El voyerista

No quiero misa para muertos, al menos aún no. Yo también los quiero vivos, en caso de estarlo.

Pero tampoco quiero que Tixtla, ese hermoso pueblo, muera, por falta de un proyecto y por un crecimiento desmesurado de las contradicciones, de las diversas formas de ver su recuperación y que entiendan los propios ciudadanos, de la fuerza de la unidad cívica.
Y pareciera que como van las cosas, hay gente que no quiere que Tixtla de Guerrero, crezca, se fortalezca, encuentre como población, un status especial, que se puede construir y que planificado, puede alcanzar, para beneficio de quienes han hecho de ese pueblo histórico, referente obligado. Claro, sin abstraerse de sus desgracias.

Porque lo ocurrido contra los jóvenes de la Normal Rural de Ayotzinapa, reclama ser aclarado. Para el bien de todos.

Tixtla, merece lo que sus ciudadanos, le otorguen. Pero nadie tiene derecho a establecer por la fuerza, una acción o situación en donde no participen los ciudadanos. Ahora escucho que hay una propuesta de formar Concejos Ciudadanos. No conozco la reglamentación. Y de ser posible, deberán participar las organizaciones sociales y los partidos políticos. Que en nuestras normas, son los representantes legítimos de la ciudadanía.

Lo más viable, sería una elección extraordinaria. Y para ello, los que ahora promueven los Concejos, pueden participar.

Pero serán las autoridades electorales, los diputados, el gobierno que viene y los ciudadanos de Tixtla quienes determinen de acuerdo a lo que dictan las leyes, lo conducente.

Y eso, deberá ser en breve. Quizá sea necesario definir autoridades de tránsito o transición, para que sean quienes como lo definen las leyes, promuevan una convocatoria cívica, para elegir a sus autoridades. Pero será, después de que no haya autoridades legalmente establecidas. Y eso será después del 27 de octubre.
Es posible que para poder definir lo que la gente desea, hasta haya consultas ciudadanas, que permitan establecer con democracia, lo que la gente quiere. Elecciones, Concejos Ciudadanos, autoridades por usos y costumbres, en fin. Aunque para lo último, en Tixtla, no predominan los indígenas, aunque haya poblaciones que sí, pero no son mayoría.

De lo que se trata es que las autoridades electorales, diputados, el nuevo gobierno y la sociedad, definan lo conducente. Nadie tiene derecho a imponer, sobre todo, si es minoría.

Posteriormente, se podrá definir entre todos, proyectos de desarrollo que impacten en Tixtla, y promover un proyecto de desarrollo integral, que permita a la ciudad, convertirse en Pueblo Mágico, en el único que tenga una Central de Abastos, con productos del lugar. Una propuesta para darle viabilidad a ecológica y acuífera a la laguna, resolver el drenaje y hacer de Tixtla, un lugar donde los pobladores vivan del turismo, religioso, por aquello de que es en el mundo, uno de los pocos que presumen tener una ostia sangrante.

La gente de la Costa Chica y de varios lugares de Guerrero, tienen en Tixtla un referente religioso obligado, pero que ha entrado en crisis, por los malos gobiernos y los dramas que se han vivido recientemente.

Claro, que habrá que planificar muchas cosas, como zona hotelera, seguir orientando su artesanía, hacer una estrategia de promoción de su cocina, de su mezcal y de sus infinitas riquezas que ahí están, pero que por los conflictos de intereses, quedan de lado.

Tixtla de Guerrero, bien merece un vals. Merece un mejor gobierno, mejores ciudadanos y mejores estudiantes y escuelas, donde la cultura siga fortaleciéndose y creciendo en beneficio de sus habitantes. Enhorabuena.

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