El reciente 08 de mayo de 2023, se cumplieron 270 años del natalicio de quien es considerado el ’Padre de la Patria’; Miguel Gregorio Antonio Ignacio Hidalgo y Costilla Gallaga Mondarte y Villaseñor, el cura Hidalgo, el libertador, el zorro, eran solamente algunos de los motes que le aplicaban.
Fue en la Hacienda de San Diego de Corralejo, en Pénjamo, Guanajuato; era 1753, donde su padre Cristóbal Hidalgo y Costilla, era el administrador. Su madre, fue la señora Ana María Gallaga Mondarte y sus hermanos, José Joaquín, Manuel y José María.
Cursó estudios en el Colegio de San Nicolás, Valladolid (actual Morelia), del que llegó a ser rector.
En 1778, fue ordenado sacerdote y en 1803 se hizo cargo de la parroquia de Dolores, Guanajuato. Se preocupó por mejorar las condiciones de sus feligreses, casi todos indígenas, enseñándoles a cultivar viñedos, la cría de abejas y a dirigir pequeñas industrias de loza y ladrillos.
En 1809 se unió a una sociedad secreta formada en Valladolid, cuyo fin era reunir un congreso para gobernar la Nueva España en nombre del rey Fernando VII, preso de Napoleón y, en su caso, obtener la independencia del país.
Descubiertos los conjurados, la insurrección se trasladó a Querétaro donde se reunió con Ignacio Allende. El 16 de septiembre de 1810, llevando como estandarte a la virgen de Guadalupe, lanzó el llamado grito de Dolores que inició la gesta independentista y, acompañado de Allende, consiguió reunir un ejército formado por más de cuarenta mil personas. Tomaron Guanajuato y Guadalajara, sin embargo, decidieron no ocupar la ciudad de México.
Fue en lo que ahora se conoce como la plaza de la Liberación en la capital jalisciense, donde existió un edificio (a espaldas de la catedral), la casa Cañedo o casa de ’los huesitos’, ubicada en el 136 de la calle Liceo (demolida en 1946), lugar de una familia opulenta que hospedó a Hidalgo y a otros personajes insurgentes.
Fue la noche del 15 de septiembre de 1946, durante la conmemoración de las ’fiestas patrias’, -el gobernador era Marcelino García Barragán-; y el último dueño de la casa Cañedo fue el señor Fernando Assad Trejo quien, aprovechando el bullicio de la multitud y los fuegos pirotécnicos, contrató a un grupo de albañiles para dinamitar la casa, echándola abajo, ya que tenía en mente construir un edificio mercantil.
Sin embargo, la historia se negó a ser borrada; a su paso por Guadalajara, el cura Hidalgo abolió la esclavitud, organizó a sus fuerzas militares y, Ya en Guadalajara (22 de noviembre), Miguel Hidalgo expidió una declaración de independencia y formó un gobierno provisional; decretó además la abolición de la esclavitud, la supresión de los tributos pagados por los indígenas a la Corona y la restitución de las tierras usurpadas por las haciendas. Pero tales y tan excelentes decretos administrativos y tributarios eran papel mojado sin el auxilio de la fuerza.
El 17 de enero de 1811, las tropas de Hidalgo fueron derrotadas en la batalla de Puente de Calderón por un contingente de soldados realistas al mando de Calleja. Depuesto del mando por sus compañeros de lucha, Hidalgo partió hacia Aguascalientes y Zacatecas, con la intención de llegar a Estados Unidos para buscar apoyos a su causa, pero fue traicionado por Ignacio Elizondo y capturado en las Norias de Acatita de Baján el 21 de mayo de 1811.
Tras el establecimiento en 1823 de la República Mexicana, Miguel Hidalgo fue reconocido como padre de la patria. Curiosamente hace 200 años de haberse establecido la República, coincidente con la celebración que el actual gobierno en Jalisco, resalta como entidad, diluyendo la importancia de un héroe que logró transformar el país que lo vio nacer y que hoy casi nadie recuerda.