Lecciones constitucionales


’¡Digamos no, al delito!’

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Lecciones constitucionales
Periodismo
Junio 05, 2020 19:33 hrs.
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Marco Antonio Baños Avendaño › tabloiderevista.com

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El delito de Odio hacia la comunidad afroamericana, por parte de los policías norteamericanos, tiene resonancia mundial, ya tiene un límite, muy lejos del discurso pronunciado por Martin Luther King, que se manifestó orgulloso de reunirse en la mayor manifestación por la libertad en la historia de Estados Unidos. Muchos esclavos de este siglo, frente al Estado Policía, no se han emancipado, no han logrado su libertad hasta que el poder se ponga al nivel del pueblo norteamericano.

El llamado al ’amanecer de alegría para terminar la larga noche del cautiverio’ no ha terminado, la comunidad afroamericana, como la latina aún tienen grilletes que encadenan y discriminan a los ’hombres libres’ del país norteño, los eternos exiliados de los negocios para blancos, de las escuelas, de los centros educativos o sociales, serán de otras razas menos la blanca.

Lo dijo King: ¡Las palabras de la Constitución Norteamericana y la Declaración de Independencia, firmaban una promisoria nota de la que todo estadounidense sería heredero! Esa nota era una promesa de que todos los hombres tendrían garantizados los derechos inalienables de ‘vida, libertad y búsqueda de la felicidad’. Es obvio hoy que Estados Unidos ha fallado en su promesa en lo que respecta a sus ciudadanos de color. En vez de honrar su obligación sagrada, Estados Unidos dio al negro un cheque sin valor que fue devuelto con el sello de ‘fondos insuficientes’. Pero nos rehusamos a creer que el banco de la justicia está quebrado. Nos rehusamos a creer que no hay fondos en los grandes depósitos de oportunidad en esta nación. Por eso hemos venido a cobrar ese cheque, un cheque que nos dará las riquezas de la libertad y la seguridad de la justicia.¡..¡

Parece ser, que la gran diferencia entre lo que viven los norteamericanos, debe perfeccionarse en México, que se legisle para crear esa figura jurídica, abordando temas de racismo, xenofobia, delitos de odio diversos, responder a las necesidades sociales, ya que mediante el reconocimiento y protección jurídicas, a través de normas que procuren la inhibición de conductas discriminatorias y tipifiquen los crímenes de odio por homofobia, lesbofobia e identidad genérica, de raza, procedencia étnica y religión, entre otras, ello, para castigar de manera implacable y revertir los efectos perniciosos del estigma que existe sobre conductas juzgadas como "indeseables", al percibirse como amenazas para la sociedad, o por desprecio a las personas que se aprecian como diferentes o desvalorizadas.

Cabe señalar que la afectación a la psique de los ofendidos o considerar simples aseveraciones o señalamientos genéricos como discriminatorios, se acreditan, tan sólo se requiere que se atente contra la dignidad humana, los indígenas, los grupos minoritarios, requieren respeto de sus policías, de sus gobernantes, de los servidores públicos, hace falta una cultura constitucional practicada por los norteamericanos, que de una vez por todas integren el respeto a los ciudadanos latinos y de la misma comunidad afroamericana y sus descendientes.

Sigue existiendo en todo el planeta, tratos desiguales, personas que hacen víctimas a otras personas, discriminaciones que son basadas en el origen étnico o nacional, sexo, edad, discapacidad, condición social o económica, condiciones de salud, embarazo, lengua, religión, preferencias sexuales, estado civil o cualquier otra, que tenga por efecto impedir o anular el reconocimiento o ejercicio de los derechos y la igualdad real de oportunidades. La comunidad afroamericana, afro mexicana, aún viven en el oscuro y desolado valle de la segregación, y caminar hacia el iluminado camino de la justicia racial, ahora es un reto civil, con miras a considerarse una guerra civil, una lucha interna de Estados Unidos.

Los conceptos de libertad e igualdad, aún son un mito en nuestro tiempo, las frustraciones que vemos en televisión o internet del maltrato a seres humanos
Ya tiene su rudo despertar si la nación regresa a su rutina de odio entre el blanco y el negro, entre ciudadanos que obligan a hispanos a hablar el inglés. Como si fuese
Obligatorio hablarlo en territorio norteamericano.

Es preciso rescatar al pacifista King, que dice en su discurso: ’…No habrá ni descanso ni tranquilidad en Estados Unidos hasta que el negro tenga garantizados sus derechos de ciudadano. Los remolinos de la revuelta continuarán sacudiendo los cimientos de nuestra nación hasta que emerja el esplendoroso día de la justicia. Pero hay algo que debo decir a mi gente, que aguarda en el cálido umbral que lleva al palacio de la justicia: en el proceso de ganar nuestro justo lugar no deberemos ser culpables de hechos erróneos. No saciemos nuestra sed de libertad tomando de la copa de la amargura y el odio. Siempre debemos conducir nuestra lucha en el elevado plano de la dignidad y la disciplina. No debemos permitir que nuestra protesta creativa degenere en violencia física. Una y otra vez debemos elevarnos a las majestuosas alturas de la resistencia a la fuerza física con la fuerza del alma. Esta nueva militancia maravillosa que ha abrazado a la comunidad negra no debe conducir a la desconfianza de los blancos, ya que muchos de nuestros hermanos blancos, como lo demuestra su presencia aquí hoy, se han dado cuenta de que su destino está atado al nuestro. Se han dado cuenta de que su libertad está ligada inextricablemente a nuestra libertad. No podemos caminar solos. Y a medida que caminemos, debemos hacernos la promesa de marchar siempre hacia el frente. No podemos volver atrás…’

En suma, los DERECHOS CIVILES, HUMANOS, deben respetarse en nuestro siglo.
Eliminar el odio del blanco al negro o viceversa, sin que hayan víctimas de los inimaginables horrores de la brutalidad policial es el reto de este siglo. Si todos los hombres son creados iguales, hace falta vivir otra vez ese sueño de igualdad, de libertad y de justicia, de valores perdidos en la cultura norteamericana al respeto a las diferencias, vivir en un país. Donde no se juzgue por el color de la piel sino por el contenido del carácter. Fue el sueño que hay que rescatar para el día de hoy.

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