Zona Cero

Con el nombramiento del Concejo municipal de Tixtla, el Congreso local está dando el primer paso para recuperar la legalidad en ese municipio. Recordemos que en ese lugar, el pasado 7 de junio, no se instalaron –o más bien las violentaron- el veinte por ciento de casillas por acciones violentas de quienes ahora pretenden apoderarse del control del ayuntamiento, la Asamblea Popular Municipal de Tixtla, sin tener la representatividad del total de la ciudadanía.

Este provisional órgano de gobierno, funcionará mientras el instituto electoral organice y reponga la elección de julio del 2015, y que el Tribunal Electoral Federal no hizo válido. En realidad la concurrencia a las urnas en la pasada elección hubiera permitido nombrar al presidente municipal en la persona de Saúl Astudillo, y pero fue gracias a que se robaron las urnas como echaron abajo la elección, aunque a contracorriente del sentir popular.

Tomar el control del municipio por parte de las organizaciones sociales dista mucho para quienes pretenden hacerlo, con el argumento de que los partidos políticos no representan los intereses de toda la población además de estar corrompidos. El problema es que éstas tampoco representan la mayoría de la población, por eso es que su pretensión de nombrar su consejo municipal no tiene esa fortaleza como para desconocer las decisiones del Congreso del estado.

Hasta el momento no existe más vía que la electoral para acceder a los puestos de elección popular, quererlo hacer por otra vía es ilegal, así que los integrantes de la organizaciones sociales que pugnan por apoderarse del municipio, no les queda más que seguir dos vías: insistir en sus acciones ilegales para intentar lograr sus propósitos, con las probables consecuencias legales por parte del Estado, o participar legalmente por la vía electoral, como una parte de estos grupos han decidido. Algunos integrantes del Consejo Municipal son parte de la Asamblea Popular de Tixtla. Eso invariablemente le da legitimidad y legalidad.

Legalidad y legitimidad que también tienen aquellos que el día miércoles asumirán el cargo de presidentes municipales, como Marco Leyva, en Chilpancingo; Evodio Velázquez en Acapulco, joven perredista que aguantó presiones de todo tipo para que desistiera de sus intenciones de ser candidato y salió avante, o también el otro joven Jhobbany Jiménez Mendoza, quien fue desaprovechado en el PRD a pesar de la tendencia ganadora que tenía y lo arroparon en el Partido Verde Ecologista de México, y ahora el municipio de Mochitlán se vestirá de verde

Jerónimo Mora Chino, es el alcalde electo en Acatepec, joven economista con ideas innovadoras para su municipio, y el de Atlixtac, es el profesor Marcelino Ruiz Esteban, ambos del PRD, pero con calidad para gobernar.

Cada presidente municipal trae su propia historia, pero lo importante es que porta la confianza de la ciudadanía, o al menos eso quisiéramos creer, y ese capital político es lo que debe ser el fundamento para bien gobernar.