Participación ciudadana, el camino
Jacko Badillo
En la colonia La Mira es un secreto a voces. Todo mundo sabe quiénes son, dónde están y en qué lugares se esconden; saben quiénes son sus familiares y a qué se dedican.
Es ahí donde el reporte policiaco del fin de semana informa de fosas clandestinas en un terreno baldío, y en donde incluso algún medio de comunicación manejó que pudiera tratarse de los cuerpos de los jóvenes levantados hace unos días por uniformados a bordo de una supuesta patrulla de la Policía Municipal en la cancha frente a la CROM, en el barrio de La Playa.
Ahí donde, sin embargo, nadie sabe nada si alguien pregunta, vaya usted a saber si por miedo, por apatía, complicidad o simplemente por no querer echar de cabeza a sus vecinos, aun cuando a los pocos minutos de conocerse un hecho ilícito, y estamos hablando de ejecutados a balazos, descuartizados o decapitados, ya se sepa por dónde corrió el responsable y en voz baja se comente: ’fue fulano’.
Lamentablemente esta misma historia se repite en otras colonias como la Progreso, la Morelos, la Jardín en sus tres secciones; en las partes altas de Costa Azul, en Las Cruces, en las aledañas a la avenida Ejido, y no se diga en las de la periferia.
La gente sabe quiénes en los lugares donde viven andan en malos pasos, quiénes son los que se dedican a extorsionar, a cobrar cuotas, a secuestrar o vender droga; sabe dónde están las llamadas casas de seguridad, pero no dice nada, se queda callada aún y cuando ella misma esté siendo víctima de esos delitos. Paga y calla, encubre, cómplice prisionera del temor. No paga y la matan. ¿Quién perdió?
Es un hecho que mientras prevalezca esta situación las cosas no van a cambiar. De hecho, seguirán empeorando. Es de vital importancia que la gente colabore para terminar con este cáncer de inseguridad y violencia. Las autoridades pueden mandar ejércitos, pueden llegar miles de guardias nacionales, centauros y no va a pasar nada si se sigue encubriendo a los criminales.
La excusa puede ser válida: ’Es que si digo algo me matan’. Pues les tengo una noticia: Si callan, también.
Mientras tanto… ¡Jálalo que es pargo!