Acapulco es… Acapulco

¡Jálalo que es pargo!

¡Jálalo que es pargo!
Política
Septiembre 17, 2018 15:37 hrs.
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Jacko Badillo › codice21.com.mx

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Acapulco ha sido desde su época dorada el lugar preferido de turismo para descansar, disfrutar de los maravillosos atractivos que representan el sol, la arena y el mar, combinado con otras bellezas naturales como sus lagunas, montañas, sitios históricos y arqueológicos, su gastronomía, aunado a su oferta hotelera, restaurantera y centros de diversión, que le hacen sobresalir por encima de los demás destinos turísticos.

Incluso es en este escenario donde se han escrito muchas historias de amor, por el romanticismo que la también llamada bahía de Santa Lucía inspira a las parejas de enamorados que encuentran aquí el ambiente ideal para dar rienda suelta a sus pasiones, y no por nada se dice que ’una gran parte del país fue concebida en Acapulco’.

Pero también nuestro puerto se ha caracterizado por ser una ventana de oportunidades para quienes han decidido arriesgar aquí sus capitales, atreverse a invertir en los diferentes ramos de la economía, no solamente en la llamada industria sin chimeneas, y que han conseguido sobresalir gracias al esfuerzo, tenacidad y sobre todo haciendo frente a toda adversidad con firmeza y determinación, convirtiéndose incluso en íconos a nivel nacional.

Sin embargo, a consecuencia de pésimos gobiernos que ha tenido que padecer, pero también de la misma inconsciencia ciudadana, la falta de valores, de ética, de principios, es que Acapulco ha visto disminuida su imagen, aún cuando los atractivos siguen siendo los mismos.

Problemas como la deficiencia en la prestación de servicios públicos como la recolección de basura, el alumbrado público, el bacheo de calles; el deterioro de la infraestructura urbana y el clima de inseguridad y violencia lacerante, hacen de esta ciudad un lugar en donde tal vez, y aunque suene paradójico, puedes vivir con ’tranquilidad’ pero con miedo, en donde puedes transitar libremente por las calles, pero vives preso de la incertidumbre.

Quienes participamos en el pasado proceso electoral como candidatos a la presidencia municipal, más allá de los distintos partidos políticos que nos postularon, lo hicimos enarbolando una serie de propuestas para mejorar Acapulco. Se supone que quien ganó la contienda fue porque las propuestas que hizo fueron las mejores, las que convencieron a la ciudadanía, y en ellas están puestas todas las expectativas. En esa lógica, no falta mucho para comenzar a darnos cuenta si ese voto emitido fue en el sentido correcto, o para entrar a una etapa de lamentaciones y desengaños porque los hechos nos demuestren que no siempre es bueno montarse en la ola de las ilusiones yéndose a la cargada.

Nuestro destino turístico no está para experimentos. Acapulco es Acapulco.

Mientras tanto… ¡Jálalo que es pargo!

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