La Hoguera
Emmanuel Ameth
En política la forma es fondo y fue así que de manera sorpresiva Alma Carolina Viggiano Austria, secretaria general del PRI nacional, se apersonó en Mineral de la Reforma -municipio que gobierna su principal contendiente a la gubernatura, Israel Félix-, para realizar un acto de promoción que en realidad se trató de una afrenta contra la estructura priista estatal para dejar entrever sus intenciones de aspirar a la candidatura a gobierno del Estado.
Pero a la tepehuacanense, le hizo falta tacto o más bien, oficio político, incluso dejando de lado que convocó mujeres sin apegarse a las normas de contingencia sanitaria.
Porque aunque se sabe que maneja su propio proyecto personal, debió proceder de forma política, buscando simpatías, y no querer hacerse pasar por opositora, así sea dentro de una corriente al interior del mismo PRI. Es tiempo de sumar, no de brincarse las trancas y buscarse enemigos que la veten de la tan anhelada candidatura.
Pero el oficio ya le faltó cuando de se quiso comer todo el pastel y se puso en primer lugar de la lista de plurinominales por una diputación federal, un ’Plan B’ que deja la sensación de que desde ya apuesta por su derrota en lugar de ir el todo por el todo, como habrían remarcado las reglas no escritas de la política.
Y no sólo eso, sino que en lugar de buscar aliados que le ayudasen a su propósito, como ’lo que queda’ de los Osorio o los Murillo, los ninguneó y prefirió dejar los lugares a sus más cercanos -de quienes ya tiene el voto seguro- así como a su familia: el controvertido Rubén Moreira, su esposo, que la encuesta México Elige reveló que un 62.4% de mexicanos tiene una mala y pésima opinión de él; además de su hijo, el cual va como suplente, pero que va como ’juanito’ para hacerse de la titularidad del cargo.
Es así que más cerca que nunca de ver su proyecto personal crecer, las decisiones caciquiles -como las tomadas en Tepehuacán, que mantienen a la demarcación como la segunda región con menor Desarrollo Humano de Hidalgo (ONU)- le pesan y podría perder la ventaja que tiene de llegar como abanderada del tricolor, porque aún logrando la candidatura, el rompimiento con las bases por un tema tan absurdo como la ausencia de formas, la conducen a una derrota segura, incluso con un Morena que tiene que enfrentar a sus propios demonios.
Sí, es ahora o nunca, pero la política son acuerdos y formas, además de no engolosinarse para no acabar precisamente como Miguel Ángel Osorio Chong, que empachado en el poder y con posibilidades de contender por la presidencia del país -así su derrota fuera segura-, se aferra a su fuero como senador para no pisar la cárcel y se esconde de los reflectores, quedando relegado a un lugar donde si acaso se le consulta en un café, pero donde ya ni poder tiene para imponer a mera candidatura de un diputado. Hoy, no ganaría una elección ni para representante de barrio y es allí donde se debe reflejar Carolina, quien de por sí no tiene fácil competir por el partido más odiado por el pueblo mexicano y con justa razón.