• ¿Primera buena señal?
Alfredo Guzmán
Siempre entiendo que cuando hay congruencia, se camina bien; cuando se dice una cosa y se actúa en función de las palabras y se es consecuente, se empieza bien. No hay temores.
No sé, porque no soy mago, pero creo que quien bien empieza, bien puede terminar.
Una declaración reiterada en todos los gobiernos, es que habrá transparencia y rendición de cuentas. Cuentas claras, chocolate espeso. Pero una cosa es declararlo y otra ser consecuente.
Es común que el nombramiento de un funcionario que en cualquier circunstancia, al menos en los gobiernos, que conozco, siempre se ha optado, por tener a alguien de confianza. A un amigo, que permita ser y hacer, que permita vigilar, pero sin que haya intención de supervisar, nada, sino sólo cuidar las formas. O en su caso, apoyar a enderezar al entuerto.
Me refiero a la Contraloría estatal, en el estado de Guerrero, dependencia que tiene una función especialmente delicada.
Desde ahí, se proyectan y realizan las licitaciones de obras del gobierno estatal, las compras son supervisadas, las obras programadas, las acciones de gobierno y los programas sociales, hasta los procesos de entrega recepción. Es una dependencia, desde donde se verifica y supervisa el gasto, la nómina, los avances de obra entre otras infinitas cosas. Dependiendo de quién esté, es el tamaño del temor que tiene el gobernante de que lo pillen con las manos en la masa. O que le aprisionen los dedos contra la puerta.
Escuché atento el discurso del nuevo gobernante Héctor Antonio Astudillo Flores en el Congreso del estado en su toma de protesta y en su discurso de Acapulco.
En ambos textos, conté nueve veces la palabra transparencia, ocho rendición de cuentas, siete honestidad, rechazo a la simulación, cinco; romper paradigmas, dos; un gobierno de leyes, siete; legalidad y estado de Derecho, ocho; no a la opacidad, cinco; ni al mal manejo de los recursos de gobierno, cuatro. Romper el círculo vicioso y un gobierno honesto, que rinda cuentas.
Quien se compromete, y nombra como Contralor a un funcionario que pertenece a un partido que no es el propio. Simplemente establece que no tiene temor a que lo vigilen. Que busca caminar por el camino de la responsabilidad y que busca, al menos no sólo declarativamente, que se conducirá, por la derecha.
En la postura que realizó el diputado Sebastián de la Rosa Peláez, la última recomendación que le hizo al nuevo gobernador, es que el auditor, no sea priista.
El actual Auditor General del Estado, es o fue un funcionario perredista. Lo nombró un Congreso con mayoría perredista, a propuesta del gobernador perredista, Ángel Heladio Aguirre Rivero. Hay quien lo acusa y se mantiene una demanda de amparo, porque lo acusan de que no cumplía con los requisitos de la convocatoria, para ser Auditor General del Estado. Pero ese es otro lío.
Hoy, el gobernador Héctor Antonio Astudillo Flores ha nombrado como Contralor, a Efraín Ramos del Carmen, quien es miembro connotado del Partido Movimiento Ciudadano (PMC). Este detalle, puede ser motivo de especulación, que le podría traer hasta problemas al ex diputado, si es que no pidió permiso, pero indica que este gobierno, quiere caminar por un sendero, que en ningún lado el PRD lo ha hecho.
En todos los gobiernos perredistas, sus Contralores, son militantes perredistas. Ni siquiera ciudadanos públicamente éticos. Pero en Guerrero, se cumple una máxima. Si quieres ser honesto, no pongas a cuidar las cuentas a un familiar. Pon a un contrario. Eso te limpiará la cara al menos.
Los perredistas, son hoy, una lámpara sin luz y oscuridad de su casa. Recomiendan, lo que nunca hicieron. Y los priistas, les muestran que si es posible. Vamos a esperar los resultados. Gracias.
Como sea, lo anterior, es una buena señal.