"¡Presidenta, presidenta!". 400 mil personas fueron testig@s de cómo Claudia Sheinbaum se convertía en la voz del poder ejecutivo, y refleja una realidad histórica: por siglos, las mujeres hemos sido regeladas al espacio privado y excluidas del poder.
De los 195 países reconocidos por la ONU, solo 29 están dirigidos por mujeres en la actualidad, y 80 han tenido una mujer a la cabeza alguna vez. Según la ONU, Según Valdés y Herrerías (2024), al ritmo que vamos, la equidad de género en los más altos niveles de poder no se alcanzará hasta dentro de 130 años. Y la crítica que leo de mis compañeras es el: ’No, no todas hemos llegado’, mi reflexión versa en lo siguiente: no todas ocupamos los espacios, es cierto, pero ahora todas sabemos que es posible, y eso es lo que marca un antes y un después con este evento histórico. Infantilizar a Sheinbaum es claramente un acto de misoginia. No todas seríamos capaces de tener la fortaleza para ocupar una posición que implica un sacrificio fuerte, convirtiéndose en alguien de confianza y lealtad para el político más influyente de los últimos años en México.
¿Saben lo difícil que es lograr algo así? Es cierto que varias circunstancias favorecieron su ascenso, pero en el terreno del poder, ¿cuántas saben realmente cómo moverse? ¿Cuántas mujeres han aprendido a actuar con discreción cuando es necesario y, de repente, ocupar posiciones de control? A nosotras nos han acusado de ser emocionales, irracionales… y ahora, esa misma mujer a la que subestimaron hombres del partido, está en el poder ejecutivo. Hoy, les guste o no, los integrantes de la élite de MORENA deben ajustarse a lo que ella decida. Es la presidenta, y sin su firma, nada puede avanzar. Su liderazgo no es solo un símbolo, es una realidad que impacta directamente los proyectos del país. ¿Cómo no va a ser eso algo significativo para todas nosotras?
No se puede desestimar su relevancia, solo porque el expresidente le haya dado su apoyo, sino porque en este momento su poder radica en lo que representa. En el contexto internacional, otros países también cuentan con mujeres al mando, como Sri Lanka, Tailandia, Islandia y la República Democrática del Congo, pero son solo 29 en total.
Un número muy pequeño considerando, como ya se ha mencionado, que existen 195 países en el mundo.
Las mujeres tenemos mucho que celebrar con la llegada de una de las nuestras a la presidencia. Podemos ser críticas, pero no al punto de caer en sexismo al cuestionar su capacidad. Sheinbaum ha sido extremadamente estratégica, colocándose como la mejor opción para continuar con un proyecto político.
Hasta hace relativamente poco, las mujeres no podíamos votar ni ocupar espacios de debate público. El sufragio femenino comenzó en Nueva Zelanda en 1893 y lentamente se fue expandiendo por el mundo, aunque no de manera uniforme. Hoy, la representación femenina sigue siendo baja, especialmente en los parlamentos, donde las mujeres apenas ocupan el 27% de los escaños a nivel mundial, un aumento mínimo en lo que va del año. Y aunque América Latina ha tenido líderes como Michelle Bachelet, Cristina Fernández de Kirchner o Dilma Rousseff, las mujeres seguimos siendo minoría en la política. (Valdés & Herrerías, 2024)
Esto no quita el hecho de que Sheinbaum ha roto barreras significativas. Ver a una mujer en la presidencia de México es un símbolo de empoderamiento para todas. El poder, como explicaba la experta Nuria Varela, no fue diseñado para mujeres. Las estructuras de poder han sido históricamente masculinas, y el hecho de que las mujeres accedan a ellas sigue siendo una rareza. A pesar de este avance, aún hay países donde las mujeres no pueden siquiera votar o participar en los sistemas políticos, y en otros, su presencia sigue siendo simbólica o marginal. A nivel global, la ONU estima que tardaremos más de un siglo en lograr paridad en los cargos más altos, lo cual refleja lo profundamente arraigadas que están estas barreras estructurales.
Aunado a esto y para terminar, me gustaría señalar un hecho que a veces se desestima y que erroneamente se utiliza para desprestigiar a otras; las mujeres hemos tenido que recurrir a innumerables estrategias para sobrevivir a lo largo de la historia. De hecho, casarse, a veces es precisamente una estrategia para sobrevivir o mujeres que terminan por actuar de una manera servilista con los jefes en empleos. Quiero decir, Podemos pensar en figuras como Kösem, Cleopatra, Catalina la Grande de Rusia, Isabel I... o somos esas mujeres que marcaron la historia o terminamos siendo relegadas y etiquetadas, como Juana la Loca.
Cuando leo a quienes no se suman a esta celebración con el pretexto de hacer una "crítica", me pregunto si esa crítica realmente busca reflexión o si es solo una excusa para aparentar coherencia y racionalidad. Si la crítica es realmente coherente, perfecto, pero la historia de este país, y del mundo, ha cambiado. Y eso, al menos yo, lo voy a celebrar.
Porque para jugar, jugó de manera excelente. Y espero que todas veamos en ella la capacidad de ser igual de astutas cuando nos toque movernos en estos espacios de poder.
Fuentes:
Valdés, I., & Á. Herrerías, A. (2024, octubre 3). México estrena presidenta: Así queda el mapa del poder femenino en el mundo. El País.
https://elpais.com/sociedad/2024-10-03/mexico-estrena-presidenta-asi-queda-el-mapa-del-poder-femenino-en-el-mundo.html