Nuestro análisis observará momentos específicos de la guerra entre Rusia y Ucrania, así como la actual coyuntura. Lo anterior partiendo de que hace suya la conceptualización del conflicto como guerra híbrida.

Unidiscurso y posverdad en la guerra ruso-ucraniana

Unidiscurso y posverdad en la guerra ruso-ucraniana
Política
Diciembre 12, 2022 21:34 hrs.
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corresponsales AIPCC › Prensa Comunitaria Continental

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Como recurso mediático, el unidiscurso refiere a la interpretación y difusión homogénea sobre acontecimientos, procesos, coyunturas, desde el sesgo de la unilateralidad, desde la contracción de las diversas aristas del asunto, para el propósito de recrear una situación emocional en el público, desde el plano de la anulación de la objetividad, desde la ponderación ideológica, es decir, de la posverdad. En adelante, se tratará el uso de un unidiscurso y la elaboración de una posverdad como recurso de Occidente en la actual guerra que libran Rusia y Ucrania.

Nuestro análisis observará momentos específicos de la guerra entre Rusia y Ucrania, así como la actual coyuntura. Lo anterior partiendo de que hace suya la conceptualización del conflicto como guerra híbrida por desarrollarse simultáneamente en los ámbitos militar, económico, financiero, energético, religioso, demográfico y mediático. Desde esta última dimensión, la mediática, por lo argumentado antes, visualizaremos el conjunto.

Las representaciones construidas desde Occidente acerca de la guerra ruso-ucraniana, plantean la necesidad de que se observe el sutil mecanismo de cómo opera. CNN, Deutsche Welle, El País, Euro News, entre otros medios, impulsan en su agenda comunicativa el unidiscurso sobre el conflicto.
Además, cancelaron como buenas democracias las emisiones de Sputnik y RT. Bajo el manto de democracia, persiguen distinguirse de los medios de los países que ellos califican de autoritarios, buscan difuminar que sus monopolios mediáticos actúan al unísono, que a modo de nodos dispersan la percepción de su política comunicacional totalitaria.

Demos ahora pie a los episodios relevantes de la propaganda occidental en el marco del conflicto: ¡Rusia inició la guerra! ¡Rusia viola el derecho internacional! ¡Las sanciones económicas estrangularán a la economía rusa! ¡La victoria ucraniana en Jarkov y la toma de Jerson anuncian la derrota de Rusia!

Sobre el primer enunciado, la llamada operación militar especial rusa como inicio de la guerra, tiene su antecedente en la pretendida expansión de la OTAN hacia la frontera con Rusia. A partir de la caída del socialismo real en Europa del este y la debacle de la Unión Soviética, la OTAN amplío su esfera hacia los países del ex Pacto de Varsovia y de diversas repúblicas escindidas de la URSS. El relanzamiento de Rusia como potencia militar con el desarrollo de nuevas tecnologías militares, entre otras los misiles hipersónicos, generó una disparidad en diversos renglones con sus contrapartes occidentales, lo que levantó alarma, y lanzó a la OTAN a su nueva aventura.

La Revolución de la Plaza del Maidan, puede también ubicarse como efecto de la instrumentalización por parte de los Estados Unidos de un Golpe de Estado para derribar al gobierno prorruso ucraniano, para llevar al poder a las fuerzas políticas pro occidentales, y extender a la frontera con Rusia la jurisdicción de la OTAN. La seguida compaña contrainsurgente hacia los ciudadanos de origen y parlantes rusos del sur y este de Ucrania y la intención de recuperar la Península de Crimea, tomada por las fuerzas militares rusas, activaron la posición de Rusia, para efecto de garantizar su seguridad nacional. De 2014 a inicios del actual año, los esfuerzos de mediación plasmados en los Acuerdos de Minsk 1 y 2, la búsqueda por la parte rusa del reconocimiento por la OTAN de un esquema que garantizara la no vulnerabilidad de la Federación, fueron desestimados. Todo lo anterior fue el detonante de la intervención militar en Ucrania, y no solo una fútil aventura de Putin comenzada el 24 de febrero de 2022.

La invasión rusa, dicen los medios afines, viola flagrantemente el derecho internacional, al socavar la soberanía en independencia del Estado ucraniano ¿Acaso el derecho internacional no contempla la seguridad de las naciones como un elemento inherente para la coexistencia pacífica en el orden mundial? Lo cierto es que Ucrania, en el tablero de ajedrez de Occidente, aparece como la avanzada nuclear contra Moscú, de ahí lo contradictorio de referir el derecho internacional por parte de la OTAN.

La sentencia afirmativa sobre el impacto que las sanciones económicas interpuestas por la Unión Europea y el mundo anglosajón a Rusia está en entredicho. El país eslavo, por mencionar solo dos rubros, encontró hacia dónde dirigir el gas y el petróleo que vendía a Europa, pudiendo concretar un superávit comercial favorable por decenas de millones de dólares. Diversificó su comercio internacional en espacios geográficos distintos a Occidente. Además, parte sustancial de los intercambios comerciales se realizan sin el dólar, se concretan en las monedas nacionales.

Es Europa la que en todo caso no la pasa bien. Amplios sectores de las economías nacionales de los países miembros de la UE fueron perjudicados con las sanciones, al romperse los nexos de intercambio. Pero lo fundamental es el cese de suministro de gas ruso a Alemania y Europa, no solo por el invierno en pie, sino por las implicaciones para la industria germana y sus satélites europeos, pues el precio del abasto proveniente de Estados Unidos, es por lo menos es cinco veces más alto, lo que pronostican especialistas, impulsará una fuga masiva de capitales de Europa hacia el país norteamericano, objetivo que Washington, dicen, buscaba de un inicio.

Sobre el último punto, la victoria ucraniana en la guerra por las tomas de Jarkov y Jerson, podría tomarse como punto de partida para eslabonar las derrotas tácticas rusas, el fallo en la toma de Kiev y el descabezamiento del gobierno de Zelenski, a lo que le sigue el poco avance en el Donbas y en el sureste la imposibilidad de conectar con Odesa y de ahí a Moldavia. Lo cierto es que el estancamiento de la ofensiva rusa y su repliegue en Jerson y Jarkov se explican por la tecnificación, adiestramiento y masificación de las fuerzas ucranianas. Dotados de armamento antiaéreo y antiblindado ligero, con equipo y munición de artillería, con drones, con sistemas misilísticos de ataque a profundidad y con tecnología de comunicaciones y de ubicación satelital, pudieron los ucranianos dar diversos golpes de importancia al ejército ruso.

Pero las victorias señaladas no son la guerra. Generales del Pentágono han señalado la imposibilidad de Ucrania para conquistar los territorios anexionados por Rusia. Los tiempos a los que los rusos juegan la guerra son otros que los de Occidente y el invierno será definitivo. Los actuales ataques a la infraestructura eléctrica ucraniana plantean un escenario de debacle para el gobierno de Zelenski, para sus fuerzas armadas y para el aventurerismo de la OTAN.

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