Acapulco: Un grito desesperado

¡Jálalo que es pargo!

¡Jálalo que es pargo!
Política
Octubre 22, 2018 08:48 hrs.
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Jacko Badillo › codice21.com.mx

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Sin dejar de lamentar no solamente los asesinatos de dos destacadas profesionistas los últimos días en Acapulco, sino todos aquellos que han enlutado miles de hogares y que al igual que los de la oftalmóloga Reyna y la maestra Itzel deben ser esclarecidos en su totalidad, no deja también de sorprendernos la respuesta de la sociedad civil organizada que ha salido a las calles en exigencia de justicia.

De manera pacífica -pues sólo se tiene el reporte de ligeros roces con algunos representantes de medios de comunicación-, los ciudadanos decidieron salir a manifestar su dolor, su rabia e impotencia de ver cómo los hechos violentos se suscitan día tras día mientras que en nuestra ciudad sigue campeando la impunidad, ante una autoridad que se muestra negligente, pasiva e indiferente.

Y es que si bien la inseguridad y violencia campean en la ciudad con una intensidad inusitada, no estamos exentos de otros cánceres sociales como la pobreza, la marginación, la corrupción, que nos hacen sentir en la indefensión, el desamparo, desprotegidos, y más porque cuando acudimos ante alguna autoridad a presentar una denuncia o solicitar ayuda, lejos de encontrar apoyo lo que nos ofrecen son trabas, incluso regaños, o recomendaciones francamente grotescas como ’mejor ni le mueva’ o ’venda todo y váyase de la ciudad’.

Este fin de semana familiares y amigos de las dos profesionistas asesinadas unieron sus voces aguijoneadas por el mismo dolor. Marcharon y se encontraron en un punto de la costera Miguel Alemán, mientras desde las oficinas gubernamentales se emitían comunicados de prensa de que ya se había capturado a algunos de los culpables en un caso y que en el otro el responsable ya había sido identificado y estaba siendo buscado.

Respuesta insuficiente para mitigar el dolor. Como sociedad exigimos que se conozca la verdad a fondo. Que se den a conocer los móviles, que se detalle en los protocolos de investigación, no por morbo, sino por la necesidad de que haya claridad y certeza de que no se trata de chivos expiatorios para salir del paso y acallar a la muchedumbre. Ya basta de información sesgada, a medias; de versiones poco creíbles.

El llamado también debe ser a que no bajemos la guardia. A que nos activemos, nos movilicemos para exigir que ya pare el baño de sangre, sobre todo de gente de bien, trabajadora, que día a día se esfuerza por conseguir honestamente el sustento familiar. Somos mucho más los buenos que los delincuentes. Ya es hora de cerrar el paso a esos holgazanes que se dedican a despojar a la gente de bien del fruto de su esfuerzo mediante el secuestro, el cobro de piso o la extorsión. Denunciemos, sólo de esa manera podremos acabar con esas lacras.

Mientras tanto… ¡Jálalo que es pargo!

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