LETRAS SUELTAS, ALMA FEROZ
Emireth Bollás Mendoza
El Día de Muertos es una celebración mexicana con la que podemos honrar la memoria de nuestros seres queridos que ya no están en este plano terrenal, entendiendo que su muerte no es el final, sino el inicio de un nuevo ciclo.
Pero en esta fecha también tenemos la oportunidad de mirar a quienes se abren paso en el portal hacia la vida; a quienes, con su luz y su presencia, nos recuerdan que existir también es una forma de trascender, de dejar legados…
Y una de esas almas sabias es la de mi hermana. Nacida un primero de noviembre en un puerto con olor a sal, hija de Plutón, con sus dedos largos y chinos acairelados. Era lo suficientemente cercana como para hacerla mi cómplice de travesuras y lo suficientemente lejana como para saber que ser uno de sus ejemplos era demasiado desafiante para mí.
Las grandes aventuras que habitan en mis recuerdos no se pueden explicar sin su presencia. ¿Cómo olvidar cuando una le cortó el fleco a otra y terminamos regañadas las dos? ¿O cuando tuvo que esconderse detrás de la puerta para molestar a alguien que la molestaba? ¿O cuando una de las dos se abrió la ceja por correr bajo la lluvia?
Su presencia es esa vela encendida en medio del cuarto; mi mujer Escorpio favorita se impone siempre, pero nunca desde su fuerza. Por su capacidad de manejar datos de diversos temas, tiene la facilidad de captar la atención de quienes la rodean.
Camina por el mundo con la seguridad de alguien que lleva la experiencia de muchas vidas, no se deja distraer por lo innecesario ni deslumbrar por brillos falsos.
Su pasión, fortaleza, inquietud y compromiso son el sello de su vida. Mi hermana es una mujer que inspira: se entrega a su música, a su vocación por enseñar, no se deja engañar y siempre cuestiona.
Aunque han pasado los años y ella es más alta, más exitosa y asombrosa, yo siempre seré su hermana: la que, a pesar de las diferencias, estará para defenderla y para celebrarla.
Mi hermana cempaxúchitl trajo a mi vida, y a esta fecha, la alegría de recordar no solo a quienes regresan cada año, sino también a celebrar la vida de ella, que con su existencia me enseña lo valioso que es coincidir con ella.