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Noviembre 19, 2025 23:30 hrs.
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Judith Álamo López › tabloiderevista.com

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El final de nuestras vidas comienza el día en que nos volvemos silenciosos sobre las cosas que importan: Martin Luther King.

México vive muchas tragedias internas al tiempo que crecen las presiones externas, especialmente las estadounidenses; el pasado 15 de noviembre se efectuó la marcha de protesta en contra del régimen de la Cuarta Transformación y su incapacidad para frenar la violencia y proteger a líderes amenazados por criminales.

Fue el artero asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, el detonador de una movilización que responde al hartazgo. Si las autoridades no estuvieran en etapa de negación o de ceguera frente a la realidad de los otros no les sería tan difícil escuchar las voces de ciudadanos de 50 ciudades del país que reclamaron al gobierno de Claudia Sheinbaum que asuma su responsabilidad y busque garantizar la seguridad pública, hoy en manos criminales.

La población que vive bajo acoso, las víctimas de extorsión, las viudas, los huérfanos, las madres y familias de asesinados, secuestrados y desaparecidos tienen todo el derecho de tomar la plaza pública y gritar consignas en contra de Claudia Sheinbaum y los gobernantes que han hecho oídos sordos a sus reclamos.
En respuesta, el gobierno reprime y aumentan los agravios contra los manifestantes.

El gobierno federal, al frente la presidente Claudia Sheinbaum se comporta como un imperio represor, amurallaron Palacio Nacional, quitaron la bandera nacional –la plaza pública y los símbolos patrios les pertenecen--; asentaron a los policías atrás de las placas de acero de tres metros, pero extrañamente permitieron que un grupo de hombres enmascarados y sin máscaras armados con cinceles, esmeriles y mazos derribaran las placas.

Ese grupo focalizado como el "Bloque Negro" fue el que, de acuerdo a los reporteros presentes, arengó a los manifestantes a participar en derribar las placas.

El Bloque Negro ha aparecido en todas las manifestaciones ciudadanas de la Cuarta Transformación cometiendo tropelías y desaparece cuando se trata de concentraciones oficialistas.

El pasado sábado fueron sus integrantes –con y sin máscara—quienes con agresiones a los policías dieron motivos para la represión con gases tóxicos, cohetones, detenciones de manifestantes pacíficos quienes por cierto hoy más de una decena están acusados de intento homicida, poniendo en riesgo el futuro de estos jóvenes con 4 a 16 años de prisión (Art. 63 del Código Penal Federal) cuyo delito fue protestar.

Desde el principio existen pruebas exhibidas en la Mañanera del Pueblo para denigrar a los participantes, que son derechistas o de la ultraderecha internacional, las argumentaciones para denostar su origen sirven para legitimar la concentración.

La mandataria Sheinbaum, la presidenta de Morena y la fiscal de la CDMX, Luisa María y Bertha Luján Alcalde, respectivamente, insistieron en que a la marcha no acudieron muchos jóvenes; la respuesta es que un grupo de la Generación Z lanzó la convocatoria pero encontró eco no sólo entre jóvenes sino entre miles de ciudadanos de todos las edades.

También participaron en la marcha conocidos opositores al régimen, actualmente sin partido político e hizo la cobertura TV Azteca, concesionada a Ricardo Salinas Pliego, actualmente en litigio fiscal con el gobierno de la 4T.

En el colmo de la defenestración usaron ideólogos de la 4T la foto de la abuela de Carlos Manzo para hacer comentarios burlones que prueban la baja calidad moral de supuestos intelectuales.

La presidente Sheinbaum ha mantenido una narrativa que va de la victimización a la soberbia, acusa a los manifestantes de golpear a los policías para que respondieran y así montar la idea de que en México se reprime a los jóvenes, pero hace oídos sordos a las causas justificadas que llevaron a diferentes estratos a la protesta.

En el colmo del delirio, señaló que los insultos en su contra durante la marcha no la debilitan, ni a ella ni a su gobierno sino, al contrario, la fortalecen con el pueblo.

En ese contexto, presumió la jefe del Ejecutivo que visitó Palizada, Campeche, y que las mujeres felices, algo hermosísimo, la gente me saluda y clamó: "Ese es el verdadero México".

Pero unas horas después el verdadero México se mostró en toda su lamentable crudeza: asesinaron a una de esas mujeres felices que acogieron a la presidente, a la regidora morenista Karina Aurora Díaz Hernández.

El asunto apenas se investiga.

Los hechos ocurridos el pasado 15 de noviembre me recordó una plática de varios líderes del 68 que ocupaban puestos de jerarquía en el gobierno capitalino de Cuauhtémoc Cárdenas (1997-1999).

Ya en la intimidad de las tertulias de la cofradía, con lágrimas en los ojos, un cigarro de mariguana humeante y un caballito de mezcal, uno de ellos dijo: ¿Quién nos viera: los disidentes de ayer convertidos en los represores de hoy?
Veintisiete años después se cumplió el vaticinio, pero no llegó alguno de ellos a ocupar la presidencia de la República, sino una mujer sin liderazgos previos, procedente de una generación menor, quien participó en el movimiento promovido por el Consejo Estudiantil Universitario (CEU), donde no fue su dirigente sólo su representante frente a alumnos de escuelas participantes.

Se ganó la confianza del amado líder y de su mano llegó a la presidencia, como antes también de su mano ocupó la jefatura de gobierno de la CDMX, luego de la alcaldía de Tlalpan, y de ella, por su formación científica y calidad de mujer se esperaba mayor empatía con las causas sociales justas.

Ahora, pese a lucir más delgada y decaída, la presidente anunció este miércoles 19 de noviembre que el próximo sábado 6 de diciembre habrá una de las manifestaciones oficialistas para celebrar a Morena y las prestaciones que el gobierno otorga a adultos mayores, jóvenes y demás beneficiarios del Bienestar.

Mientras, la Generación Z prepara otra marcha contra la inseguridad y ahora también contra la represión, será el 20 de noviembre, aniversario 115 de la Revolución en una ruta afín al desfile Militar.

Si el gobierno echa a andar el mismo operativo del sábado pasado, cierra entradas al zócalo y demás, incluida la pasividad frente al llamado bloque negro, en México volverá a sonar la repudiable alarma de la represión gubernamental contra ciudadanos inconformes.

Ojalá alguna voz inteligente y democrática del grupo morenista en el poder asesore a la presidente y le aconsejen escuchar a los ciudadanos que piden se acabe con la inseguridad, la violencia y la colusión político-criminal.

No se puede tapar el sol con un dedo.

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