Elegiste hacerme daño, lo siento por ti: carta a la mujer que era amante de mi marido



Ella eligió no guardar rencor, ¿habrías hecho tu lo mismo?

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Elegiste hacerme daño, lo siento por ti: carta a la mujer que era amante de mi marido
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Agosto 31, 2016 20:19 hrs.
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Aleteia team 31 agosto, 2016
Carlie Maree
La australiana Carlie Maree, 31, madre de una linda niña de 2 años, trabajaba duro y aún encontraba tiempo para las tareas de la casa, cuidar de su hija y atender a su marido.

Un día, sin embargo…

Recibió en el trabajo un e-mail cuyo asunto era ’Su Marido’. Quien lo envió era una mujer que, tras revelar que era la amante, describió cada momento que pasó al lado de él – incluso, y con todo detalle, los más íntimos.

’Yo sabía que él estaba distante. Sentía que, cuando volvía a casa después de un viaje, estaba muchas veces irritado y cansado. Quería seguir con él, por eso propuse terapia matrimonial. Él aceptó y, en pocos meses, ya estábamos sacando los trapos sucios. Ahí fue donde descubrí que tenía una aventura’, cuenta Carlie al periódico Daily Mail.

Carlie aún dio una oportunidad a su marido, pero el matrimonio acabó por separarse.

Casi un año después, independiente y bien asentada, Carlie decidió publicar una emocionante carta a la amante de su marido – y el texto se hizo viral en las redes sociales:

’La mejor amiga de mi hija, en el kinder, tiene el mismo nombre que tú, lo que significa que lo oigo muy a menudo. Antes me estremecía al oírlo, aunque fuera sólo de una niña inocente. Cada vez que mi hija decía que se había divertido con ella, admito que me aliviaba al saber que se refería a su amiga y no a ti.

Hace un año, apretaste a ‘Enviar’ en un e-mail que tuvo un efecto monumental en la vida de varias personas. En la mía, en la de mi marido, en la de mi hija, en la de nuestros padres y familiares y en la de nuestros amigos. Siempre quise saber qué pasó por tu mente en ese momento, cuánto de ello era venganza contra un hombre que te hizo daño, y cuánto era un intento de hacer lo correcto con la mujer de él. El nivel de detalle de lo que escribiste parece que fue pensado para provocar dolor. Sabías lo que una mujer tenía que oír para que su matrimonio no tuviese solución – e hiciste exactamente eso, golpe a golpe.

Me gustaría saber cuánto me conoces. Sé que investigaste sobre mí en internet, leíste mi blog, viste mis fotos. Quisiera saber si, ese día en que recibí el e-mail con el asunto ‘Su marido’, sabías que estaba en el trabajo. Sí, porque eso era y es aún técnicamente: mi marido. Quisiera saber si te refieres aún a él como ex-novio. ¡Es tan extraño para mí pensar que ese hombre al que conocía tan íntimamente tenía otra mujer, sin que yo supiese nada!

Puedo decir, honestamente, que no lo sabía. Tal vez debería haberlo sabido. Está claro que se lo pregunté, pero, en el fondo, no pensaba que eso pudiera suceder. Éramos como rocas sólidas, él y yo. Lo creo de verdad. Teníamos una bebé de seis meses y él se ausentaba, con mucho trabajo. Claro que las cosas eran difíciles y que no estábamos tan unidos como antes, pero yo necesitaba que siguiera conmigo hasta que las cosas fueran más fáciles. Lo habría hecho, creo, si tu no hubieras aparecido en ese momento.

No estoy interesada en culpar a nadie y no me creo capaz de odiar. No me importa de quién fue la culpa. Creo de verdad que las cosas suceden por algo, y hay varias lecciones para todos nosotros. Puedo imaginar como fue para ti, viviendo en esa pequeña ciudad. Una noche, una cara bonita va a tu bar para beber. Él sabía que era divertido y encantador. Mi marido. Puedo imaginar que te sentiste atraída por él. En las noches en que fue allí, debe haberte comentado lo difícil que era tener un bebé en casa, debe haberte dicho que yo ya no le atendía tanto. Todo lo que tuviste que hacer fue escucharle, darle lo que decía que no tenía, y luego, luego, él era tuyo. Te entiendo. Yo también me enamoré de él desde el otro lado del mostrador.

A veces, pienso en cuánto de esto fue un intento por parte de él de ver en ti lo que había perdido en mí. Yo también era una chica bonita, de falda corta, detrás del mostrador de su bar favorito. Diez años después, era la madre con leggings, cabellos grises y ojeras por tener que cuidar toda la noche de una bebé enferma. Él debería amar también esa versión de mí. Y la amó. Pero echaba de menos a la chica que no tenía tiempo para él. Eso fue lo que le entregó a ti.

De alguna forma, sinceramente, te lo agradezco. Yo me sentía mal cuando él pasaba todas esas noches solo, en un hotel, lejos de nuestra familia. Pero no estaba solo. Estaba contigo. Pasó nuestro aniversario contigo. Fuiste tu la que le consoló cuando enterramos a nuestro cachorro, tan querido. Yo amaba a ese hombre lo suficiente para sentirme aliviada al saber que él creía tener amor en esos momentos, a pesar de no ser donde yo esperaba.

De acuerdo con el viejo cliché, creíste que él me iba a dejar. Pero él no me dejó. Y te quedaste mal. Nuestra hija creció, ya no necesitaba amamantar, dormía mejor. Él volvió a ver otra vez a la mujer de la que se había enamorado años antes. Quería que las cosas fueran bien con su mujer y su familia. Creo que eso te hirió. Tenías una elección: podías dejarlo ir para que recuperara su matrimonio, o podías intentar retenerle. Elegiste lo segundo.

Al final, intentamos reorganizar las cosas, pero no funcionó. Todo era distinto. Fueron los detalles los que lo hicieron todo diferente. Esas palabras e imágenes estaban grabadas en mi mente… Creo que sabías que iban a provocar eso. Ahora estamos bien, él y yo. De alguna forma, incluso, estamos más cerca que nunca. ¡Aprendimos tanto el uno sobre el otro en esa experiencia!

Cada uno ha seguido su camino, es verdad, pero aún nos queremos y nos respetamos, y eso es positivo para nuestra hija. Nadie destruirá eso. Espero que tu también hayas seguido tu camino. Espero que hayas aprendido algo de esta situación y puedas encontrar la paz contigo misma, como yo la encontré’.

* * *

Esperamos que el tiempo y la madurez de ese joven matrimonio, con el amor y el respeto que ellos reconocen que aún existe a pesar de tantos errores y de tanto sufrimiento, consigan restaurar su matrimonio y volver a unirlos como familia, junto con su hijita – que quiere y merece a papá y a mamá amándose como marido y mujer para siempre.

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