equipo de baloncesto de secundaria. ’Y este tipo de personas no deberían ser enterradas sin que sus nombres salgan a la luz. Son grandes personas’.

Las víctimas vivían en el estado mexicano de Sonora, a unos 110 kilómetros (70 millas) al sur de Douglas, Arizona, en la comunidad de La Mora, que se fundó hace décadas por una escisión de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Muchos residentes de la localidad se identifican como mormones pero no están afiliados a ninguna Iglesia.

Todas las víctimas estaban aparentemente relacionadas con la familia LeBarón de Chihuahua, cuyos miembros llevan años enfrentados con los narcotraficantes. Benjamín LeBarón, un activista contra el crimen que creó los patrullajes vecinales contra los cárteles en la localidad, fue asesinado en 2009.

Las víctimas iban a visitar a sus familiares en Chihuahua y una de las mujeres se dirigía al aeropuerto en Phoenix para reunirse con su esposo.

Aunque la violencia relacionada con el narcotráfico ha estado presente en México durante años, el ataque expuso la manera en la que los hombres armados de cárteles han dejado de preocuparse por matar niños como daño colateral.

En agosto, en el estado de Chihuahua, pistoleros dispararon 123 balas a un hombre y mataron a tres niñas de 4, 13 y 14 años. En junio, un niño fue asesinado junto a su padre en Sonora, y en julio, otro de 10 años murió en un robo en el estado de Puebla.

Las autoridades dijeron el martes que un sospechoso fue arrestado en la ciudad fronteriza de Agua Prieta en posesión de varios rifles de asalto, pero luego dijeron que el sospechoso aparentemente no estuvo involucrado en la emboscada.

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