• ¿Ante la barbarie, la estrategia?
Alfredo Guzmán
Otorgar facilidades a los que protestan por cualquier cosa, para que lo hagan en las mejores condiciones, es sin duda, una respuesta política inteligente.
La política es la mejor forma de resolver conflictos. Ayer, como ayer, hoy como hoy. Si en el pasado fue represión, hoy se pueden intentar otras respuestas. No pretendo defender a quien lo dice, sino la forma y el momento en que se dice.
Es evidente que hay oficio político en la respuesta al reclamo de los estudiantes de Ayotzinapa. Para los estudiantes de esa normal, la actuación del personal de seguridad pública, al perseguirlos, detenerlos y bajarlos con violencia, de las unidades secuestradas, fue excesivo. Para el gobierno del estado, fue correcto. No más tolerancia extrema. ¿O se iban a bajar solos? ¿Y para la sociedad, qué pensará? Al menos, es claro que la sociedad no aplaude ni acepta la forma en que los estudiantes actúan. La rechaza.
Los estudiantes vienen a Chilpancingo a secuestrar camiones, para utilizarlos en sus actividades de protesta. El gobierno se los ofrece, prestados. Pero no sólo secuestran camiones, se roban una pipa con combustible, para seguir jugando a la escuela de la lucha social. O al vandalismo. Dos formas de ver un mismo evento.
Los estudiantes tienen un objetivo básico, alcanzar una formación profesional de excelencia. Los líderes de la escuela, quieren seguir jugando a la escuela guerrillera, porque es un buen negocio.
¿Y los familiares de los estudiantes qué buscan o qué piensan?
No hay discusión, hubo una barbarie al desaparecer a 43 estudiantes. Y quienes hayan sido, deben pagar por ello.
El origen aparente de la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, fue rescatar las unidades que los estudiantes había secuestrado horas antes. Aparente, porque hay otras versiones, como rescatar un camión cargado con goma de opio, que iba al mercado de la frontera.
Los estudiantes, son víctimas de la manipulación ideológica, es claro. Los líderes, tienen otros objetivos. El más perverso, sería, utilizar a estudiantes como carne de cañón, en la disputa del mercado, del traslado de estupefacientes o distractores, para que otras personas ingresen armados a zonas controladas por otros grupos de mafiosos.
Está claro que la Normal Rural de Ayotzinapa no es una isla. Y que es posible que hasta ahí, hayan ingresado grupos que no sólo van a estudiar, sino a manipular la protesta, para utilizarla como distractor social. También hay grupos políticos y hasta intereses guerrilleros. Por cierto, de los más atrasados, políticamente.
La protesta no termina. Esa será parte de nuestro sino, sobre todo en un estado, como el de Guerrero, donde el rezago social y de infraestructura, la corrupción, la prostitución de intereses sociales y políticos, son el caldo de cultivo de la misma.
Los estudiantes, los padres y los líderes de Ayotzinapa, deben definir si hay interés en que la escuela se mantenga, se fortalezca como instancia formativa y de capacitación laboral educativa, o quieren que muera por inanición, por haberse convertido en una escuela frustrada de la guerrilla.
El gobierno federal y estatal, ya tiene decidido qué hacer. No permitir que actos vandálicos de los estudiantes, expongan a la ciudadanía y a la población en general y a los mismos estudiantes.
Al ver un video que grabaron los mismos estudiantes sobre la persecución que fueron objeto, Van jugando, van gritado histéricamente, sin ver que la exposición al peligro, supondría una perversidad de los líderes que lo motivan. Al tiempo. Gracias.