Histórico el Movimiento Estudiantil de 1968 en México


Nunca será por demás traer al presente este capítulo de la historia Méxicana

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Septiembre 30, 2024 19:38 hrs.
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Roberto Antonio Huerta Paniagua / › Divergencias Informativa

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Seminario de Cultura Mexicana
Corresponsalía Texcoco, Estado de México

Hay mucho sobre el Movimiento Estudiantil de 1968: libros, ensayos, artículos periodísticos, reportajes, películas, documentales. Además, apenas se teclea este título en una computadora y aparecen decenas de páginas que reseñan este acontecimiento. Y con respecto a fotografías, igual, existen suficientes en Internet. No obstante, nunca será por demás traer al presente este capítulo de la historia de México; ya que las generaciones se renuevan y en las mentes de las que van llegando hay que ir sembrando esta información.

INICIOS Y ANTECEDENTES

El 19 de julio de 1968 se enfrentaron estudiantes de las vocacionales 2 y 5 del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y de la preparatoria particular Isaac Ochoterena, incorporada a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). El origen del enfrentamiento no está muy claro, ocurrió al finalizar un encuentro de fútbol americano o por los piropos obscenos que los preparatorianos les dirigieron a unas jóvenes de las vocacionales. Elena Poniatowska, en su libro La Noche de Tlatelolco, y Humberto Musacchio, en 68 Gesta, Fiesta y Protesta, consignan que este enfrentamiento aconteció el 22 de julio de 1968.

Al día siguiente se repitió el enfrentamiento y en la pelea, sin que los estudiantes se percataran, infiltrados del general Alfonso Corona del Rosal, Jefe del Departamento del Distrito Federal, conocidos como ’los porros’; así como los integrantes de dos pandillas locales, ’los ciudadelos’ y ’los arañas’ (o ’araños’), exaltan a los estudiantes y la golpiza fue tremenda. Al finalizar el enfrentamiento, el 19° Batallón de Granaderos atacó a los alumnos del IPN, quienes se refugiaron en la Vocacional No. 5; los granaderos ingresaron al plantel, golpearon a alumnos y profesores, dos maestras fueron violadas y otras gravemente heridas, incluso, una perdió un brazo. La orden de los granaderos no era contener la trifulca sino expandirla conforme a las instrucciones del gobierno mexicano. Ya desde el 1° de julio de ese mismo año se habían dado enfrentamientos entre estudiantes y las fuerzas policíacas, pero no en esta magnitud. Todo obedecía a un plan.

Winston McKinley Scott, jefe de la CIA (Central Intelligence Agency, en español: Agencia Central de Inteligencia) en México de 1956 a 1969, tenía las instrucciones de generar las condiciones para que el ejército asumiera el poder en nuestro país, sin que se descubriera la intervención estadounidense. El plan nació a raíz de la obsesión del presidente Lyndon B. Johnson por acabar con el comunismo en el mundo, particularmente en América Latina y más en México (en el patio trasero). La idea era crear conflictos sociales (y los estudiantes eran la materia prima idónea para ello) que exigieran la intervención del aparato represor del gobierno (policías y granaderos principalmente) para crear un descontento generalizado e incontrolable que justificara la intervención del ejército y así dar un golpe de estado imponiendo a un dictador militar de corte franquista, de extrema derecha y vinculado con el alto clero, quien controlaría espiritualmente al pueblo y en su caso someterlo con las fuerzas militares. Para ello, Scott, diseñó el programa LITEMPO. LI, era el código de la CIA para las operaciones en México; y TEMPO, era el proyecto en sí, el cual consistía en una red de agentes a sueldo, colaboradores e informantes dentro de la Presidencia de la República y la administración pública en general. Este programa, según Moreno (2011), llegó al extremo de incluir al presidente, el Lic. Gustavo Díaz Ordaz, y al secretario de Gobernación, el Lic. Luis Echeverría Álvarez, como colaboradores de la CIA, etiquetados con las claves LITEMPO-2 y LITEMPO-8, respectivamente. Otros LITEMPO fueron el capitán Fernando Gutiérrez Barrios, titular de la Dirección Federal de Seguridad; el comandante Miguel Nazar Haro, adscrito a la misma Dirección; el general Alfonso Corona del Rosal; y el general Luis Gutiérrez Oropeza, Jefe del Estado Mayor Presidencial. ¿Habrán sabido que la CIA así los tenía etiquetados? Me inclino a creer que no.

El plan de la Casa Blanca inició haciéndole creer al gobierno mexicano que se estaba gestando una revolución comunista en México, por lo que era imperante purgar al país de cualquier ’germen’ comunista.

Con respecto a este plan, el 5 de junio de 1967 se publicó en la revista U.S. New & World Report, el artículo Now for Mexico: A New Revolution (Ahora por México: Una Nueva Revolución). Este artículo, presentaba a la entonces insignificante izquierda mexicana como una amenaza comunista, predecía disturbios y un escenario extremo; así como la eventual intervención de tropas norteamericanas para salvar a México. Esta información era realmente parte de las noticias falsas que el gobierno estadounidense de Lyndon B. Johnson empezó a filtrar a la prensa para ir preparando a la opinión pública internacional, como parte del plan para dar un golpe de estado en México y desbancar al Partido Revolucionario Institucional (PRI) del poder e imponer un régimen militar, como lo habían hecho en la mayoría de los países de América Latina. Posteriormente, el 17 de mayo de 1968, Edgar Hoover, jefe del FBI (Federal Bureau of Investigation, en español: Buró Federal de Investigaciones), recibió instrucciones del gobierno estadounidense para externar públicamente acusaciones al Parido Comunista Mexicano (PCM) en el sentido de fraguar planes para almacenar armas y municiones en preparación de una revolución; y a pesar de no tener pruebas, involucrar a Cuba, a la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (hoy Rusia) y a la República Popular China (la China comunista), en estos planes. Realmente estas declaraciones formaban parte del plan de la Casa Blanca para provocar el golpe de estado contra el gobierno mexicano.

Mientras tanto, la CIA, a través de Scott, presionaba y amenazaba a Díaz Ordaz para apresurar esa purga a fin de permitirle mantenerse en el cargo y no proceder como en otros países latinoamericanos y del resto del mundo causando un golpe de estado, cuando eso era lo que realmente quería la Casa Blanca. Para ello, Scott le propuso a Gustavo Díaz crear artificialmente una serie de conflictos estudiantiles en el país, colocando infiltrados (porros) en universidades, preparatorias y vocacionales, que exaltaran los ánimos y crearan un ambiente de confianza para que emergieran las cabezas del comunismo nacional e internacional. Y todo antes de las XIX Olimpiadas, porque los comunistas las aprovecharían para apoderarse de México creando un conflicto mayúsculo.

La CIA sabía perfectamente bien que no existían tale comunistas, salvo algunos guerrilleros aislados y controlables escondidos en las serranías. La idea era crear un desorden estudiantil que se propagara rápido por todo el país, lo cual aprovecharía el presidente Johnson para demostrar la ingobernabilidad en México y con este argumento derrocar a Díaz Ordaz e imponer a un militar del tipo de los que gobernaban los países sudamericanos. Y el candidato de la CIA para ese golpe era el general Alfonso Corona del Rosal.

De esta forma, se ideo un plan de trabajo entre la CIA, Díaz Ordaz, Luis Echeverría; el general Marcelino García Barragán, secretario de la Defensa Nacional; Corona del Rosal, Gutiérrez Barrios y Gutiérrez Oropeza. Finalmente, se definió la ruta crítica a seguir, la cual contemplaba:

1. Elegir un sector estudiantil con antecedentes violentos;
2. Colocar infiltrados en las escuelas elegidas;
3. Aprovechar el 26 de julio, aniversario del inicio simbólico de la Revolución Cubana, para provocar los enfrentamientos;
4. Los infiltrados provocarían un enfrentamiento entre estudiantes y policías;
5. Detonado el enfrentamiento, intervendrían los granaderos excediéndose en la represión;
6. Cuando surgieran las protestas por los excesos de los granaderos, los infiltrados mostrarían pancartas con consignas y líderes comunistas para que la opinión pública se convenciera del origen del movimiento; además, los manifestantes se encontrarían con porros, supuestamente estudiantes de otras organizaciones estudiantiles, para provocar choques masivos que la policía reprimiría;
7. Al sumarse otras escuelas y universidades a los disturbios, intervendría el ejército a solicitud de la autoridad;
8. Los infiltrados descubrirían a los agentes comunistas internacionales que surgieran, sabotearían los acuerdos y negociaciones con el gobierno y entre los mismos estudiantes, para lo cual boicotearían las asambleas; además, radicalizarían las posiciones, para lo cual, incendiarían transportes urbanos y destrozarían todo a su paso durante las manifestaciones;
9. Se manipularía a la prensa responsabilizando a las fuerzas comunistas de generar el conflicto; y a los estudiantes detenidos la prensa los presentaría como terroristas y guerrilleros;
10. Se escalaría el conflicto y en un evento masivo en donde se reunieran los líderes más destacados serían apresados para decapitar cualquier movimiento orientado a imponer un régimen comunista en México; se les retrataría con armas y se les arrancarían declaraciones firmadas en las que denunciaran el origen de sus fondos y el país u organización que los patrocinaban; además, las confesiones incluirían declaraciones en las que constara la intención de matar o secuestrar atletas extranjeros que concurrieran a las Olimpiadas;
11. Sería conveniente que algún secretario de estado fuera secuestrado para inventar culpables ante la opinión pública, así como muertos para volcar a la sociedad del lado de las autoridades; y
12. Se contaría con un equipo de abogados leales al gobierno que garantizara la prisión de los sublevados y evitara ridículos de la autoridad ante acusaciones cuestionables.

Hasta aquí el plan, sin que la CIA manifestara sus verdaderas intenciones. Y fue precisamente el enfrentamiento entre estudiantes de esas vocacionales y aquella preparatoria el detonante de este plan.

El 23 de julio, de acuerdo con este plan (manipulación y control de la prensa), por la noche, agentes de la Dirección Federal de Seguridad, allanan sin orden judicial alguna, las oficinas del Consejo Central del PCM, destruyen los talleres en donde se imprimía su periódico La Voz de México, y detienen a los trabajadores que ahí estaban laborando.

El 26 de julio, los excesos de brutalidad cometidos por los granaderos en contra de la comunidad politécnica (del IPN) desde el día 19 de julio pasado, provocan la indignación de diferentes sectores estudiantiles; por lo que la Federación Nacional de Estudiantes Técnicos (FNET), organización estudiantil infiltrada y gobiernista, convocan a una marcha de protesta para este día. Paralelamente, las Juventudes Comunistas de México (JCM) organizan su marcha anual en conmemoración del ataque al Cuartel Moncada por Fidel Castro. Horas antes, la policía, por órdenes de Corona del Rosal, llenan de piedras los botes de basura de la calle Francisco I. Madero para que fueran tomadas y lanzadas por los ’porros’, los ’arañas’ y los ’ciudadelos’, infiltrados entre los marchistas. La idea era crear un gran enfrentamiento callejero que justificara la intervención de la policía y hubiera más represión y encono entre los estudiantes, situación que se logó, así que hubo un encuentro con la policía que se generalizó por todo el primer cuadro de la ciudad de México.

Mientras, en otra parte de la Ciudad de México, en este mismo día, las oficinas del Comité Central del PCM fueron allanadas por agentes gubernamentales y arrestaron a varios de sus integrantes.

SE DEFINE E INICIA EL MOVIMIENTO

El 27 de julio, los estudiantes, en protesta por los enfrentamientos con los granaderos del día anterior, iniciaron la toma de instalaciones y se posesionaron de las preparatorias 1, 2 y 3 de la UNAM, y se declaran en paro indefinido. De esta forma, con la organización de la marcha del día 26 de julio y la toma de estas preparatorias por parte de los estudiantes, se define e inicia el ’Movimiento Estudiantil del 68’.

El 28 de julio, en la Escuela Superior de Economía del IPN, se realizó una asamblea de representantes estudiantiles del Poli y de la UNAM en la que se analizaron la posibilidad de entrar en huelga hasta que fueran satisfechas las siguientes demandas:

1. La desaparición de la FNET (Federación estudiantil infiltrada y controlada en gran parte por el PRI), de la ’porra’ universitaria y del MURO (Movimiento Universitario de Renovadora Orientación, que no era más que una organización supuestamente estudiantil de ultraderecha, vinculada con organizaciones de este corte, con el clero y con el Partido Acción Nacional [PAN]);
2. La expulsión de los alumnos que fueran miembros de esas agrupaciones y del PRI;
3. La indemnización a los estudiantes heridos y a los familiares de los muertos;
4. La indemnización a los estudiantes heridos y a los familiares de los muertos;
5. La desaparición del cuerpo de granaderos y demás policías represivas; y
6. La derogación del Artículo 145 del Código Penal.

El 29 de julio, los estudiantes de algunas otras preparatorias y vocacionales bloquearon avenidas, capturaron camiones, apresaron a dos policías y acordaron hacer un paro indefinido en solidaridad con el Movimiento.

En este mismo día, los estudiantes se hicieron fuertes en las instalaciones de la Preparatoria Nacional de San Ildefonso al intentar la policía y los granaderos tomarla. Ante la supuesta incapacidad de estas corporaciones policíacas por recuperar las instalaciones, el general Alfonso Corona del Rosal y el Lic. Luis Echeverría, de acuerdo con el plan establecido con la CIA, solicitaron por primera vez en este Movimiento la intervención del ejército.

Al día siguiente, 30 de julio de 1968, la puerta de la Preparatoria de San Ildefonso, una obra maestra del arte barroco virreinal, fue destruida, de acurdo con Moreno (2011), por una explosión desde dentro del inmueble por el grupo de infiltrado de Corona del Rosal que estaban con los estudiantes. Sin embargo, la prensa y los medios masivos de comunicación anunciaron que había sido el ejército mexicano quien (desde el exterior) destruyó de un bazucazo esa irreparable puerta. Desde luego que se imponían los intereses políticos por sobre el arte y la historia.

El 31 de julio, elementos del ejército, auxiliados por la policía y por perros, supuestamente en busca de armas, allanan la Unidad Artística y Cultural del Bosque de Chapultepec (La Casa del Lago), en la Ciudad de México. En ese operativo detuvieron a 75 alumnos de la Escuela de Arte Teatral que estaban en una asamblea y no encontraron armamento alguno.

El 31 de julio, elementos del ejército, auxiliados por la policía y por perros, supuestamente en busca de armas, allanan la Unidad Artística y Cultural del Bosque de Chapultepec (La Casa del Lago), en la Ciudad de México. En ese operativo detuvieron a 75 alumnos de la Escuela de Arte Teatral que estaban en una asamblea y no encontraron armamento alguno.

El 1° de agosto de 1968, se difunde desde Guadalajara, Jalisco, un mensaje por radio del presidente, el licenciado Gustavo Díaz Ordaz, dirigido a los estudiantes. El mensaje fue repetido reiteradamente por la televisión. Esta era la primera vez que el mandatario se refería al conflicto estudiantil en un discurso que fue una verdadera pieza demagógica, cargada de perversidad, cínica y carente de ética, en la que dijo, entre otras falacias: ’Una mano está tendida, los mexicanos dirán si esa mano se queda en el aire’. Desde luego que los estudiantes pidieron se le hiciera la prueba de la parafina a dicha mano.

El 5 de agosto, el profesorado del IPN, conformó el Comité de Profesores del IPN Pro Libertades Democráticas, cuya finalidad fue que la ciencia y la cultura se impartieran a hombres libres. Además, acorde con las exigencias estudiantiles, exigieron también la liberación de estudiantes, profesores y ciudadanos, la derogación del Artículo 145 del Código Penal, castigo a los responsables de las represiones, la desaparición del cuerpo de granaderos y el respeto a los planteles educativos. Así mismo, criticaron a la FNET por promover el divisionismo entre los estudiantes.

En este mismo día, estudiantes universitarios y politécnicos, organizan una marcha a la que se sumaron contingentes de la Escuela Nacional de Agricultura (ENA-Chapingo), de la Normal y de varias preparatorias que se habían mantenido al margen. El descontento crecía y las manifestaciones se extendían, tal como estaba planeado.

EL CONSEJO NACIONAL DE HUELGA

El 8 de agosto, se conformó el Consejo Nacional de Huelga (CNH), integrado por estudiantes de la UNAM, del IPN, la ENA, Normales, el Colegio de México, la Universidad Iberoamericana, la Universidad LaSalle y otras universidades de provincia. Infortunadamente, desde su formación, este Consejo fue infiltrado por agentes de Corona del Rosal, como Sócrates Amado Campos Lemus, Áyax Segura Garrido y Mario Romero Ramírez, alias ’el Fish’. Además, por agentes de la Secretaría de Gobernación y del Estado Mayor Presidencial.

Constituido el Consejo, lanza desde sus inicios el famoso Pliego Petitorio de los Seis Puntos. Este pliego exigía:

1. La libertad de los presos políticos;
2. La derogación de los artículos 145 y 145 bis del Código Penal, sobre los delitos de disolución social;
3. La extinción del cuerpo de granaderos y la no creación de cuerpos semejantes;
4. La destitución de los generales de la policía Luis Cueto Ramírez y Raúl Mendiolea, y del teniente coronel Alfonso Frías;
5. La indemnización a las familias de los muertos y heridos víctimas de la agresión desde el viernes 26 de julio en adelante; y
6. El deslinde de responsabilidades de los actos de represión y vandalismo por parte de las autoridades, a través de la policía, granaderos y el ejército.

El 13 de agosto, se llevó a cabo la primera manifestación al Zócalo Capitalino, con la asistencia de unas 150 mil personas, entre estudiantes y maestros del IPN, la UNAM, la ENA (Chapingo), Normales, otras escuelas y público en general. La marcha inició en el Casco de Santo Tomás, fue encabezada por la Coalición de Maestros y se efectuó ordenada y pacíficamente.

El 15 de agosto, el Consejo Universitario de la UNAM, máxima autoridad de esa casa de estudios, manifestó apoyar las demandas de los estudiantes.

El 16 de agosto se integró al Movimiento Estudiantil la Asamblea de Artistas e Intelectuales. Además, dieron inicio los mítines relámpago con brigadas de volanteo y difusión de información a la ciudadanía ante una prensa vendida; así mismo, iniciaron formalmente los ’boteos’ para recabar fondos para el Movimiento.

El 22 de agosto, el Lic. Luis Echeverría, propuso realizar un dialogo franco y sereno para esclarecer los orígenes y desarrollo del problema. El CNH aceptó dialogar, pero solicitó que este dialogo fuera público y frente a la prensa, la radio y la televisión.

Por la noche del 23 de agosto, se discutió nuevamente la invitación al dialogo que propuso el gobierno, pero los infiltrados de Corona del Rosal en el CNH, Sócrates Amado Campos Lemus, Fernando Hernández Zárate y Sóstenes Tordecillas, entre otros, boicotearon la asamblea de la comunidad universitaria en donde se discutía dicha invitación, insistiendo y condicionando a que, éste, fuera público, con la presencia de la prensa escrita, la radio y la televisión. Obviamente, el diálogo nunca se realizó.

El 24 de agosto, el Sindicato Mexicano de Electricista (SME), acercándose a la verdad subyacente, declaró estar de acuerdo con los estudiantes cuando, ellos, rechazaban cualquier infiltración extraña, como era el caso de la CIA, que trataba de crear el mito de que México estaba saturado de comunistas. Además, calificó de urgente que las autoridades y los auténticos estudiantes iniciaran pláticas encaminadas a la solución del problema.

El 27 de agosto se llevó a cabo una multitudinaria marcha a la que asistieron alrededor de 300 mil personas y en la que se le exigió al gobierno el cumplimiento del Pliego Petitorio de los seis Puntos elaborado por el CNH. Esta marcha concluyó en un mitin en el Zócalo Capitalino y ahí se dieron tres hechos:

1. Se izó una bandera rojinegra en la asta bandera del Zócalo, hecho sugerido por la CIA a los infiltrados en el CNH. La idea, de acuerdo a los planes del gobierno de los Estados Unidos era exacerbar y provocar al gobierno mexicano;
2. El infiltrado, Sócrates Campos Lemus, tomó el micrófono y planteó que el presidente, Díaz Ordaz, se presentara el 1° de septiembre a las 10:00 horas de la mañana, en el Zócalo, para iniciar el diálogo tendiente a solucionar el problema estudiantil. Obviamente que eso era imposible porque el 1° de septiembre es el día del Informe Presidencial; además, ese planteamiento no había sido acordado por el CNH, situación que desconcertó a muchos alumnos asistentes. La idea seguía siendo la misma: boicotear cualquier posibilidad de diálogo para solucionar el conflicto; y
3. Un grupo de manifestantes, con el permiso de la clerecía católica, subieron a las torres de la Catedral Metropolitana, encendieron las luces y doblaron las campanas. Más tarde, por la noche, policías, granaderos y elementos del ejército, desalojaron por la fuerza a los estudiantes que se habían posesionado del Zócalo Capitalino.

En la madrugada del 28 de agosto, agentes a las órdenes de la CIA, cambian la pequeña bandera rojinegra izada por los manifestantes e izaron una de mayor tamaño. Posteriormente, durante la mañana de este mismo día, el gobierno del Distrito Federal organiza una manifestación de burócratas en desagravio a la Bandera Nacional. Todos eran acarreados y llamados coloquialmente: ’borregos’, por lo que empezaron a balar.

El 1° de septiembre de 1968, en su cuarto informe presidencial, el Lic. Gustavo Díaz Ordaz, amenazó a los estudiantes en huelga y los acusó de querer boicotear las Olimpiadas del 68.

El 7 de septiembre, el CNH llevó a cabo un mitin multitudinario en Tlatelolco, al que asistieron alrededor de 25 mil personas. Este mitin fue muy ilustrativo para el gobierno, porque le aportó valiosa información operativa y táctica para el futuro 2 de octubre.

El 9 de septiembre, el rector de la UNAM, el Ing. Javier Barro Sierra, le pidió a los estudiantes y profesores regresar a clases, ya que según, él, el presidente en su último informe había respondido satisfactoriamente a las demandas estudiantiles.

LA GRAN MARCHA DEL SELENCIO

El 13 de septiembre de 1968, se llevó a cabo la Gran Marcha del Silencio convocada por el CNH. En esta marcha se estima que participaron de 300 mil a medio millón de personas. Jamás había habido una muestra de repudio tan grande por parte de un pueblo hacia sus gobernantes. Autores consideran que esta manifestación fue una de las batallas cívicas más memorables en la lucha por la apertura al diálogo y por la democratización de nuestro país.

El 15 de septiembre, mientras el gobierno oficialmente daba el Grito de Independencia, y se fraguaban las traiciones y las masacres, se conmemoraba paralelamente este Grito en la UNAM y en el IPN.

Para el 17 de septiembre, las agresiones por parte del gobierno se recrudecieron, porros y otros grupos de choque gubernamentales atacaban las preparatorias 2 y 7, así como varias facultades de la UNAM. No obstante, el CNH, aceptó un ’dialogo’ escrito, pero profusamente difundido.

A estas alturas, de acuerdo con algunos estudiosos, el Movimiento ya se había convertido en una auténtica lucha social, en la que el pueblo buscaba no sólo protestar, sino restablecer los derechos consagrados en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

El 18 de septiembre, a las diez de la noche, el ejército, con lujo de fuerza y al mando del general José Hernández Toledo, tomó las instalaciones de la UNAM. Posteriormente, el Lic. Luis Echeverría Álvarez, declararía, de forma por demás cínica, que las fuerzas públicas saldrían de Ciudad Universitaria cuando sus autoridades lo solicitaran. Al día siguiente, 19 de septiembre, el rector de la UNAM, protestó por la toma de las instalaciones universitarias, más no solicitó su salida. Los soldados permanecieron en Ciudad Universitaria hasta el primer día de octubre.

El 20 de septiembre, grupos paramilitares del gobierno ingresaron camuflados como estudiantes a la Preparatoria Número 4 de Observatorio y causaron graves destrozos al inmueble, golpearon brutalmente a los estudiantes y raptaron a algunos de ellos. Por la noche de este mismo día, El Colegio de México fue ametrallado causando graves daños a la fachada del edificio y los ventanales. También, la Vocacional No. 4 fue atacada con ráfagas de ametralladora por agentes de la Gutiérrez Barrios, quienes además ingresaron al plantel e incendiaron el auditorio y el archivo.

El 23 de septiembre inicia en los alrededores del IPN un enfrentamiento de estudiantes resistiendo el asalto de los policías, granaderos y ejército. Finalmente, después de poco más de diez horas de combate, por la madrugada del día siguiente, 24 de septiembre, fue tomado el Casco de Santo Tomás del IPN, en Zacatenco. Y mientras el Casco de Santo Tomás caía, desde automóviles con agentes de FBI; y de otros, conducidos por ’porros’, ametrallaban por espacio de 30 minutos las instalaciones de la Vocacional No. 7, arrojando un saldo de dos estudiantes muertos y nueve heridos de bala.

Cabe recalcar que durante las noches de agosto y de septiembre de 1968, desde el interior de automóviles, agentes del FBI estuvieron ametrallando por las noches diferentes escuelas en huelga disparándoles a los alumnos que hacían guardia, causando terror, varios muertos y heridos.

El 30 de septiembre, sin que las autoridades universitarias lo solicitaran, como lo había anunciado el Lic. Luis Echeverría, y a pesar de la protesta del rector del pasado día 19, fueron entregadas por el general Hernández Toledo, las instalaciones de la UNAM. Pero el ejército salió del Campus Universitario hasta el día siguiente.

El 1° de octubre de 1968, a pesar de la salida del ejército de la UNAM y de las peticiones de las autoridades universitarias por regresar a clases, el CNH rechazó retornar a éstas; en cambio, anunció realizar un mitin en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco.

EL 2 DE OCTUBRE DE 1968

El 2 de octubre, el CNH organizó un mitin en la explanada de la Plaza de las Tres Culturas en el Conjunto Habitacional Tlatelolco, en la Ciudad de México, en el cual se desató una balacera que arrojó varios civiles y elementos del ejército mexicano muertos.

Los antecedentes directos de este hecho y su desarrollo fueron los siguientes: El 15 de septiembre pasado, en la recepción oficial en conmemoración del Grito de Independencia, celebrado en Palacio Nacional, Winston M. Scott, Jefe de la CIA en México, el general Alfonso Corona del Rosal y el general Luis Gutiérrez Oropeza, acuerdan ubicar francotiradores en los edificios de la Unidad Habitacional Tlatelolco, que dispararían contra la multitud y principalmente contra los soldados del ejército mexicano en el mitin que se realizaría el 2 de octubre siguiente. El 27 de septiembre llegaron a México Richard Helms, Director de la CIA, junto con cinco francotiradores que se sumarían a los de Corona del Rosal y Gutiérrez Oropeza; y le confirmó a Scott que el plan, independientemente de capturar a los cabecillas comunistas, era provocar un gran tiroteo con un elevado saldo de muertos de tal forma que el país protestase por la injustificada y brutal represión, calificando a Díaz Ordaz como un asesino incapaz de imponer el orden, para así provocar un rechazo social que justificara la toma del poder por parte del ejército. La matanza debía ser de tal magnitud que obligara al ejército a dar un golpe de estado. Además, le indica que esté atento del general Marcelino García Barragán, secretario de la Defensa Nacional, quien ya había intentado dar un golpe de estado en 1952, como posible sucesor de Díaz Ordaz.

Todo parece indicar que, Díaz Ordaz y García Barragán consideraban hasta ese momento que las intenciones de la Casa Blanca se limitaban a eliminar cualquier foco comunista en México y que al atraparlos en Tlatelolco quedarían satisfechas las demandas de Lyndon B. Johnson. ¿Ignoraban el trasfondo del plan elaborado por la CIA?... Lo que categóricamente sí ignoraba García Barragán, era la participación en el mitin de los francotiradores y que éstos les dispararían a los manifestantes y al ejército, más sí sabía de ello el presidente, ya que una vez acordado que cinco tiradores de la CIA y cinco más del Estado Mayor Presidencial dispararían desde los edificios a la multitud y al ejército; y fue Gutiérrez Oropeza quien se lo comunicó al presidente de la República, nada menos que al comandante supremo de las fuerzas armadas, y quien estuvo de acuerdo.

Por la mañana del 2 de octubre, Díaz Ordaz, vuela a Guadalajara, Jalisco, mientras tanto, este mismo día, los francotiradores y 290 tiradores más de Corona del Rosal empiezan a ubicarse en los entrepisos y algunos departamentos de los edificios de Tlatelolco: el Chihuahua, el Aguascalientes, Molino del Rey y Chamizal, entre otros; además, en la iglesia de la Plaza de la Tres Cultural y en el edificio de Relaciones Exteriores. Por su parte, Luis Echeverría, le encarga al cineasta Servando González, que lleve ocho cámaras para ubicarlas en los pisos 17 y 19 del mismo edificio de Relaciones Exteriores para filmar el ruin acontecimiento. Paralelamente, Fidel Velázquez, líder de la CTM (Confederación de Trabajadores de México), envía a Tlatelolco a su grupo de choque conocido como ’las Avispas’; y Fernando Gutiérrez Barrios, envía a dos tiradores más.

Para las cuatro de la tarde, de acuerdo con la ’Operación Galeana’, operativo implementado por el ejército mexicano y encaminado exclusivamente a apresar a los líderes estudiantiles del CNH y a los comunistas enmascarados, el Batallón Olimpia (del mismo ejército mexicano), así como elementos de la policía judicial, del servicio secreto, de la Dirección Federal de Seguridad, policías preventivos y judiciales del Distrito Federal, ya se encontraban cubriendo las salidas del Edificio Chihuahua para evitar la fuga de esos líderes. Paralelamente, el resto del ejército participante en el operativo, completaba el cerco de la Plaza. Las órdenes de García Barragán, de acuerdo con este operativo fueron muy claras: No se dispararía contra los civiles, se limitarían los participantes exclusivamente a capturar a los integrantes del CNH. García Barragán aun ignoraba que Corona del Rosal y Gutiérrez Oropeza junto con la CIA habían planeado una matanza, de la cual estuvo de acuerdo Luis Echeverría y que contó con la anuencia de Díaz Ordaz.

A las 17:15 inició el mitin y alrededor de las 18:10 dos helicópteros sobrevolaban la Plaza, de uno de ellos fue arrojada una luz de bengala y de inmediato el ejército empezó a avanzar para capturar a los integrantes del CNH. Los asistentes gritaron: ’¡Los soldados!’ Y el pánico se apodero de la multitud. Al poco tiempo, del piso 15 del Edificio de Relaciones Exteriores, fue lanzada otra luz de bengala y los tiradores iniciaron el ataque disparando contra el ejército y los asistentes al mitin. Empezaron a caer cuerpos sin vida de civiles y principalmente elementos del ejército. Ahí, se hizo famosa la llamada que evidenciaba una traición: ’¡Batallón Olimpia!... ¡Batallón Olimpia!... ¡No disparen!’ Pero los disparos continuaban.

Los militares empezaron a desalojar la Plaza y en menos de 75 segundos quedó libre de civiles; los soldados, incluso, cubrían a los civiles con sus cuerpos para protegerlos. El tiroteo continuó hasta aproximadamente las 19:45 horas y los tiradores ya solamente les disparaban a los militares, quienes repelían el fuego.

Durante el tiroteo y aun estando estudiantes y civiles en la Plaza, varios sujetos vestidos de civiles y mezclados entre la muchedumbre, sacaron sus pistolas y empezaron a dispararle a la gente a corta distancia.

Poco más tarde, Gutiérrez Oropeza, se comunicó con el general García Barragán para informarle que tenía un par de tiradores apostados en algunos departamentos con órdenes de dispararles a los estudiantes y que no alcanzaron a salir, por lo que le pedía un salvoconducto para ellos ya que la tropa iba subiendo y revisando los departamentos. En ese momento, Barragán, se percató de que quienes les disparaban a sus soldados eran elementos del Estado Mayor Presidencial, obviamente que, con la anuencia del presidente, que sus órdenes no fueron acatadas y que tanto el ejército como él en lo particular, fueron traicionados.

También, en ese momento, la CIA se percató de que Corona del Rosal, sin el apoyo de las fuerzas armadas, al verse éstas traicionadas, no podía ser el próximo dictador de México, así que su siguiente candidato fue el propio general García Barragán, secretario de la Defensa Nacional.

Un poco antes de las 23:00 horas, se desató otra balacera, la cual concluyó alrededor de 30 minutos después. De inmediato el ejército empezó a peinar la zona y capturó a unos 230 tiradores de Corona del Rosal, así como el armamento y el parque restante.

En esa tarde y noche hubo, de acuerdo a una fuente bibliográfica, 39 civiles y 89 soldados acribillados; otra fuente señala que se contaron 179 cadáveres, aunque testigos presenciales afirman que eran camiones cargados de apresados y cadáveres (debió haber sido tan impactante esa matanza que las apreciaciones cuantitativas fueron superadas por las cualitativas). Además, la vox populi, afirmaba que esos cadáveres y también algunos moribundos, fueron llevados a los incineradores de Campo Militar No. 1 para su desaparición.

LOS ROLLOS PERDIDOS

A las tres de la madrugada del 3 de octubre fueron conducidos por soldados el cineasta y los camarógrafos que filmaron la masacre desde la Torre de Relaciones Exteriores a los Estudios Churubusco para procesar y editar lo filmado (los rollos). A las siete de la mañana del mismo día el material se le entrega ya editado a un grupo de militares y no se volvió a saber el paradero de estos rollos.

Durante los dos últimos años de la década de los sesenta y prácticamente los diez de los setenta, estuvieron arribando a los Estudios Churubusco personas indagando e insistiéndoles a los trabajadores si no habían quedado pruebas o fragmentos de las películas filmadas aquel 2 de octubre. Y tanto los trabajadores como el propio cineasta siempre sostuvieron que todo el material había sido entregado a quien ’correspondía’.

Para esos años ya corría el ’rumor’ de que alguien de los involucrados en la revelación y demás procesado de lo filmado el 2 de octubre de 1968 había dejado copias y se habían guardado en una lata con una clave; y que dichos rollos estaban en alguna bóveda de la Cineteca. Nacía así la ’leyenda urbana de los Rollos Perdidos’.

Leyenda o no, el 24 de marzo de 1982, ocurrió un tremendo incendio en la Cineteca Nacional y se perdieron miles de rollos de películas. Había una función de cine, estaban varios trabajadores, hubo muchos muertos, más de 20 (oficialmente cuatro o cinco), y esta leyenda urbana todavía continúa.

EL GOLPE DE ESTADO

Regresando al pasado, en aquel mismo día (3 de octubre) por la mañana, el embajador de Estados Unidos en México, Fulton Freeman, visitó al secretario de la Defensa Nacional, el general Marcelino García Barragán y lo invita a encabezar un golpe de estado para convertirse en el nuevo presidente de México, para lo cual le dijo que contaba con el apoyo de las fuerzas armadas estadounidenses. García Barragán le respondió que no traicionaría a México; el embajador entonces se sorprendió, la reunión se exaltó y prácticamente este intervencionista yanqui fue corrido de la oficina del general. Por la noche de este mismo día, después de la matanza del día anterior, Díaz Ordaz pretendía suspender las garantías individuales y perpetuarse en el poder, para lo cual citó al general García Barragán y le comunicó sus intenciones. Barragán desaprobó esa suspensión y le relató a Díaz Ordaz su encuentro con el embajador estadounidense en donde fue invitado a encabezar un golpe de estado. Fue hasta ese momento que Díaz Ordaz comprendió que el movimiento estudiantil organizado tenía realmente la intención de derrocarlo y que la eliminación de los focos comunistas era un mero pretexto. El decreto de suspensión de las garantías individuales no fue promovido y la discreción, complicidad y apoyo de Luis Echeverría en los hechos, le garantizaron la designación como próximo presidente de la República Mexicana.

El 9 de octubre algunos integrantes del CNH informaron no realizar manifestaciones durante las celebraciones de las XIX Olimpiadas, las cuales fueron inauguradas el 12 de octubre en el Estadio Olímpico de Ciudad Universitaria en la Ciudad de México, por el presidente, Lic. Gustavo Díaz Ordaz, quien apenas diez días atrás había autorizado una matanza de estudiantes de esa casa de estudios, de otras más, de ciudadanos en general y de soldados. En este mismo día, un grupo de manifestantes lanzó un papalote negro en forma de paloma a modo de protesta por esa matanza.

El 26 de octubre, 67 estudiantes capturados el 2 de octubre pasado y trasladados al Campo Militar No. 1, fueron liberados; al día siguiente, 27 de octubre, aquellas XIX Olimpiadas fueron clausuradas.

Al mes siguiente, en un intento por llamar la atención del estudiantado, el presidente del PRI, Alfonso Martínez Domínguez, en el discurso oficial del 20 de noviembre de 1968, en conmemoración del inicio de la Revolución Mexicana, dirigido precisamente a la juventud, les advierte que se prepararen académicamente para ocupar el poder político y así transformarlo, ya que los ’ricos’, estaban enviando a sus hijos al extranjero, a escuelas y universidades privadas de países capitalistas, para que a su regreso ocupasen el poder. Y así fue, finalmente retornó a México esa generación que se calificó de tecnócratas y neoliberales. Y no hubo quién aquí que estuviera preparado para evitarlo. Pero bien, esta es otra faceta de la historia de México.

Estas palabras fueron en advertencias en el desierto. El 4 de diciembre de 1968 se reanudaron las clases y a partir del 13 de diciembre del mismo año fueron arrestadas alrededor de 500 personas vinculadas, supuestamente, con el Movimiento y con la izquierda.

ECHEVERRÍA Y EL HALCONAZO

A mediados de julio de 1969, Díaz Ordaz le informó a Echeverría que sería postulado como candidato a la presidencia de la República. Ya en plena campaña electoral, sin la menor pena o remordimiento visibles, el 24 de noviembre de 1969, Echeverría, en la Universidad de San Nicolás de Hidalgo, en Morelia, Michoacán, acepta guardar un minuto de silencio por los estudiantes caídos aquel 2 de octubre. Y el 10 de junio de 1971, un jueves de Corpus, ya siendo presidente de México, estudiantes y maestros (algunos recientemente excarcelados) organizaron una marcha junto con estudiantes normalistas en la Ciudad de México. La marcha partió de las instalaciones del IPN en el Casco de Santo Tomás. Al llegar a la altura de la Escuela Nacional de Maestros, estalló una granada de gas y los manifestantes fueron atacados por un contingente paramilitar del Gobierno Federal conocido como ’los Halcones’, por lo que a ese día se le recuerda como el ’Día del Halconazo’.

En esa acción hubo un número indeterminado de estudiantes y maestros muertos y heridos ante la complacencia de los policías que permanecieron apostados afuera del Instituto Técnico Industrial sin moverse. Por la noche de ese día apareció, Echeverría, actuando en televisión y anuncia que los responsables de esa brutal represión serían castigados, con la consabida amenaza de quienes en realidad no harían nada al respecto: ’Caiga quien caiga’.

Los Halcones fueron un grupo de choque creado a finales de los años 60 por el gobierno mexicano para evitar movimientos populares como aquel Movimiento Estudiantil del 68. Este grupo fue integrado originalmente por porros del general Alfonso Corona del Rosal, aquel Jefe del Departamento del Distrito Federal en 1968 y a instancias de la CIA.

DESPUÉS, SE FUERON MURIENDO

Tres meses antes del Halconazo, el 26 de abril de 1971, muere en México, Winston McKinley Scott, ex jefe de la CIA en México durante ese 1968. Al parecer murió de un ataque al corazón, pero después se supo que ’murió’ cuando estaba escribiendo sus memorias. Y pues sus manuscritos eran incriminadores.

Años después, el 15 de julio de 1979, muere en la Ciudad de México el Lic. Gustavo Díaz Ordaz Bolaños, presidente de México del 1 de diciembre de 1964 al 30 de noviembre de 1970. México lo recordará porque durante su gestión se llevaron a cabo las XIX Olimpiadas y ocurrió la matanza de estudiantes, ciudadanos y soldados del 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, Distrito Federal. Otros años después, el 8 de julio de 2022, fallece el Lic. Luis Echeverría Álvarez.

¿HUBO JUSTICIA?

Pero antes, el 8 de noviembre de 2003, alrededor de 120 activistas y exlíderes del Movimiento Estudiantil de 1968, se reunieron en México para firmar El Manifiesto de Lecumberri, con el cual pidieron que fueran castigados los represores y asesinos del gobierno del Lic. Gustavo Díaz Ordaz durante el ese movimiento social. Caso omiso se hizo a la petición, pero se creó una fiscalía, de esas que se sabe son vanas.

En enero de 2005, la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (FEMOSPP), solicitó la aprehensión de 55 personas presuntamente responsables de la matanza de Tlatelolco. En mayo de 2005, la FEMOSPP aseguró que el ex presidente Luis Echeverría sería consignado ante un juez penal federal. Para entonces, la fiscalía consideraba también como sospechosos de la matanza al ex procurador general de la República, Julio Sánchez Vargas; al ex agente del Ministerio Público, Salvador del Toro Rosales; al entonces subdirector de la Dirección Federal de Seguridad, Luís de la Barreda Moreno; y al entonces comandante de un grupo de agentes, Miguel Nazar Haro. En noviembre de 2006 el juez José Mattar, responsable del Segundo Tribunal Unitario en Materia Penal, ordenó la detención de Luís Echeverría, pero se ordenó su arresto domiciliario debido a su avanzada edad.

Todo parecía indicar que el gobierno aplicaría la ley al caso, pero no fue así. Después de algunas comparecencias ridículas, algunas declaraciones irrisorias; y realmente por el contubernio a altos niveles políticos, no pasó nada. En julio de 2007, un tribunal federal concedió un amparo contra el auto de formal prisión en contra de Luis Echeverría, y se ordenó levantar su arresto domiciliario. El titular del Tercer Tribunal Unitario en Materia Penal, Jesús Guadalupe Luna Altamirano, lo exoneró al considerar que no existía ninguna prueba que lo inculpara como responsable de los hechos ocurridos cuando fue secretario de Gobernación; si bien determinó que hubo genocidio planeado y ejecutado.

La FEMOSPP concluyó sus actividades dando a conocer en el 2006 un importante documento sobre el periodo de la Guerra Sucia en México en el cual incluyo al movimiento estudiantil de 1968.

Antes, durante el sexenio del licenciado Miguel de la Madrid, se decreta la Ley Sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacional, en la cual se determina, entre otras disposiciones, la altura a la que debe izarse la bandera nacional en fechas determinadas.

CONMEMORACIÓN A MEDIA ASTA

Dos años después del 2006, el 2 de diciembre de 2008, la Cámara de Senadores aprobó declarar al 2 de octubre como día de Luto Nacional en conmemoración de los caídos en Tlatelolco durante el Movimiento Estudiantil de 1968. Finalmente, el 8 de noviembre de 2011, se expidió el decreto por el cual se Adiciona la Fecha ’2 de octubre, Aniversario de los caídos en la lucha por la democracia de la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, en 1968’, al Artículo 18, inciso ’b’ de dicha Ley, por lo que desde esa fecha cada 2 de octubre se debe izar la bandera a media asta. ¿Merecerán todos los sacrificados en ese 1968 solamente una media asta?

Un análisis político de las consecuencias de este movimiento merece otro espacio, ya que van desde los que opinan que no se logró nada, hasta los que opinan que fue un importante avance en la lucha por la democracia, que se trastocó el sistema político mexicano y demás. Así que quede por el momento.

FUENTES DE INFORMACIÓN

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Huerta P., R.A. 2010. Efemérides de los Estados Unidos Mexicanos. Instituto Veracruzano de Cultura. Colección Bicentenario-Centenario. Veracruz, Veracruz, México. pp. 167-260.
Moreno, F.M. 2011. Arrebatos Carnales III. Editorial Planeta Mexicana, S.A. de C.V. México, D.F. pp. 12-159.
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Wikipedia. 2024. Movimiento de 1968 en México. Wikipedia. La enciclopedia libre. Disponible en: https://es.wikipedia.org/wiki/Movimiento_de_1968_en_M%C3%A9xico

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Histórico el Movimiento Estudiantil de 1968 en México

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