Solo 14 razones (detestables) para estar de mal humor
- La gana, desechable por comprometedora, de adherirte a la fiesta vecinal a las diez de la noche, aunque no fuiste invitado, antes de que empiecen a cantar canciones de Juan Gabriel.
- Advertir que en efecto la investidura presidencial en nuestro país ha sido minimizada, y reconocer lo que dijo el historiador Enrique Krauze: solo con dignidad y valentía se les enfrenta a personajes como Donald Trump.
- La impertinencia que distingue a los payasos que se suben al transporte público y lo utilizan como foro de sus absolutas astracanadas, no exentas de leperadas explícitas e implícitas.
- Que te den moneda fraccionaria sujeta en bloques, con adhesivo, de 10, 20 o 50 pesos o billetes rotos en establecimientos comerciales.
- La soberbia, infinita y contagiosa, que distingue a funcionarios públicos de los tres niveles de gobierno que son, invariablemente, impuntuales y mentirosos.
- La impertinencia exhibicionista de las parejas que caminan, lentamente, entrelazados como en el juego infantil de las cebollitas.
- Levantarse, a las apuradas, de madrugada, encender el calentador y darse cuenta que el gas se ha terminado.
- Escuchar música clásica en alemán y recordar, en automático, que dentro de las metas personales aún está sin atenderse la de aprender otro idioma.
- Estar con resaca, sin ánimo, con unos cuantos billetes; asomarte a tu agenda de actividades y pendientes, y sentir la creciente gana de almorzar un delicioso pozole, mientras el tiempo se te achica en el medio del tráfico vehicular y darte cuenta que necesitas avisar por celular que vas a llegar tarde a tu compromiso.
- Mirar las portadas de los periódicos impresos, y sentir que tu ánimo desciende por la imperiosa notoriedad de información de nota roja, y que también en los noticieros de la televisión abierta se desviven por aumentar audiencia con notas recargadas de violencia cotidiana.
- Recibir felicitaciones por tu cumpleaños un día después, de parte de tus parientes cercanos.
- Dar a conocer que para el 15 de septiembre has decidido leer y escuchar música y ver películas en casa desde las cinco de la tarde, porque el tumulto, la desbandada de cohetes y de borrachos de ocasión, son evitables, y a cambio recibir, sin piedad, la etiqueta de ser senil y amargado por quienes escuchan la novedad septembrina.
- Escuchar, sin buscarlo, circunstancialmente, reegeton.
- Que te pongan de ejemplo... en pláticas donde alguien quiere hacer énfasis en cosas de la vida que no se deben hacer. En este caso aplica la condescendencia porque, regularmente, quien hace esos comparativos son personajes de buena conciencia que perciben estar en los dinteles de la gloria celestial.
-