Propuestas y soluciones

El cambio puede ser aterrador, pero ¿sabes lo que es más aterrador? Permitir que el miedo te impida crecer, evolucionar y progresar.
Mandy Hale. (1982-) Escritora y actriz británica.

En diciembre de 2019, hace dos años, se avecinaban momentos obscuros para toda la humanidad, en nuestro México, los primeros casos de Covid-19 se hicieron patentes, el 14 de enero de 2020, la primera muerte el 21 de marzo. Hoy, 5 millones de muertes más tarde en el planeta y 300,000 muertos en México, nos damos cuenta que hemos vivido una pesadilla de dos años de duración, de la cual todavía no logramos despertar.

¿Qué hicieron bien y que no hicieron mal, naciones como Nueva Zelanda o Japón?, la primera con 51 muertes en toda la pandemia, el segundo con 18,385, son temas que se tienen que evaluar. La primera nación tiene la tasa más baja de letalidad por habitante. Japón tiene casi exactamente el mismo número de habitantes que México.

Su concentración por metro cuadrado es mayor en Japón, es una nación más urbana, todavía que México.

Pese a eso, lograron controlar la pandemia, de mejor manera.

Acapulco ha sido particularmente afectado, dada su orientación hacia los servicios turísticos.

Hemos pasado por momentos complejos, especialmente difíciles, duros.

¿Qué nos espera?

Muchos científicos manifiestan su deseo, de que la variante omicron, sea una especie de regalo de la naturaleza, que aun cuando tenga un mayor índice de contagio, tenga una menor letalidad, que pudiera convertir el Covid-19 en una gripe severa.

Hemos perdido incontables amigos, muchos de nosotros, incluso hemos visto como familiares cercanos se han adelantado en el camino. No hemos podido hacer mucho al respecto.

En este tipo de situaciones, lo peor es la sensación de impotencia.

El saber que el mal está ahí, pero que no hay muchas maneras efectivas de contratacarlo.

Al menos, eso sí, podemos intentar prevenirlo, la sana distancia, el lavado de manos y el uso de la mascarilla ha sido efectivo, la vacunación, también.

La gran difusión de la pandemia, logró también producir la famosa ’inmunidad de rebaño’.

En este momento las cifras al menos en México, van a la baja, en cuanto al número de contagios y número de muertes.
Pareciera que hay esperanza y que hay luz al final del túnel.

Al menos así lo deseamos.

Necesitamos un respiro.

Es urgente. En todos sentidos, económico, social, psicológico, afectivo.

La pandemia ha producido quiebra de empresas, rompimiento de familias, daños a la salud de la población de una manera integral. No solamente por la pandemia en sí, también por el aislamiento, el miedo, la angustia, el estancamiento de la economía.


Sin embargo, México es solidario, subsidiario, empático y con una gran capacidad de resiliencia.

La resiliencia, es el proceso de adaptarse bien a la adversidad, a un trauma, tragedia, amenaza, o fuentes de tensión significativas, como problemas familiares o de relaciones personales, problemas serios de salud o situaciones estresantes del trabajo o financieras. En México somos un país con una gran capacidad de resiliencia.

Eso no está a discusión.

¿Qué debemos hacer para incrementar nuestra resiliencia? Ser realistas, usar el humor, ponerse retos, tener autonomía, conocerse a uno mismo, cultivar la empatía, valorar las amistades, tolerar la incertidumbre, conciencia de presente.

El significado de resiliencia es la capacidad que tienen las personas para recuperarse de situaciones complicadas y seguir avanzando hacia el futuro.

Las personas con resiliencia, se aprovechan de las dificultades o los traumas difíciles que viven para obtener un beneficio que le permita obtener recursos útiles para el futuro.

Normalmente son personas también con grandes capacidades cognitivas.

Actuar como una persona positiva no implica pasarse de optimista.

A veces, hay situaciones difíciles o situaciones límite que no pueden contemplarse de una manera naif, pues son dolorosas, y aceptar la dificultad de esos momentos puede servir para saber actuar en consecuencia.

Se trata simplemente de relativizar y tratar de pensar en las soluciones, y no en los problemas.

Debemos de ser capaces también de tolerar la incertidumbre.

No solo no podemos controlar todo lo que ocurre, sino que hay situaciones sobre las que -seguro- jamás podremos incidir, como son las que ni siquiera conocemos.

Si no sabemos qué pasará, lo mejor que podemos hacer es aprender a lidiar con la incertidumbre y aprender a desarrollar nuestras capacidades cognitivas.

Para 2022, asumamos el reto de intentar dar lo mejor de nosotros mismos, ser mejores personas, pensar más en los demás, ser generosos, afables, empáticos.

Eso redundará en un mejor flujo de influencias positivas a nuestro alrededor.

Recordemos que los cambios y los grandes logros, los hacemos entre todos. Estemos dispuestos a dar lo mejor de nosotros mismos, para que 2022 y el mañana sean mejores, para poder construir un mejor futuro.

¿Podemos hacerlo? ¡Claro que sí! Solo recordemos que, Juntos Logramos Generar: Propuestas y Soluciones.

Tengan un feliz fin de año 2021.

Y un excelente y prometedor 2022.

No llegará gratis.

Pongamos nuestra parte.

Y seamos irremediablemente felices.

JLG.