**Carrera judicial
Dr. Gustavo Martínez Castellanos
Uno de mis recientes textos propició algunas reacciones con referencia a que el maestro en Derecho, Robespierre Robles Hurtado -como propuesta del gobernador del estado- accediera a ser magistrado dentro del sistema judicial. La reacción más iterada expone que Robles Hurtado tiene pocas posibilidades de ser magistrado porque no “pertenece”, (sic) a la “carrera judicial”.
Parece ser que, por una parte, estos señalamientos se deben en gran medida a la falta de información al respecto, como expongo al final de este texto; por otra, a la repetición de frases de cuño en los medios, y una más, a otra forma de presionar para obtener beneficios políticos. Sobre todo, porque no existe un documento que defina o describa la “carrera judicial”, y a que sólo la encontramos mencionada en algunos reglamentos.
Su ausencia y la ausencia de un reglamento que la rija -argumenta Zacarías Cervantes, en El sur, (07 de abril)*- fue la causa de los paros laborales en el poder judicial que perfilaron al gobierno de Rogelio Ortega desde marzo de este año hasta su fin. Dichas ausencias –deja entrever Cervantes-, no solo vuelven injusto al sistema laboral judicial, sino que fomentan corrupción, pues, tanto magistrados como políticos ajenos a dicho sistema han logrado imponer en puestos privilegiados a familiares y a amigos.
Aún con eso, tal entelequia ha sido esgrimida en un blog** contra Robespierre por un diputado perredista -que, según el texto de Zacarías Cervantes, hizo juez a su hermano-, sin aclarar si pertenecer a ella es prestigioso o nocivo ya que todo juez o magistrado actual no está regido por ella, por una lado; y por otro, a que tal vez tal entelequia se la responsable de la baja calidad en la administración de justicia que padece Guerrero hoy día.
Los reglamentos vigentes ponen las cosas en su lugar; la constitución política estatal expone los requisitos para que un ciudadano pueda ser magistrado y qué reglamentos e instituciones garantizan “independencia, imparcialidad, especialización y profesionalismo de los Magistrados y Jueces”.
Robespierre Robles los cumple holgadamente, sobre todo, en lo que señala el artículo 97º que a la letra dice: “los nombramientos de Magistrados y Jueces integrantes del Poder Judicial, serán hechos preferentemente entre aquellas personas que hayan prestado sus servicios con eficiencia y probidad en el esquema de la carrera judicial o que lo merezcan por su honorabilidad, competencia y antecedentes en otras ramas de la profesión jurídica”. Tales como el notariado, expongo; según lo establece la Ley Orgánica del Poder Judicial en el artículo 4º de su Título primero que dice: “Son auxiliares de la administración de Justicia”, entre otros, “Los Tutores, los Curadores y los Notarios Públicos en las funciones que con base en el Código Procesal Civil, se les encomiende”, según su inciso IX.
Con ello, el prestigio que lo anticipa y el hecho de que la Comisión del Congreso ya aprobó la propuesta que sobre él hizo el gobernador, sólo resta que este martes dos terceras partes de esa Soberanía ratifiquen esa aprobación para que Robles Hurtado sea magistrado en nuestro sistema judicial.
Su designación anticipa vientos de cambio en ese poder, mismos que es posible que rompan inercias y vicios que de no erradicarse impedirían al gobierno de Astudillo realizar los cambios que Guerrero exige con urgencia.
Nos leemos en la crónica gustavomcastellanos@gmail.com