¡Jálalo que es pargo!

De regreso a casa con la medalla de bronce producto del tercer lugar sobre nuestras espaldas del Campeonato Mundial del Pesca Big Fish Sudáfrica 2019, que en honor a la verdad a nosotros nos supo a oro, nos damos un tiempo para reflexionar lo orgullosos que estamos de ser mexicanos, guerrerenses, pero sobre todo de nuestras raíces cien por ciento acapulqueñas.

Y es que no solamente por ese logro (que por sí solo debería ser objeto de algún reconocimiento por parte de quienes supuestamente rigen el deporte en nuestro país, estado y municipio, porque pareciera ser que pasó de noche) sino también por la hoja de vida que Dios me ha permitido escribir y que seguiremos haciéndolo mientras Él así lo decida.

Estoy orgulloso de esos triunfos que en mi niñez y juventud coseché como deportista de la natación, poniendo muy en alto el nombre de nuestra tierra donde quiera que nos parábamos junto con mi hermano Jaime, hasta los mismísimos Juegos Centroamericanos y del Caribe a donde fuimos a representar a nuestro país en la República de Cuba.

También de esa constancia en el deporte y el estudio para obtener la beca que me permitió matricularme en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, a donde no cualquiera entra, sino los más destacados, y más tarde ese mismo esfuerzo me llevó a estudiar una maestría hasta Madrid, España, y a culminar el doctorado con las mejores notas de aprovechamiento, siempre con tezón, con empeño, con perseverancia.

Orgulloso de haber podido fundar junto a mi familia -una gran y bendita familia, por cierto- la empresa que nos ha dado renombre a nivel nacional y que fue producto de una idea plasmada en una servilleta, pero que a 14 años de distancia Grupo Jobamex se ha convertido en un referente empresarial que no solamente brinda servicio de seguridad privada al más alto nivel, sino que es además fuente de empleo e ingreso para más de 3 mil familias, y que nos ha permitido además el privilegio de convertirnos en dirigentes del gremio desde la Coparmex y el Consejo Coordinador Empresarial en donde hemos y seguiremos entregando buenas cuentas.

Sí, lo digo con el pecho henchido de emoción, con la frente en alto y lo grito a los cuatro vientos: ¡Soy orgullosamente acapulqueño!

Mientras tanto… ¡Jálalo que es pargo!