A decir de analistas políticos y priistas llamados de “hueso colorado” que toda la vida han militado en el partido tricolor, mencionan que en el PRI guerrerense hay una ruptura brutal que se agudiza con la división que se ha dado entre el diputado local con licencia Rubén Figueroa Smutny, aspirante a la presidencia municipal de Acapulco y el candidato a la gubernatura del estado, Héctor Astudillo Flores, quien fue acusado por el legislador de ser “títere” de Manuel Añorve Baños y obedecerlo sin oposición, en todo lo que le pide.
Figueroa Smutny desde hace varios años no ocultaba su interés de contender por la presidencia municipal de Acapulco, aspiración que le permitió construir una estructura que se cimentaba en el fortalecimiento de los líderes seccionales priistas, sin embargo, de la noche a la mañana el Comité Ejecutivo Nacional argumentó que no podría ser el banaderado para competir por la alcaldía porteña, lo que desencadenó la furia del más pequeño de la dinastía Figueroa, hasta el grado de reunirse con su oponente de partido, el candidato del PRD, Evodio Velázquez Aguirre.
La foto que circuló en diversos medios de comunicación tradicionales y que se convirtió en viral en las redes sociales, sacudió al priismo guerrerense, el cual comenzó una campaña plagada de errores, en la que el ex alcalde de Acapulco, Manuel Añorve Baños, acusado de desviar dos mil millones de pesos de las arcas porteñas, no se le despegaba ni un segundo, al grado de proponer a su esposa, la diputada local Julieta Fernández, para ser la candidata del PRI en Acapulco, lo que fue rechazado rotundamente por la dirigencia nacional.
Otros de los errores cometidos en la campaña de Héctor Astudillo, es que los escándalos en los que se señalaba directamente a perredistas de su culpabilidad, como los hechos ocurridos en Iguala y el descubrimiento de la red de corrupción del gobernador con licencia Ángel Aguirre Rivero, quien es acusado de desviar cientos de millones de pesos de las arcas públicas, no los supieron capitalizar y ahora parece que su indecisión les cobrará la factura este 7 de junio, donde el PRD va en ascenso después del desplome que sufrió por los normalistas desaparecidos y el PRI se debilita cada vez más por los conflictos internos y la lucha de poder entre los dinosaurios que no permiten se modernice la institución.
Ahora, algo más grave ocurre en el PRI de Guerrero, los viejos priistas, acusados de corrupción y quienes migraron con el gobernador con licencia Ángel Aguirre Rivero cuando éste no fue elegido candidato de esa fracción para contender en las elecciones de 2011, ahora como si nada hubiera ocurrido regresan y son miembros activos de la campaña del candidato Héctor Astudillo, a quien ya le afectan su imagen porque son los mismos involucrados en la red de corrupción y nepotismo durante la gestión del ex mandatario estatal, como Humberto Zapata Añorve, ex secretario de Desarrollo Rural, Miguel Mayrén, ex subsecretario de la misma dependencia, entre otros, los cuales al ver que ya no podían “mamar” de la chiche de su ex jefe político, se regresaron al tricolor, de donde aprendieron el saqueo, el engaño y la traición, algo de lo que ya está harta la sociedad guerrerense.
En fin, ahora la designación de Bismark Villanueva como jefe de prensa de la campaña de Astudillo, nos afirma que Añorve Baños está detrás de las decisiones oscuras del partido, la división con Figueroa Smutny y su bloqueo para que fuera candidato a la alcaldía porteña; el regreso de los viejos priistas que migraron al PRD de la mano de Aguirre Rivero y que ahora vuelven como si nada hubiera pasado, entre tantas cosas negativas que empañan la carrera por la gubernatura de Héctor Astudillo, quien ya perdió en 2005 y que ahora, puede acumular la segunda derrota frente a Beatriz Mojica Morga, quien va en ascenso y que cada día se gana en mayor medida la confianza del electorado en Guerrero.