Estados Unidos acusó el domingo a Canadá de "traición" durante la cumbre del G7, que terminó en un fiasco tras el giro de Donald Trump contra sus aliados a los que amenazó con nuevos gravámenes comerciales.
Francia denunció la "incoherencia" de Estados Unidos, mientras Alemania acusó a Trump de "destruir" la confianza de los aliados a punta de tuits, aunque la canciller Angela Merkel dijo la televisión que "no es el final" del G7.
El primer ministro de Canadá Justin Trudeau no contesto personalmente a Trump quien lo tildó de "sumiso" y "deshonesto" pero su ministra de Relaciones Exteriores, Chrystia Freeland, censuró en la prensa los "ataques ad hominem" que no son ni "útiles" ni "productivos".
Desde el avión que lo llevaba a Singapur para reunirse con el líder norcoreano, Trump retiró bruscamente su apoyo al comunicado final de la cumbre del G7 en La Malbaie, Canadá, pese al compromiso que se había alcanzado luego de arduas discusiones sobre temas comerciales.
Trump criticó desde Twitter a Trudeau por insistir en que los aranceles estadounidenses a los metales son "insultantes" para Canadá y confirmó que desde julio aplicará represalias comerciales contra su vecino.
Poco antes había alabado el consenso reflejado en el comunicado final, un texto que no resolvía el conflicto en curso pero que fue visto por todos como un paso para aliviar la tensión y avanzar en un diálogo.
"Es una traición, nos engañó, no sólo Trudeau sino los otros miembros del G7", comentó el domingo en CNN Larry Kudlow, el principal asesor económico de Trump.
"Hay un lugar reservado en el infierno para todo dirigente extranjero que se embarque en una diplomacia de mala fe contra Donald Trump y que intente apuñalarlo por la espalda cuando se retira", dijo a su vez en Fox News el asesor del presidente en temas comerciales Peter Navarro.