La Hoguera
Emmanuel Ameth
De concretarse la ruptura al interior del PRI tras la imposición de Carolina Viggiano por parte del Comité Ejecutivo Nacional como candidata al gobierno de Hidalgo, el partido tricolor ni siquiera dará pelea a Morena los próximos comicios, los cuales de por sí parte con una desventaja de al menos 20 puntos en las encuestas.
Y son dos las razones de peso que provocarían la caída estrepitosa, cuya responsabilidad recaería en Alito Moreno.
La primera de ellas es el ninguneo a los liderazgos políticos hidalguenses, pero principalmente si el dirigente tricolor se gana la enemistad de Omar Fayad.
La disciplina priista, donde las bases se acomodan a lo que designen sus dirigentes, no es un asunto de convicciones sino de intereses. El PRI no sabe operar elecciones de otra forma que no sea inyectando recursos y si Fayad se niega a hacerlo por un proceso en el que no se le tomó en cuenta, sencillamente no habrá forma de que las bases realicen su labor. Así es y así siempre ha sido, razón por la cual ningún gobernador priista ha ganado su espacio sin el apoyo de su antecesor.
Ciertamente Viggiano y Moreira pueden tener una cartera grande procedente de Coahuila, pero estos recursos son insuficientes para enfrentar la elección más difícil de su historia en Hidalgo. La entidad del norte tampoco puede tener una chequera abierta destinada a Hidalgo si el próximo año pasarán por el mismo proceso, a menos que el administrador en curso asuma un doble riesgo por pisar la cárcel, especialmente si en el caso de la entidad se aprecia como un esfuerzo inútil.
La segunda de las razones es el factor Viggiano.
Porque Viggiano ganó el municipio que su familia ha regenteado durante seis décadas apenas por seis votos, pese a la inyección de recursos y pese a haber candidateado a su hermano. Un resultado raquítico que si bien fue suficiente para obtener la victoria en una región de 25 mil habitantes, se aprecia incluso risible para una de más de 3 millones.
Porque Viggiano, si bien aventaja por mucho el número de cargos a los que ha llegado a su competidor Israel Félix, en ninguno de ellos ha dejado un legado que sea recordado por dejar beneficio a los hidalguenses. Es más, en por lo menos los 4 últimos existen diversos señalamientos tanto por abusos como por desvíos de recursos.
Además, porque la dupla Viggiano-Alito ha sido una suerte de Rey Midas a la inversa para el priismo. De 15 gubernaturas competidas en 2021, solos y en alianza, perdió las 15. Para 2022 se espera que pierdan 5 de 6, siendo la excepción Aguascalientes, precisamente donde el PAN puede prescindir del PRI en cualquier momento y de cualquier forma alzarse con la victoria. Su dirigencia, pues, ha sido la peor que ha tenido el tricolor a lo largo de su historia en cuanto a resultados.
Si a lo anterior sumamos que encima el PRI parte de una desventaja desde los 20 hasta los 30 puntos en términos efectivos, según diversas encuestadoras, la lucha de Carolina puede resumirse como aquella en la que peleó con uñas y dientes una candidatura en la que saldría humillada por Julio Menchaca.