El voyerista

Ayer (hoy) platiqué con el señor gobernador del estado de Guerrero, Rogelio Ortega Martínez, quien atendió de inmediato una solicitud que le hice por la mañana.

-¿Doctor, puedo platicar con usted? Claro, Alfredo, cómo estás, deja, solamente termina este evento y espérame en mi oficina. Allá, llego.”

El gobernador, estaba en la Unidad Académica de Derecho de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro), acompañando al Rector Javier Saldaña Almazán, donde juntos dieron el banderazo oficial de inicio de clases en la UAGro, con la formalidad de dar inicio a una cátedra. Y de paso mandar mensajes de poder y de que son amigos y que la relación entre la UAGro y el gobierno del estado de Guerrero, no tiene barruntos en el escenario inmediato.

Desde su llegada como gobernador lo vi, en varias ocasiones, pero no consideré oportuno preguntarle nada, sino ahora que ya está a unos días de entregar la estafeta que recogió del suelo y con la casa tirada, que le dejara el ex gobernador del estado Ángel Heladio Aguirre Rivero y su pandilla.

La entrevista duró 10 minutos, porque tendría que trasladarse a la zona militar a una reunión con el personal castrense. Es una persona ocupada. Y una entrevista, no se hace en ese tiempo.

Palabras más, palabras menos, porque no le daré el trato de entrevista a algo que fue casi casual, lo haré con mi estilo de columna, comentada, donde indicaré mis impresiones sobre sus declaraciones.

A la pregunta de cómo estaba, lo vi y me comentó que muy tranquilo. En efecto, se le nota, sereno. Hasta demasiado. Nadie diría que está en y con la responsabilidad de un estado, convulsivo, irredento, irascible por los rezagos y por las injusticias, pero un estado, que no tiene nada que ver hoy de como se encontraba hace un año. Un estado y ciudades como Iguala y Tixtla que tienen ocupado al gobierno federal y a todo el gabinete de seguridad del país, en este momento.

-Alfredo, hace unos meses, no podíamos sentarnos aquí, como ahora.” Y voltea a la ventana y en efecto, se observa mucho movimiento en la avenida Paseo Alejandro Cervantes Delgado y en la explanada del palacio de gobierno, donde la gente entra y sale, camina, lleva papeles sobre el brazo, documentos para trámite, facturas, obras, acciones, pues.

-¿Y ahora qué sigue?, le interrogué. Entregar. Entregar bien, y en donde se aclaren todas las preguntas y demos respuesta a lo que nos corresponde. No más”.

-¿Cuál fue el momento más difícil, de esta experiencia? “Cuando iba a renunciar.” ¿Cómo, iba a renunciar? “Si, Alfredo. Iba a renunciar cuando el gobierno federal amenazó con frenar la violencia, deteniendo a 40 líderes sociales, para meterlos a la cárcel. Yo les dije, si lo hacen, renuncio.”

-“Y optaron, por dejarme hacer las cosas, como las hice. Y ya vez, resultó. Hubo elecciones, hay otras condiciones hoy, se realizaron los exámenes a los maestros, hay clases, Acapulco, contra viento y marea realizó una de las mejores jornadas vacacionales de fin de año en años. El estado de Guerrero, no se paralizó. El estilo de hacer las cosas, no les gustó a muchos, pero los resultados, lo valen. Hoy, el nuevo gobierno, tiene mejores condiciones que las que tuvimos hace un año que recibimos un estado en crisis total.”

“Hay muchas cosas por hacer, sobre todo contra la violencia y quienes la provocan, pero eso será ya una responsabilidad que le tocará al nuevo gobierno estatal y federal. Sólo hay que reconocer a muchos actores políticos que participaron en que las cosas salieran como ocurrió. Incluidos los estudiantes de Ayotzinapa, los maestros de la CETEG, transportistas, policías comunitarios, entre otros y las autoridades de gobierno municipales, estatales y federales.”

-Gracias, por venir a la oficina Alfredo.” Al buen entendedor, pocas palabras, sobre todo cuando su Secretario Particular, antes de entrar, me dijo casi al oído, ya se va a una reunión a la zona militar. Aproveché para mandarle saludos a su esposa Rosa Icela, a quien recuerdo mucho, porque éramos miembros del Partido Comunista Mexicano (PCM), quien recientemente fue operada de un tumor cancerígeno casi en la garganta.

-Gracias por permitirlo, señor gobernador”. Luego hubo una breve plática que se hizo antes de salir y que finalmente fue el origen de mi visita a Palacio de Gobierno. Concluyó con una frase que siempre hace cuando nos despedimos. “Salúdame a la maestra” refiriéndose a mi compañera Elia Moreno del Moral. “De su parte, con todo gusto.”

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