Temporada Capricornio

Estamos a pocos días de que el 2025 termine.

Me parece una hermosa casualidad que esta transición ocurra bajo un signo de tierra: Capricornio. Un signo con la naturaleza de revisarse y la capacidad de sentir profundamente.

Estas fechas cargan una energía particular; nos invitan a mirar el calendario con honestidad, a revisar las metas establecidas y, al mismo tiempo, a reconocer la emoción de lo que sí logramos y de aquello que apenas comenzamos a construir.

Y justo desde ahí quiero partir.
Hoy podemos mirarnos de frente al espejo. Han transcurrido casi 365 días desde que este 2025 comenzó y, sin duda, muchas cosas han pasado. ¿Cuántas de ellas nos estarán pesando ahora?

En estos días, cuando el calendario y las metas nos confrontan, vale la pena revisar no solo los propósitos que tuvimos, sino también quiénes fuimos y quiénes dejamos de ser.

En la calidez de nuestro primer hogar —que somos cada quien— toca celebrar lo vivido: los sueños que se cumplieron, las metas que se replantearon, los amores que sanaron, los trabajos que se valoraron, los miedos que se enfrentaron.

Reconocer el crecimiento también implica cambiar la forma en que nos medimos, dejar de hacerlo con crueldad. Cada vivencia es única y, aunque pareciera que no tuvimos un año más ordenado, productivo o como sea que lo queramos llamar, la grandeza también estuvo en encontrar distintas maneras de sostenernos, de ser resilientes frente a lo que fuimos viviendo.

Esta temporada nos recuerda que lo que pensamos hacer, decir y vivir para nuestro bien está pensado para disfrutarse a largo plazo. A veces el avance no se demuestra en logros visibles, sino en la constancia silenciosa, en la responsabilidad emocional, en volver a intentarlo aun cuando el cansancio pesa.

Hoy no se trata de borrar errores. Iniciar un año nuevo en temporada Capricornio se trata de continuar.

Que este 2026 no lo comencemos desde la nada, sino desde lo aprendido, desde lo que resistimos, desde lo que sostuvimos incluso cuando quisimos soltarlo. El calendario se renueva, pero nuestro proceso personal sigue.