La Hoguera

Solapa la SEPH a rector de la UPP pese a su notable incompetencia

Solapa la SEPH a rector de la UPP pese a su notable incompetencia
Derechos Humanos
Febrero 04, 2019 04:39 hrs.
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Emmanuel Ameth › Emmanuel Ameth Noticias

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Incompetente: Que no tiene la capacidad suficiente para hacer cierta cosa, especialmente un trabajo, o para ocupar un determinado puesto.

No hay mejor descripción para Marco Antonio Flores González, quien en tan solo dos años al frente de la Universidad Politécnica de Pachuca (UPP) no ha hecho otra cosa que demostrar que pudo haber sido un buen docente o incluso investigador, pero que no tiene la capacidad ni la entereza de resolver los asuntos más simples que su cargo le confiere.

Y su incompetencia es tal, que embarra a Atilano Rodríguez Pérez por el mero hecho de solaparlo.

Las pifias de Flores González comenzaron a revelarse desde 2017, año en el que las autoridades de la UPP distribuyeron en un simposio botellas de agua que los mismos estudiantes donaron un día antes pero para los damnificados del sismo de 2017.



La ambición y falta de inteligencia -o madre-, les hicieron convertirse en una pifia nacional que bien le pudo costar el puesto al rector; pero inexplicablemente, la SEPH lo dejó en funciones.

Pero la gota que derramó el vaso es la incompetencia para con un profesor de la institución.

En una reunión, el profesor Manuel Moreno Vera hizo uso de la voz para evidenciar dos asuntos muy puntuales: el asunto de sus sueldos así como los del servilismo de los directivos para acarrear alumnos a eventos del Revolucionario Institucional (PRI).

Un directivo competente, habría dejado que terminara el reclamo para posteriormente argüir que no era el espacio adecuado para discutir los temas, que tocaría los mismos con la mayor atención en la primera oportunidad y que respetaba su opinión pero no la compartía. En una charla posterior, pudo informar que la cuestión presupuestal es un asunto técnico, que no tiene la autonomía para modificar presupuestos y que incluso le invitaba a realizar un proyecto al ejecutivo e incluso a realizar cabildeo con los legisladores para que las demandas llegaran a buen puerto.

El problema es que Marco Antonio Flores no es ni remotamente competente.

Lo que hizo fue pedir que se callara, quitar el audio al micrófono y posteriormente notificarle su baja al docente que, dicho sea de paso, no comentó nada fuera de la realidad.

Al ser entrevistado sobre lo anterior, el directivo afirmó que extendía la invitación de las autoridades, mas nunca que obligaba a los estudiantes para acarrearlos. Otro error, pues deja entrever que Moreno Vera siempre tuvo la razón con lo que refería.

Y fue más allá. Reconoció que suspendió al docente, pero esta vez, señalando una supuesta falta de respeto de la que presumió tener pruebas -y de la que no ha presentado ninguna-.

Pero todavía había salida al lío en el que solo se envolvió, hasta este punto. Bastaba hablar con el profesor y reconocer su error. No es tonto el que se equivoca, sino el que no lo reconoce. Desafortunadamente para el que es tonto, todos a su alrededor lo saben menos él mismo.

El profesor hizo una huelga de hambre para solicitar una explicación sobre lo ocurrido, teniendo una audiencia con el rector.

Lo único que debía hacer era recibirlo e intentar dialogar con el mismo. Recurriendo a su reinstalación y hablando sobre lo que debió hacer en un principio en materia de presupuesto. Incluso comprometiéndose a no volver a acarrear alumnos (además de hacer una concesión al profesor en su argumento, es un echo que debería costarle el puesto).

Pero bajo el manto de la cobardía y el reconocimiento -tal vez interno- de un error, nunca dio la cara. Al rector no le enseñaron a ser hombrecito y esa incompetencia no es directiva, es una carencia personal.

La salud del docente mermó y sabrá dios qué es lo que esperaba el mandamás de la UPP, tal vez que alguien más le resolviera el problema.

Allí es donde vino la segunda incompetencia de la SEPH, puesto que la primera fue la de dejar en manos de un incompetente la solución a un problema que no hizo otra cosa que escalar.

Y es que en lugar de buscar una solución, sospechosamente, querían dar atención médica sin la presencia de familiares al profesor. Un acto que muchos pueden entender incluso como intento de homicidio, bajo la complicidad de paramédicos y una multitud de uniformados que actúan por obedecer, nunca por pensar.

Tal vez fue por eso que nunca les pasó por la cabeza que al ser descubiertos tratando de privar ilegalmente de la libertad a alguien, pudieron argumentar que lo primero que les preocupaba era la salud, y que si bien no había consentimiento del afectado podría deberse a que no estaba en las condiciones de decidir; así pues, sus actos fueron de buena fe e incluso invitaban a familiares al acompañamiento al nosocomio. Claro que no podían decir lo que ni siquiera habían pensado, pues en videos obra el aislamiento del que querían hacer del profesor.

Luego vino la manifestación de los estudiantes y nuevamente, cual brutos, lejos de dialogar hubo confrontaciones.

El saldo al día de hoy es una persona enferma y sin empleo, autoridades señaladas por quienes vieron los videos como presuntos homicidas y un Secretario de Educación desgastado del que también podrían pedir su puesto -aunque tal vez sea igualmente apapachado por Fayad- además de una comunidad estudiantil unida, que evidenció a las autoridades como falderas del PRI y todo, por mantener a un incompetente.

¿De qué privilegios goza el directivo para mantenerse en su puesto pese a su probada fala de capacidad? ¿negocios en lo oscurito será? En este espacio, vamos a tratar de llegar a los porqués y difundiremos lo que de las investigaciones periodísticas emane.

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