Línea 12: La tragedia

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Política
Mayo 07, 2021 10:06 hrs.
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Jorge Laurel González › codice21.com.mx

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Mientras la felicidad nos parece algo natural y merecido, las tragedias nos parecen algo enviado desde fuera, como una venganza o un castigo decretado por potencias malignas a causa de oscuras culpas, o por dioses justicieros o ángeles que ejecutan sentencias ineluctables.

Héctor Abad Faciolince (Novelista colombiano 1958 - )

Abordaron en diferentes estaciones, coincidieron en el mismo vagón, cansados, después de laborar todo el día, algunos con ilusiones, Giovanny de tan solo doce años, había visto en el aparador el nuevo Play Station 5, sabía que no había manera de que sus padres, ni su abuela, que tanto lo quería, le pudiera comprar uno, pero tenía la ilusión de seguir estudiando, ser el primer profesionista de la familia y lograr juntar dinero, para tener eso y otras cosas, y lo más importante una casita para su mamá. Otros, venían pensando en sus relaciones amorosas, en su trabajo, en el tema de la pandemia, cuando de pronto, sin previo aviso, se escuchó un crujido y todos fueron arrojados hacia el vacío. Algunos murieron en el acto, a consecuencia del impacto, otros fueron aplastados y sepultados. Ahí se segó la vida, de hasta el momento veinticinco mexicanos. Después del impacto, los gritos de dolor, de angustia, que en pocos minutos fueron acallados por el sonido de las ambulancias, que cual lamento de la ciudad, despedía a sus habitantes.
La tragedia, dantesca en sí misma, se convirtió después en un teatro del absurdo, los familiares empezaron a intentar localizar a las víctimas, en la vorágine de la confusión nadie sabía nada, nadie lograba informar a ciencia cierta, donde estaba cada uno, algunos incluso, se encontraban en calidad de desconocidos, lo que dificultaba el proporcionar información confiable. Fuimos testigos en video, del dolor de la abuela de Giovanny, que desesperada lo buscaba en los hospitales donde habían trasladado a algunos de los heridos. La noticia la recibió poco después. Había muerto.
Existen dos tipos de males, los males evitables y los males inevitables. La solidaridad, como búsqueda del bien común, estaba basada en prevenir los males evitables.
En el mundo hay males inevitables: el ciclón, el terremoto, el granizo, eso es algo que no lo podemos evitar; podemos remediar o intentar paliar sus efectos; podemos ir a curar a los heridos, enterrar a los muertos, asistir a los que perdieron su hogar, pero la nevada, la tormenta, la destrucción producida por fenómenos naturales, son males inevitables.
¿Cuál es el mal evitable? El mal evitable es aquel que un ser humano le hace a otro integrante de su misma especie. Este mal, puede ocasionarse por perversidad, ineptitud, o peor aún, por ambas cosas concatenadas. ¿Por qué es evitable? Porque el que lo hace, por malo que este fuera, tiene conciencia y se le puede convencer de que ya no lo haga, o se pueden poner leyes o mecanismos de coacción, para prevenir que le gane su mala voluntad. La solidaridad es prevenir el mal evitable, no el inevitable.
En el caso que nos ocupa, nos encontramos con una obra pública, realizada durante el intervalo 2006- 2012, en su momento fue una de las obras emblemáticas de la administración del Jefe de Gobierno en turno, Marcelo Ebrard. Después de eso, la responsabilidad de darle mantenimiento a la obra, fue del siguiente Jefe de Gobierno, Miguel Mancera, posteriormente, de la actual Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum Pardo. Si se hace un análisis, vemos que la cantidad otorgada al mantenimiento del metro, fue mayor durante el sexenio de Miguel Mancera y posteriormente disminuye en el actual gobierno.
Algunas imágenes, muestran ostensiblemente lo que a nuestros ojos parece daño estructural y los vecinos, las tomaron y las subieron a redes sociales, solicitando atención por parte de las autoridades, en 2019 hubo al parecer una inspección y todo siguió su curso. Hasta que el agotamiento de los materiales, sea porque no se realizó la obra de manera idónea, porque no se le proporcionó el mantenimiento adecuado, o por las dos cosas, produjo la tragedia. No hay nada que pueda devolver la vida a los veinticinco que fallecieron (más los que se puedan acumular de los casi ochenta que hoy se encuentran heridos y que pudieran fallecer a consecuencia de los traumatismos). De acuerdo, nada les puede devolver la vida, pero lo que sí se puede hacer, es como lo dijimos al final del penúltimo párrafo, prevenir el mal evitable.
Se tiene que hacer el dictamen para tener la certeza de que fue lo que ocurrió y hacer lo conducente para que no vuelva a ocurrir. ¿Se debe castigar a los responsables? Sin duda alguna, sobre todo si la ineptitud iba de la mano de la codicia y la corrupción, en la construcción de la obra o en la falta de mantenimiento. No se debe solapar a nadie, ya lo ha dejado claro el presidente de la república. Por otro lado, es deleznable que, como buitres devoradores de carroña, haya quien trate de aprovechar la tragedia para buscar un beneficio político. Los partidos de oposición al hoy gobierno de la Ciudad de México, deberían de ser muy cuidadosos, para no ser señalados de oportunistas. El hecho ahí está, la población no es tonta, ¿tendrá un impacto en la opinión pública? Seguramente, pero no creo que sea significativo, para modificar resultados electorales en la capital de la nación. Aunque todo suma y en este caso, resta.
Aquí mismo en nuestro Acapulco, se han visto ya imágenes de lo que podría ser daño estructural, de las ballenas de concreto que forman los pasos elevados, creo que nuestra responsabilidad, como municipio y como estado, es el de hacer las inspecciones necesarias, para estar ciertos de que todo está en orden, de que es confiable tomar un puente o un paso a desnivel. El aviso ya lo tuvimos y de una manera trágica ¿necesitamos otro? En 1985 en la unidad Tlatelolco, edificios completos se vinieron abajo, por la fuerza del sismo y siempre ha quedado la duda si no también por el uso de materiales deficientes. Tenemos que entender que son vidas humanas las que están en juego y que no es posible que, por complicidad entre gobiernos y contratistas, se entreguen obras de mala calidad, recuerden el socavón en la carretera de Cuernavaca. Todos ellos son males evitables y nuestra responsabilidad, es actuar en consecuencia. Aquí no importan los colores, y los partidos, el concreto y el acero no tienen ideología, deben de tener dureza y solidez para proporcionar seguridad.
Ojalá que lo entiendan y que más allá de buscar responsables (que también es algo que se debe de hacer) nos orientemos en la detección y prevención de fallas, para evitar consecuencias tan dramáticas. Recordemos que solamente Juntos, Logramos Generar: Propuestas y Soluciones.
JLG.

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