• ¿Nuevo gobierno, nueva circunstancia?
Alfredo Guzmán
El estado de Guerrero cambió. Como cambia todo. En ocasiones ocurre poco a poco y en circunstancias especiales, a ritmo vertiginoso.
Los tiempos donde la intolerancia, el garrote y el no respeto a los derechos humanos, ha quedado atrás. Hoy, los nuevos tiempos marcan, nuevas circunstancias, donde los gobernantes y ciudadanos, deberán convivir de diferente manera.
Los ciudadanos ven al poder, más cercano y eso es positivo. Y los que gobiernan, deben saberlo.
La ganancia para todos, es que los nuevos tiempos reclaman tolerancia y respeto. Para bien o para mal.
Olvidarlo, podría ser su tumba. Como lo fue para la familia que nos gobernó recientemente y que sin empacho y con descaro, intentó sembrar al hijo en Acapulco, a la esposa como Senadora y a él, como diputado federal, plurinominal, a costa de quienes le aplaudían sus torpezas. Hoy, gobiernas o te gobiernan. Aunque suene a contradicción, la sociedad reclama mejores gobiernos y quienes no cumplen o se tiran a la hamaca a beber y a delegar funciones, para sólo pensar en enriquecerse. Por eso les pasa lo que les pasa.
Para bien o para mal, el estado de Guerrero, es un laboratorio social, donde los cambios se suceden, en ciclos. Unos cerrados, otros abiertos. Desde siempre, ha dado pautas a los mexicanos de otros lares, como lo han hecho, en muchas ocasiones, estados con alto rezago social. Chiapas, Oaxaca y Chihuahua junto con Guerrero, han dado al país y a los mexicanos, infinitas muestras de los cambios que va reclamando la misma sociedad.
La presión social de cambios nace en la miseria. Los movimientos guerrilleros más connotados, ahí surgieron. Y se concretaron en otros lugares, para su bien. El desarrollo más igualitario, más equilibrado y menos despótico, ahí se fortaleció. La pobreza mueve y la clase media, enriquece sus propuestas. Los ricos, no quieren ruido, ni movimiento. Pero para estar tranquilos requieren pensar en cómo integrarse o cómo promover un desarrollo más equilibrado.
La política y la transformación, van tomados de la mano.
La sociedad sueña con mejores tiempos para todos. Ningún gobernante debe olvidar la raíz del poder. Mientras más cerca esté de donde nace, podrá construir. La soberbia, no ayuda. Quizá por ello, los nuevos gobiernos que nacen en Guerrero, deben entender que deberán estar atentos al reclamo social y a no ser omisos.
Habrá sin duda familias, que sueñan revivir los años de cacicazgos políticos que aún se observan, como en Iguala o en Tlalchapa, donde se viven tiempos rezagados por las contingencias. O donde manda el papá en detrimento de la sociedad.
Debemos creer en los nuevos tiempos, como en la gente. El saldo social, es penoso. Los nuevos gobiernos, deben pensar más en trabajar que en enriquecerse a costa de lo mismo: La corrupción.
Ahora hay que preguntar y trabajar. No para el futuro, sino para hoy. Mañana será otro día. Y podrán tener trascendencia, quienes hoy marquen sus acciones, con responsabilidad. La mala fama, no gana, más que en los bajos fondos. Y esos bajos fondos, no deben ganar a la sociedad, porque si se pierde, se muere poco a poco y las familias serán las que lo resientan.
Hay que apostarle a una mejor sociedad y por ende a un mejor Guerrero. A un mejor futuro. La izquierda, no muere, pero debe cambiar, para bien. La derecha, está alejada de los reclamos sociales y el centro, no debe olvidar porqué regresa.
El futuro político, es de quien planifica, proyecta, hace planes y los va concretando, poco a poco, cerca de la gente. Y si en ello, se fortalece, socialmente, ganamos todos.
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